Elvis – Crítica – La mejor película de Baz Luhrmann y uno de los mejores biopics de la historia del cine

Mucho se ha dicho de ‘Elvis’, biopic del mítico Elvis Presley, dirigido por el inclasificable Baz Luhrmann (responsable de clásicos como ‘Romeo+ Julieta’, ‘Moulin Rouge’, o de propuestas no tan aplaudidas como ‘Australia’ o ‘El gran Gatsby‘), y protagonizado por Austin Butler y Tom Hanks. La verdad es que ha habido cierta división de opiniones entre la crítica especializada, aunque haya ganado el sí, y parece que el público también ha quedado satisfecho, siendo un relativo éxito de taquilla (pero jamás al nivel de la sobrevalorada ‘Bohemian Rhapsody‘). Pues ahora ha llegado mi turno, ya que por fin la he podido ver y… mis impresiones no podrían ser mejores, hasta el punto de considerar a este biopic como uno de los mejores de la historia.

No soy el mayor fan de Luhrmann (tampoco soy un detractor), con un estilo cinematográfico que sólo se podría calificar de barroco y alocado, que te podrá gustar más o menos, pero es incuestionable que es único e irrepetible, ya que estamos ante uno de esos cineastas con un sello propio e inconfundible. Sólo por eso, ya merece toda mi admiración, pero lo que ha hecho en ‘Elvis’ va más allá, logrando que dos horas y media de película no se hagan pesadas y se disfruten como si fuesen muchos menos minutos. ¿Cómo ha podido lograr tal hazaña? Sencillo, con un ritmo frenético y endiablado, sin dar prácticamente ni un solo respiro al espectador, y teniendo las cosas muy claras, ya que aquí no hay tiempo para subtramas secundarias, es decir, relleno.

Atención al maravilloso montaje, a los inmortales planos, al poderío de las imágenes o a la paleta de colores, siendo un conjunto de elementos que confirman que estamos ante un cineasta que jamás renuncia a su estilo y presentando un biopic que no deja hueco para el aburrimiento, siendo una delirante y furiosa experiencia para el espectador. Quizás haya un sector del público que prefiera los biopics más pausados y en los que se cocine todo a fuego lento, entendiéndose el rechazo de una parte de los críticos profesionales (ya sabéis, los carcas de siempre…), pero si aceptas las reglas del juego, la apuesta está más que ganada, en un soplo de aire fresco que no se deja nada en el tintero.

Es prácticamente imposible condensar la vida de Elvis Presley en apenas dos horas y media (quizás el formato para plasmarla toda con exactitud sería en una serie), por lo que Luhrmann (junto con los otros tres guionistas) opta por reflexionar y presentar una crítica feroz a la codicia y la fama, con sus luces y sombras, y todo presentado por el villano de la historia, un mordaz narrador que insiste en lavar su imagen, pero al que le es imposible defender lo indefendible. Creo que este recurso es tan interesante como acertado, ya que lo vemos (casi) todo desde sus ojos, pero sin que ello impida que nos acerquemos a la figura de Elvis y su tortura personal.

Sí, es la clásica historia del éxito y el fracaso, de los sueños rotos y de como el personaje engulle a la persona, pero está contada de una forma ante la que es imposible no rendirse. Ojalá más propuestas atrevidas y desenfrenadas como la que nos ocupa, porque se podría haber pecado de conformistas y caído en el error de presentar otro biopic del montón, con tiempos muertos y de corte clásico, cuando esa película ya la hemos visto, pero aquí asistimos a un festival sin concesiones. Un deleite para el paladar, y una orgía visual que no deja indiferente. Puro cine.

En cuanto al reparto, Austin Butler ya tiene el Oscar entre sus manos, y si no sucede, vamos a tener un problema, ya que si se lo dieron a un muy inferior Rami Malek por su Freddie Mercury (y sin olvidar que ignoraron a un superior Taron Edgerton con su Elton John de la maravillosa ‘Rocketman’), se lo deben a Butler, sin excusas. Pero dejando las injusticias a un lado (espero que al menos se dignen a nominarlo, aunque se merece todos los premios habidos y por haber) Butler está sobresaliente como Presley, a pesar de no parecerse físicamente, un hándicap del que Butler sale airoso sin problema alguno.

Y no, no es gracias a la magia del maquillaje, es gracias a la magia de su impecable actuación, tan fascinante como magnética (recalcar que muchas canciones las canta él mismo, por no hablar de los sensacionales movimientos), y confirmando que estamos ante un intérprete a tener muy en cuenta (yo ya me he hecho fan). Él es Elvis, y eso no está al alcance de cualquiera. De diez.

Respecto al bueno de Tom Hanks, vuelve a demostrar sus dotes camaleónicas en un registro opuesto al que nos tiene acostumbrados, ya que suele acomodarse en el rol de bonachón, y aquí hace de un ser mezquino, siendo un cambio interesante. No obstante, y a pesar de los kilos de maquillaje, tengo sentimientos encontrados respecto a su actuación, ya que en no pocos momentos he recordado que ahí estaba el señor Hanks, y hay algo que no me acaba de convencer, aún siendo una buena interpretación, aunque no es de las mejores de su carrera, eso está claro. Sobra decir que el resto de secundarios también están maravillosos.

En conclusión, ‘Elvis‘ es un regalo para los fans y para cualquier espectador que tenga cierto interés en esta historia, con un inmenso Austin Butler y un Baz Luhrmann totalmente inspirado, en un film que está a la altura del rey y su leyenda. La mejor película del director, una de las mejores del año y, como ya he indicado, uno de los mejores biopics de la historia del cine, al menos para quien esto escribe. Imprescindible. Larga vida al Rey.

Crítica en vídeo:

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