Antes de que acabase el 2019, Netflix tenía un regalo final para sus suscriptores, a modo de serie española sobre un improbable superhéroe. Desde que supe del proyecto tuve bastante curiosidad en el mismo, ya que uno de los responsables del proyecto es el impredecible Nacho Vigalondo, director que no me convence demasiado pero al que respeto por arriesgar y entregar propuestas diferentes, además de contar la serie en su reparto con Quim Gutiérrez o Clara Lago, entre otros.
He devorado los diez episodios de su primera temporada de una tacada, ya que la verdad es que enganchan, y aunque no estamos ante ninguna obra maestra y tiene algunos peros, sí nos encontramos ante una divertida y simpática comedia en cuya simpleza radica su magia.
La dirección de Vigalondo y compañeros de profesión es bastante solvente en algunos momentos, pero peca de rudimentaria en otros, ya que se nota la falta de presupuesto y los efectos especiales no son nada del otro aquel. No obstante, cumple, aunque es más una comedia sobre el individuo tras la máscara que no una serie sobre un superhéroe, por lo que nadie espere al villano de turno o grandes escenas de acción, porque no las hay.
Y quizás (repito, quizás) eso sea un acierto del guion, ya que juega muy bien con el tema de la identidad secreta y nos ofrece a un protagonista bastante egoísta y pagado de sí mismo que está ansioso por ser aplaudido, en vez de un personaje responsable, y eso es un soplo de aire fresco en el panorama del género (y sí, me refiero al de superhéroes).
Es cierto que hay subtramas que no van a ningún lado (como la de los policías del karma o la de las casas de apuestas) y quizás hubiesen sido suficientes ocho episodios, pero se agradece que la duración de éstos sea de apenas 25 minutos, lo que siempre es bienvenido, ya que las series españolas de hora y media por episodio saturan, y creo que este formato (americano, por qué no reconocerlo) es mucho más acertado.
También es cierto, mal que me pese, que los primeros episodios están mucho más logrados y son superiores al resto, ya que el ritmo va decayendo y el final se queda un poco en tierra de nadie, ya que realmente no hay un conflicto (de nuevo, ausencia de villano) o un clímax, notándose la ausencia de garra en el conjunto. Te lo pasas bien, pero tampoco hay lugar para la emoción.
Mención especial para la mayoría de personajes, tan entrañables como divertidos, sobre todo su gran protagonista, al que no te puedes tomar muy en serio pero que lleva muy bien el peso de la función gracias a su representación (o parodia) de la generación actual, con todo lo que ello conlleva.
Respecto al reparto, todos convencen (algunos más que otros), pero quién se lleva la palma es un hilarante y pletórico Quim Gutiérrez, que hace el personaje suyo desde el primero momento, haciendo que el protagonista de la serie sea lo más interesante y desternillante de la propuesta. Hace tiempo que sé que este actor es genial y tiene una gran vis cómica, y estos diez episodios no hacen más que confirmarlo. Lo mejor de la primera temporada.
En conclusión, estamos ante una correcta y divertida comedia española, que versa sobre un superhéroe pero se centra más en sus personajes y sus historias de barrio (con todo lo que ello conlleva), y que considero que está bastante por encima de la media, siendo, casi seguro, la mejor serie española del año pasado (ya que su estreno fue el 31 de diciembre).
No obstante, su ritmo irregular y algunas decisiones hacen que no llegue al notable, pero sirve como entretenimiento para pasar el rato, lo cual no es poco. Recomendable si quieres pasar un rato distendido y te gustan los actores. Yo he quedado satisfecho, ya que la falta de pretensiones y la humildad del conjunto me han convencido. Esperando la segunda temporada.
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