El club del odio es el título que le han puesto en España a Soft & Quiet, no vaya a ser que nadie se nos pierda. La película causó algo de revuelo en Estados Unidos, su país de origen, y un servidor se he apuntado a la fiesta por las opiniones tan positivas que he leído en redes sociales. Pues bien, esos energúmenos se merecen unos azotes en el culete, porque estamos ante una de las peores películas de 2022, año de su estreno.
Para empezar, se está vendiendo como una cinta de terror, con uno de los posters más engañosos de los últimos tiempos. No, amigas y amigos, estamos ante un thriller que sucede en tiempo real, con un plano secuencia con trucaje, y que busca angustiar y poner en tensión al espectador, pero que acaba siendo una oda al morbo y el sadismo.
El por qué la película ha gustado tantísimo a la crítica, se me escapa, pero bien que luego se critican otras producciones por facilonas y por buscar escandalizar a cualquier precio. Pues eso es exactamente este club del odio. No negaré que presentar a un grupo de mujeres diciendo atrocidades y cometiendo atrocidades es arriesgado en los tiempos que corren, pero estamos ante un thriller morboso y estirado como un chicle, y con un plano secuencia que no apasiona.
Soy muy fan de las propuestas que ponen todo el foco en su reparto y en los diálogos, pero aquí me pierden desde el principio, cuando pierden el control con un suceso que se podría contar en cinco minutos, pero con el que aquí se explayan durante casi hora y media.
Y hablando de explayar, lo voy dejando aquí, dejando claro que me ha parecido una cinta insufrible, innecesariamente turbia, y que si deja mal cuerpo es por lo mala que es. El morbo por el morbo. Lo siento, pero si le decimos que no a otras producciones, no hagamos la vista gorda con esta memez.
Crítica en vídeo:
Ocio World 
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