
Debo reconocer que, a pesar de amar las dos primeras películas de la saga (repito, las dos primeras, aunque Jurassic World se deja ver), no tenía intención alguna de ver esta serie infantil de Netflix, de dibujos animados y que cuenta con unos protagonistas adolescentes que van al famoso parque.
Finalmente, y como suele suceder en la mayoría de las ocasiones, la curiosidad ha vencido la batalla, y la verdad es que me alegro, porque no puedo negar que me he llevado una grata sorpresa. Y es que estamos ante una simpática propuesta que respeta el espíritu de las películas originales y que cumple en su cometido de ofrecer un producto tan ameno como entretenido.
Quizás el punto más flojo de la serie sea el de la animación, eso sí, con unos dinosaurios que lucen increíblemente bien, aunque no siendo el caso de los protagonistas humanos (con unas animaciones algo básicas y rudimentarias), aunque jamás rozando la mediocridad de otras producciones similares enfocadas a los más pequeños. Una animación que cumple y no chirría en ningún momento, aunque se nota que sí han escatimado en gastos, al contrario de lo que diría el mítico John Hammond.

La propuesta está claramente enfocada al público infantil, aunque sin tratar en ningún momento de bobos a los más pequeños de la casa, siendo una serie familiar que pueden disfrutar todos los espectadores si se dejan los prejuicios a un lado. Esta serie no ha venido a reinventar la mitología ni a intentar estar por delante, siendo un sentido homenaje que seguramente los fans de la saga disfruten sin pudor alguno.
Y bueno, respecto a los que (semanas antes del estreno) se quejaban de que no fuesen a haber muertes ni casquería, están de enhorabuena, ya que sí que hay de lo primero, aunque no de lo segundo, ya que al ser un producto dirigido a los más pequeños, las muertes siempre son fuera de cámara y jamás explicitas. La verdad es que sorprende que se hayan atrevido, aunque todavía me inquieta que criticasen la ausencia de sangre en un producto animado claramente para niños. Nos está quedando un mundo…

Los seis personajes principales están bien desarrollados, aunque algunos son bastante cliché, pero nada que resienta el conjunto, dando la producción buenos valores, como el de la amistad, en unos críos que no molestan, no se hacen insufribles y tienen cierto carisma. Digno de admirar.
Mención especial a la fabulosa banda sonora, rescatando temas del mejor compositor de la historia, ya sabéis, el señor Williams, y con unas partituras propias que funcionan muy bien, en especial en los momentos tensos o épicos, que los hay.
En conclusión, estamos ante una pequeña sorpresa, sin pretensiones de ningún tipo, y que podrán disfrutar tanto pequeños como adultos, y más si se es fan de los dinosaurios o de las películas. Una opción más que recomendable para disfrutar en familia.
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