Nacho – Crítica – La serie de Nacho Vidal es un fascinante biopic y la respuesta al Lobo de Wall Street

Nacho es la serie sobre la vida de Nacho Vidal. Si os estáis preguntando quién es Nacho Vidal, es que vuestras mentes todavía no están pervertidas. Hablamos de uno de los actores del cine porno más famosos de la historia, y si nos centramos en su nacionalidad española, el que más. Yo me hice muy fan por su indescriptible y surrealista paso por el reality de Supervivientes, confirmándose como todo un personaje del que siempre quieres saber más.

Y aquí estamos, con la cacareada serie sobre vida, siendo una pena que no se esté hablando mucha de ella, no por falta de interés, sino por la terrible saturación de producciones que vivimos en estos días. Pues bien, he visto sus ocho episodios (con una deliciosa y acertada duración de entre treinta y cuarenta minutos por capítulo, lo que siempre debería ser), siendo una propuesta que da más de lo que promete.

Y es que, si me lo permitís, la serie de Nacho Vidal es la p****. Lo sé, he ido a lo fácil, pero es que es la verdad, en un festivo viaje en el mundo del porno, siendo la respuesta a la ya mítica El lobo de Wall Street (salvando las distancias, eso sí), y confirmando el buen estado del género del biopic, gracias a un ritmo frenético y que prácticamente no da respiro al espectador. Pero mejor vayamos por partes.

Técnicamente la serie cumple con creces, con un montaje epiléptico y canalla, una fantástica recreación de la década de los 90, y un ritmo que nunca decae, siendo una vibrante y rabiosamente entretenida producción, que se pasa como un suspiro, y que siempre mantiene tu atención. A destacar como juega con el porno dependiendo del país, gamberro, casposo y cañí cuando se trata de España, y glamuroso y algo más turbio cuando se da el salto a Estados Unidos, con una imagen más colorida. Son detalles que están ahí, pero que importan.

Por otro lado, una de las claves es su tono cómico, con momentos inclasificables y pasados de rosca, abrazando la locura del personaje de Vidal, y presentando un dislate ante el que es imposible no caer rendido si se aceptan las reglas el juego. Tienes que saber a lo que vienes, y si eres consciente, estás más que bienvenido a la fiesta, una en la que es imposible no pasárselo bien.

No obstante, no todo es perfecto, ya que la serie aprovecha no pocos momentos para lanzar un discurso que en otras producciones tendría sentido y sería digno de elogio, pero aquí rompen con el tono presentando, no siendo el producto indicado para aprovechar e intentar congraciarse con el público al que no está dirigida esta serie. No me creo nada de lo que exponen, con momentos muy forzados y que rompen el tono cómico. Si ves la serie me entenderás, pero no creo que sea el momento ni el lugar, porque aquí estamos para ver la vida de Nacho Vidal, y el resto, no interesa.

A pesar de eso, la serie es una maravilla, dejando claro que en España se pueden hacer producciones que nada tengan que envidiar a las del otro lado del charco, en otro biopic que deja con ganas de más, y que está a la altura de la leyenda. Y menuda altura…

En cuanto al reparto, lo reconozco, cuando se confirmó a Martiño Rivas como Nacho Vidal, no pude evitar arquear la ceja, entre otras cosas porque, con todos los respetos, me parecía un sosaina de mucho cuidado en la terrible serie El internado. Pues bien, aquí llega el amigo Rivas para cerrarnos la boca a todos los que no creímos en él, con una magnífica interpretación a la que es imposible encontrarle un solo contra, pasándoselo en grande, totalmente desatado y abrazando la locura de un personaje que exige un nivel de histrionismo con el que Rivas aprueba con nota. Sobresaliente, por si había dudas.

Lo sé, se parece a Vidal como un huevo a una castaña, pero está tan entregado que nos creemos que es Nacho, aparte del registro de voz que introduce, muy parecido al del personaje real. Una de esas actuaciones magnéticas y únicas, que confirman que estamos ante un actor inmenso, lejos de sus inicios. Algo similar sucedió con Ana de Armas, su compañera de El internado, en la que la popular actriz también ofrecía una actuación plana, para ahora destacar en Hollywood con grandes papeles. Empiezo a pensar que el problema del Internado eran los guiones…

Y hablando de lo estupendo y sorprendente que está Rivas como Vidal, lo mismo se puede decir de su compañero Andrés Velencoso, otro que jamás me había convencido, y que aquí está de diez y totalmente creíble. Y esa es la magia de una buena serie y de un buen guion, que sacas petróleo de donde otros no han podido conformarse ni con las migajas. Y no me olvido del resto del reparto, todos sensacionales, destacando a María de Nati o Miriam Giovanelli, la primera muy carismática, y la segunda con un papel nada sencillo y saliendo totalmente airosa.

En conclusión, Nacho es una serie que tienes que ver, independientemente de si te interesa la vida de la leyenda del cine porno, porque es adictiva, desternillante, alocada, y una lección de cómo se deben hacer las producciones basadas en hechos reales. Yo me rindo a sus pies, a pesar de ese tono turbio metido con calzador para intentar conciencias a la audiencia sobre los males del porno. No te digo que me lo dulcifiques ni que tapes las vergüenzas, porque no nacimos ayer, pero aquí estamos para pasarlo en grande con las locuras de un semental irrepetible, y nada más. Dicho esto, una de las sorpresas del año. Y sí, habrá segunda temporada. Me relamo…

Crítica en vídeo:

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