
Pollos sin cabeza es la nueva serie española de HBO MAX, amparada por Álex de la lglesia y Carlona Bang en calidad de creadores y productores, y cuya trama giro en torno a un representante de jugadores que hace las veces de niñera de un grupo de inmaduros a los que la fama ha devorado el poco raciocinio que les quedaba.
Sí, lo sé, quizás os suene, pero ya os adelanto que la serie tiene su propio sello de identidad, totalmente alejada de propuestas simpáticas como Ted Lasso (con la que se la ha comparado, y todavía no sé por qué), al apostar por una mala baba cortesía de la casa.
De entrada, si me presentas una serie con episodios de entre veinte y treinta minutos, ya soy tuyo. Muy mal lo tienes que hacer para que el espectador abandone el barco antes de tiempo, y más si tu primera temporada consta de siete capítulos. Así debería ser, siempre. Punto a favor.

Seguimos con las cosas positivas, como la mala baba antes comentada, unos personajes interesantes, un montaje curioso e inspirado, o un reparto convincente y que vuelve a dar lo mejor de sí mismos, con un carismático Hugo Silva a la cabeza, que, si bien es cierto que repite algunos de sus tics habituales, sigue dando el do de pecho, cargando con el protagonismo de la producción de forma impecable.
Pues bien, dicho lo bueno, llega lo no tan bueno, con unos cambios de tono demasiado bruscos, no quedando claro si la serie quiere ser simpática, sí, como Ted Lasso, o más bien un producto canalla como Ray Donovan o Ballers, propuestas a las que se parece mucho más, por aquello de solucionar problemas y representar a auténticos mal criados.
Es ese vaivén, no teniendo claro a qué público va dirigida, lo que le resta algunos puntos, sin obviar que hay capítulos mejores que otros, perdiendo la serie interés cuando no se centra en el apartado futbolístico, recurriendo a los clichés de siempre sobre enredos familiares que ya no interesan a estas alturas del cuento.

No obstante, estos contras no impiden que se pueda disfrutar de una serie que cumple el cometido más importante: entretener, y si es en episodios de media hora, mejor que mejor, siendo imposible caer en el bostezo.
No es una de las mejores series del momento, aunque tampoco creo que lo pretenda, ni viene a revolucionar el género de la comedia futbolística, pero la he disfrutado, siendo una propuesta que merece la pena si te atrae alguno de sus elementos, como la premisa principal o su sugerente reparto, repleto de rostros conocidos. Sin ser ninguna maravilla, para mí es un sí, y su final logra el objetivo de que tenga ganas de otra temporada. Misión cumplida, pollos.
Crítica en vídeo:
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