Review del programa 4 con la expulsión de Saray
Pues aquí estamos en el quinto programa de esta octava edición de MasterChef, en un episodio a priori limpio y centrado en cocina, ya que tuvimos la suerte de librarnos de la insufrible Saray, que ya está haciendo ruido para ser concursante de realitys de otra cadena (comentando este mismo programa en Twitter, riéndose del mismo y menospreciando a ex-compañeros… cuando no hay nivel…). Lo que quiso desde el principio, vaya.
En otro orden de cosas, el programa comenzó con la advertencia de Jordi de que esto era un programa de cocina y de que los concursantes se centrasen en eso. A continuación, le preguntó a varios participantes qué les había parecido el incidente de Saray, quedando su anterior discurso en agua de borrajas… Necesitan el show, por mucho que renieguen del mismo (y es que es así desde hace demasiadas temporadas…).
Por cierto, todos los concursantes coincidieron en que están mucho más tranquilos sin la presencia de Saray ni tener que aguantarla en la convivencia, ya que algunos admitieron que era imposible compartir casa con ella. No te digo nada y te lo digo todo.
Por cierto, ya me aborrece el afán del programa y los jueces por convertir a Andy en el villano de esta edición. Sí, es un estratega, pero, ¿qué hay de malo en ello? En fin, como si no hubiese otros candidatos para dicho rol (José Mari, sin ir más lejos).
La primera prueba consistió en el infravalorado arte culinario de cocinar mediante la fritura. Parecía una prueba sencilla, pero como suele ocurrir en este programa, no lo fue y casi todos resbalaron, a pesar de jugarse el preciado pin de la inmunidad.
Al tener el concurso la ausencia de un concursante polémico, los jueces se encargaron de ir a machete con los pobres concursantes, siendo especialmente duros en sus valoraciones, como suele ocurrir cuando quieren hacer ruido. Por cierto, no estoy nada de acuerdo con lo que Jordi Cruz le dijo a Fidel, sobre su actitud en las cocinas. Es como si no tuviesen mucho que decir y buscasen cualquier excusa para sacar a pasear el bate sin necesidad alguna.
Los tres únicos decentes fueron Juana, Ana y José Mari, siendo estos dos últimos los mejores de la prueba, disputándose el pin de la inmunidad en otra nueva prueba para decidir quién se llevaría el premio.
A destacar la llegada de Aleix, más que merecido ganador de la anterior edición de MasterChef, es uno de los ganadores más humildes y auténticos que han pasado por el concurso. Me alegro que sus sueños se estén cumpliendo. No obstante, el ex-concursante vino con un propósito bastante perjudicial (a priori) para Ana y José Mari, ya que Aleix iba a competir con ellos por ese pin, si es que todo esto tiene algún sentido.
A destacar la selección de ingredientes por parte de Ana y José Mari, demostrando este último lo autoritario y mal compañero que es, por mucho que se esfuerce en ocultarlo (y encima con imitaciones bochornosas). Por cierto, el plato era libre en base a los ingredientes escogidos, y claro, eligieron carne porque la especialidad de Aleix es el pescado, algo que les recordaron los jueces, por si las moscas.
A destacar también la presencia de Toño Pérez (chef entrañable donde los haya) y Marcos Morán en la prueba, que sustituyeron durante un rato a los tres jueces, en un momento tan curioso como agradecido, por cambiar la rutina, más que nada.
Al final salió victorioso, contra todo pronóstico, José Mari, siendo el ganador del pin dorado de la inmunidad. En fin, esto es lo que hay. Por cierto, curioso que traigan a Aleix con una prueba que no domina, dejándole bastante mal al perder la prueba, ya que cuando traen un concursante a cocinar, y más si es ganador, le suelen dar algo que controla, como en el caso de chefs más reputados, y en este caso no fue así. Por cierto, las redes sociales se hicieron eco de este fatal suceso y mostraron su descontento. Mala publicidad para uno de los mejores concursantes de la historia del programa (ya que el pobre dijo que iba a abrir un restaurante). Ellos verán.
La prueba de exteriores fue en Bermeo, en el País Vasco, y José Mari partía con dos beneficios, uno de ellos escoger si era capitán, y eligió que no, en una decisión bastante cobarde, todo sea dicho. En lugar de él mismo, escogió a dos concursantes peculiares, que son Fidel y Juani.
Los aspirantes cogieron unas fichas con números al azar, siendo los capitanes quienes tenían que escoger a sus compañeros en plan puja, y claro, el pago era el tiempo, dependiendo del número que le hubiese tocado a cada uno, oscilando entre el 5, el 10 y el 15.
Mención especial a Juana y su opinión de Michael, con un disgusto enorme porque le tocó en su equipo por descarte. Recordar que hace unos programas aseguró que todos eran como sus nietos… Fíate y no corras.
Por otro lado, hubo polémica entorno a Michael, porque pidió antes del cocinado que José Mari no le dirigiese la palabra, causando las críticas de Juana y Sara. Por cierto, este hecho no gustó nada en las redes, que tienen a Michael como gran favorito. No digo que no sea un buen concursante, pero le veo algo…
Y es que tengo que reconocer que tan mal me pareció la gestión de Juana respecto a Michael (siendo más incisiva con él que con el resto) como la defensa desmesurada de algunos en las redes sociales con este último, por su dramático pasado y hablando hasta de bullying… Tampoco hay que pasarse, oiga. Lo que está claro es que este año hay bastante mal rollo. Y eso que ya se han quitado a la peor concursante de la historia.
Y ya que hablamos de la realidad de los concursantes de este año, me sorprendió (y no positivamente, precisamente) la capitanía de Fidel, ya que amenazó varias veces con enfadarse a base de gritos… No todo es lo que parece, desde luego. Luego nos quejamos de concursantes como Andy.
Los menús estaban compuestos por diferentes pescados de la tierra y por un postre, componiendo un menú de lo más interesante, siendo un homenaje a la zona en la que les tocó cocinar. Como segundo beneficio, José Mari tuvo que repartir los menús dependiendo del equipo, escogiendo para sí mismo y su equipo el más sencillo. No voy a juzgar la decisión, ya que es más que obvia, pero que luego no vaya de valiente llamando gallina a otros, que no cuela.
Y bueno, la prueba por equipos fue bastante desastrosa, con dos capitanes bastante perdidos, por mucho que destacasen a Juana, cuando realmente su compañera Sara gestionó mejor todo (se les ve el plumero a los jueces a kilómetros). El equipo azul (el de Juana) fue un poco mejor, por lo que el equipo rojo (el de Fidel, que no fue un buen capitán, las cosas como son) fue a eliminación.
Cómo no, en dicha prueba, los jueces fueron a meter más mierda, no vaya a ser que la audiencia se duerma. No entiendo porqué el jurado se queja de concursantes tóxicos y luego remueven el avispero. Y la polémica del día (aunque en realidad, una de tantas) fue entorno a Michael y su mal rollo con sus compañeros. Madre mía… ¿De verdad esto interesa a alguien?
A destacar el mal rollo entre todos, sobre todo entre los concursantes masculinos (cosa poco habitual en anteriores ediciones) y claro, los jueces se estaban relamiendo como nunca. Y en un momento con tan poco glamour tuvo que venir un invitado especial a traerlo, y no fue otro que el incorregible Boris Izaguirre.
José Mari tuvo que repartir los ingredientes, eligiendo prácticamente el peor y más complicado para cada uno de los que se jugaban la expulsión. Luego es de los primeros en señalar a Andy por estratega. Menos mal que tanto sus compañeros como el jurado ya le ven el plumero al personaje.
Y cómo no, faltaban más dardos envenenados cortesía del jurado, en una de las decisiones más absurdas de la historia del concurso, ya que decidieron que los concursantes con delantal blanco tuviesen que cocinar en vez de los delantales negros, jugándose estos últimos la expulsión dependiendo del cocinado de otros. Esto en una primera prueba vale, pero en una prueba de expulsión… Yo me cabrearía, y más si le toca dar la cara por mí a mi enemigo (como sucedió en el caso de Iván).
Por supuesto Iván se quejó, y joder, por una vez estoy de acuerdo con él, ya que no es justo irte por el cocinado de otro, por mucho que Jordi Cruz lo intente justificar, que será un as de la cocina, pero no siempre tiene la razón, por mucho que le pese. De verdad que este año están metiendo la pata hasta el fondo, ya sea por expulsiones injustas, fichajes lamentables o por decisiones estúpidas como la que nos ocupa.
En la valoración de los platos, Samantha aprovechó el momento para defender a Michael y llevarse el aplauso del público (o de Twitter). Creo que hay mucha exageración en la defensa de este concursante, ya que a veces se ha menospreciado por los compañeros de forma más bochornosa a otros concursantes (me refiero a otras ediciones) y el jurado no ha movido ni un dedo. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Tampoco entiendo el ataque gratuito de Boris a Andy. Bueno sí, que el programa le ha dicho que también meta mierda y le ha tocado al que quieren que sea el villano. No le debe nada a su compañera Sara, ya que la elección de concursantes ha sido al azar, y no hay más. Mi amigo Boris ha resbalado en esta ocasión.
Qué casualidad que José Mari cocinase mal en el lugar de Iván… En esta ocasión sí fue acertado el dardo de Boris al imitador de Julio Iglesias, ya que como le dijo, está más preocupado de imitar al cantante que de cocinar bien. Boris vino con los cuchillos afilados (más que los propios jueces), desde luego, pero claro, es lo que quiere el programa y el invitado de honor cumplió su cometido a la perfección, aunque se pasó en algunas valoraciones.
Y el expulsado fue Fidel (Twitter es la Tercera Guerra Mundial ahora mismo), con la consabida putada a Teresa, que fue la que tuvo que cocinar por él. Cabe preguntarse: ¿qué sentido tiene que hagan pruebas por equipos para decidir quién va a eliminación si al final otro decide por ti si te vas o no?
Los jueces no son estúpidos (no me mojo por los responsables del programa), ya que son bastante conscientes de que su decisión de que cocinasen unos por otros iba a ser polémica y no iba a gustar a nadie, pero saben que tienen que hacer ruido, a toda costa, sean cuales sean las consecuencias, como si de una ruleta rusa se tratase, como si al final la suerte decidiese el destino de los concursantes más que su talento culinario, y por eso unos llegan tan lejos y otros salen antes de tiempo. Una pena.
Muy lamentable ver el dolor y las lágrimas de Teresa por la expulsión de Fidel y los jueces criticando su reacción y justificando la decisión. Han patinado, casi todavía más que con el fichaje de Saray. El peor año de los responsables del programa y de los jueces de lejos. Yo haría un pensamiento.
Menudo año… En fin, nos vemos en el siguiente programa, pero después de tanta injusticia a uno se le van las ganas. Bajada de audiencia en 3, 2, 1…
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