
Michael J. Fox es uno de los actores más carismáticos de la historia del cine. Lo sé, palabras mayores, pero como fan absoluto de la trilogía de Regreso al futuro, es lo que pienso. Y ojo, porque en su filmografía no solo tenemos las obras cumbres del señor Robert Zemeckis, sino también una serie de comedias incomprendidas que quizás no hayan sobrevivido al paso del tiempo, pero que no por ello dejan de ser menos estimables y simpáticas, como Colegas a la fuerza, El secreto de mi éxito o Conserje a su medida, por citar algunos ejemplos.
El caso que estamos ante un actor único e irrepetible, y que desafortunadamente se fue apartando cada vez más de la actuación por la terrible enfermedad del Parkinson. El público también le fue dando la espalda, confirmándose su poco gancho con la olvidada serie de Michael J. Fox Show, que fue cancelada en su primera temporada, y que el bueno de Fox ni tan siquiera nombra en este documental. Y es que el golpe todavía debe doler.
Pero aquí no estamos para hablar de su recorrido en Hollywood, aunque también, sino para conocer, de primera mano, su encarnizada lucha contra el Parkinson, ese que le arrebató la fama y el prestigio, pero que no pudo vencerle por un ingrediente que siempre vence a todo lo demás, y que es imprescindible en la vida de todo ser humano: el amor.
Y en gran parte de eso va este documental de Apple TV, siendo una producción imprescindible para cualquier fan del actor, incluso para cualquier espectador que tenga un mínimo de curiosidad en la vida de uno de los actores más taquilleros y famosos de finales de los 80 y principios de los 90.

Me da la agridulce sensación de que esto no lo ha visto casi nadie, no sólo por ser de Apple TV, plataforma con muy poca relevancia a pesar de un contenido de gran calidad, sino porque la estrella de Fox se ha ido apagando con el paso de los años, y sólo quedamos unos pocos supervivientes interesados en su presenta y en su estado. Pues aquí tenemos un regalo para nosotros, cargado de dolor y tristeza, pero también de mucha esperanza.
No es una película fácil de ver, y menos si idolatras la figura de Fox, pero es la cruda realidad, y hay que aceptarla, y ese es uno de los mensajes que lanza este documental, muy en la onda del otro que protagonizó Val Kilmer, de título Val, y que también era estupendo. Aquí estamos ante una odisea a la que merece la pena acercarse si también tienes curiosidad por lo cabrona que es la enfermedad del Parkinson.
No negaré que me hubiese gustado ver un poquito más del periplo actoral de Fox en sus buenos años, porque uno de los grandes momentos de este documental, es la hazaña para estar en dos rodajes casi al mismo tiempo, con un montaje sublime, pero es que, de nuevo, este documental no va de eso. Va de la familia, la ilusión, la esperanza y de no rendirse. Y Michael J. Fox sabe mucho de eso. Quizás más que nadie.
En serio, dadle una oportunidad porque, sin ser una película perfecta, merece mucho la pena. Siempre en tu bando, Michael J. Fox.
Crítica en vídeo:
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