Super Mario Bros: La película – Crítica – ¿La mejor adaptación de un videojuego? No lo creo…

Las expectativas no son buenas compañeras de viaje. Nunca lo han sido. Y es que quizás esperaba demasiado de la adaptación del mítico videojuego de Super Mario Bros, uno de los más populares de la historia. Si obviamos ese desastre de la década de los 90, han tenido casi cuarenta años para traernos una película a la altura de la leyenda. Y lanzo la pregunta, ¿estamos ante la mejor adaptación de un videojuego?

La verdad es que tampoco lo tenía difícil, a pesar de algunos pequeños milagros como la Mortal Kombat de 2021 o la primera de Sonic, cintas bastante simpáticas y efectivas, pero, en fin, en esta ocasión tampoco ha podido ser, siendo para un servidor una oportunidad perdida de ofrecer un gran espectáculo a la altura de las circunstancias.

A la crítica no le ha convencido y, sin que sirva de precedente, lo entiendo, porque estamos ante una propuesta sencilla, dirigida a los más pequeños de la casa, y que está diseñada también para los fans más acérrimos. Yo soy muy fan del Mario Kart, pero es justo reconocer que no entro en ese círculo de absolutos devotos, entendiendo que éstos hayan sido recompensados con un catálogo de guiños distribuidos por toda la cinta para tapar las evidentes carencias de un film conformista y que jamás quiere ser algo más.

Como si ya tuviesen el trabajo hecho por ser una película de Mario, cuando había potencial y material para mucho más. Y es que la historia no puede ser más sencilla, no arriesgando en ni un solo momento, con un humor que a veces funciona, y otras no, y un esquema argumental básico, no vaya a ser que nadie se pierda. Que nadie me malinterprete, tampoco esperaba Hamlet, pero me ha quedado la sensación de que no han querido ir más allá, apostando todo a la marca, y no es suficiente.

Dejémonos de historias y excusas. Esta película estaba destinada a ser la mejor adaptación de un videojuego, y otra vez han fracasado, con una horrible maldición que no nos abandona a los que amamos ese mundillo. Y llegados a este punto, puede parecer que la película no me ha gustado, y no es el caso, pero la palabra decepción definiría muy bien mis sensaciones al salir del cine. Quizás me montase mi propia película, pero los destripadores tráilers prometían una cinta de animación épica, y al final hemos recibido otra Sonic, es decir, otro producto simpático y disfrutable, pero nada más. Mario merecía algo mejor.

Pero repito, no todo es malo, como la estupenda animación, con un diseño de personajes muy fiel, y unas texturas asombrosas, sin nada que envidiar a Pixar. Les están adelantando por la derecha, y ni se han dado cuenta. También he disfrutado de los momentos de Bowser, un villano ejemplar, el enfrentamiento contra Donkey Kong, aunque se me antoja muy breve, o algunas escenas específicas, como la de Mario Kart, en las que la película sí brilla, pero no dejan de ser pequeños destellos en una producción que acaba sabiendo a poco. La marca pesa demasiado, y han tenido mucho tiempo para esmerarse más en la parte argumental, que es donde flaquea la propuesta.

Y bueno, ya que he visto la cinta en versión original, permitidme que os diga que todas las voces cumplen, algunas más que otras, destacando a un fabuloso Jack Black como Bowser, a un increíble Keegan-Michael Key como Toad, o un sensacional Charlie Day como Luigi. Respecto a Chris Pratt como Mario, me ha sorprendido gratamente, aunque me funciona más cuando intenta meter acento italiano, como al principio del film, que cuando se relaja y nos recuerda quién está doblando al personaje. Pero no el desastre que muchos vociferaban, así que podéis apagar las antorchas.

Y bueno, no quiero hacer más leña del árbol caído, siendo la película de Super Mario una producción en la que destaca la animación y algunos momentos concretos, pero que no deja de ser una más, cuando creo que todos coincidimos en que estos personajes se merecían una película para el recuerdo y un nuevo clásico de culto, pero se han conformado con un fan service que también contente a los más pequeños de la casa.

Sólo hay que fijarse en el evidente y perezoso soundtrack (con canciones más que sobadas) para darse cuenta de lo prediseñada que está la cinta para gustar a todo el público posible, dejándose la magia por el camino. Ése es el gran problema, que no hay magia, por mucho que todo luzca como tal. La primera gran decepción del año. Todo no se puede tener…. ¿o sí?

Crítica en vídeo:

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