Hace dos años nos llegó la secuela (aunque más bien era un reboot) del clásico de los noventa, Jumanji. Aquélla tenía más bien poco que ver con la original, y apostaba más por el humor que por la magia o la emoción de la propuesta, cualidad de la que rebosaba la primera entrega.
Pues bien, la nueva Jumanji (2017) era un simpático pero intrascendente vehículo al servicio de un casting entregado, gracias a unos divertidos Dwayne Johnson, Karen Gillian, Kevin Hart o Jack Black. Sin ellos la película no hubiese sido lo mismo, ni de lejos. Y es que era tan entretenida como olvidable. No obstante, aquí tenemos su secuela, que ha vuelto a ser un éxito de taquilla (casi ha doblado a la anterior) pero cuyas críticas han sido bastante más flojas.
Y no me extraña, ya que estamos ante una secuela igual de simpática, insípida y olvidable, y seguramente incluso peor, ya que hay decisiones más que cuestionables. Pero mejor vayamos por partes, como siempre.
El director de la cinta que nos ocupa es el mismo que el de la anterior, lo cual no es sinónimo ni de nada bueno ni nada malo. Es uno de esos directores que cobran el cheque y cumplen sin mayores problemas, no siendo un trabajo mediocre pero tampoco nada memorable.
No obstante, las set pieces (o grandes momentos de la película, para entendernos) son superiores a los de la anterior entrega, cuyas escenas eran bastante más rudimentarias y se notaba la carencia de un presupuesto más abultado (había más villanos humanos que animales). Se nota que en esta ocasión no les ha importado ser más generosos, y hay un par de momentos logrados, como el del desierto o el de los puentes. No obstante, el clímax deja bastante que desear (aparte de ser bastante ridículo) y no está a la altura de la película de hace dos años. Todo no se podía tener.
En cuanto al guion, intenta ser innovador y ofrecer algo nuevo, pero se queda en eso, una declaración de intenciones fallida, que se queda en tierra de nade y al final te vuelve a ofrecer lo de siempre. No tiene mucho sentido presentar nuevos personajes (como los interpretados por Danny DeVito o Danny Glover) si luego no vas a saber muy bien qué hacer con ellos. Se nota que los han querido vender como la gran novedad, cuando al final están metidos con calzador y aportan más bien poco (y es una pena, porque son dos actores míticos).
Tampoco me convence el cambio de roles que presenta la secuela, ya que se ponen muy pesados cambiando a los protagonistas con sus avatares para, al final, volver justo a donde estaban, intentando vender una comedia de enredos que no va a ningún lado.
Y bueno, hay bastantes elementos cuestionables (y que no hay por donde coger), como la excusa para volver al juego, algún que otro personaje (los nuevos o el villano, igual de soso que en la anterior) o el caballo… Torpezas de un guion que ha querido ir más allá y ha resultado ser peor. A veces es mejor ser simple y no querer innovar mediante locuras sin sentido.
Respecto al reparto, vuelve a ser lo mejor de la película, y el cambio de roles les permite cambiar de registro respecto a la anterior entrega, con la excepción de Karen Gillian, que vuelve a interpretar al mismo personaje por capricho de los responsables. No obstante, ese cambio de roles no tiene porque ser bueno… Dwayne Johnson tiene algún momento cómico inspirado, pero al final hace de Dwayne Johnson, es decir, de action hero desatado, al contrario que en la película de 2017. Jack Black también repite algunos de sus tics (demasiado visto), demostrando que se le da mejor su rol de la anterior entrega, y Kevin Hart se pasa media película en una interpretación sosa y carente de garra.
Es decir, que hubiese sido mejor no haber trastocado nada, y menos para acabar donde has empezado, siendo un experimento fallido y que no aporta nada a la cinta, además de estar los tres (Gillian no sale perjudicada, pero tampoco aporta nada nuevo) mucho menos inspirados que en la anterior. Y lo mismo se puede decir de la actriz de moda Awkwafina (que me vais a disculpar, pero no la veo tan buena actriz, y sí, he visto The Farewell), cuyo personaje sólo tiene justificación para meter con calzador el componente asiático (el mercado China manda) y otro personaje femenino, no vaya a ser que haya críticas.
Y más de lo mismo con los pobres DeVito y Glover, que hacen lo que pueden con lo que se les ha dado, y cuyas apariciones son testimoniales. Merecían algo mejor, la verdad. Eso sí, se agradece el (nuevo) guiño a la original del 95. Esas cosas hay que apreciarlas y destacarlas.
En conclusión, estamos ante otra entretenida, simpática e innecesaria entrega, que se olvida casi tan rápido como se ve, que tiene un par de escenas logradas, pero que no aporta nada novedoso y digno de mención, por mucho que lo pretenda, siendo el mismo producto de hace dos años, pero más fallido, ya que el clímax no funciona y deja la sensación de que hay muchas bobadas que hubiese sido mejor meditar un buen rato (los abuelos, el caballo, la nueva trama…).
En fin, volverá a amasar millones, porque este tipo de productos vacíos es lo que demanda el público, y habrá nueva entrega, como nos advierten al final del film, aunque lo que proponen sea bastante arriesgado. Y es que estas nuevas entregas no serían nada sin Johnson, Black, Hart o Gillian. Qué suerte han tenido de contar con un reparto así. Lo dicho, para pasar el rato y poco más… como la anterior.
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