El pueblo – Temporada 4 – Los vecinos de Peñafría se despiden con su mejor temporada

El pueblo siempre se ha caracterizado por ser una serie simpática, disfrutable y cargada de buenas intenciones. La propuesta se aleja del humor canalla de otras producciones como La que se avecina, siendo ambas series cortesía de los hermanos Caballero, productores que convierten en oro todo lo que tocan. La serie tuvo un razonable éxito en sus primeras temporadas, despidiéndose al final de la segunda con un cierre bastante precipitado.

Pero los Caballero dieron la sorpresa con la confirmación de una tercera parte, recuperando a gran parte del elenco, y ofreciendo nuevas tramas para disfrute de los espectadores habituales. Si me debo a la verdad, no me acabaron de funcionar las nuevas incorporaciones, con tramas que no interesaban, siendo quizás el único lastre de una entrega que volvió a dar en la diana con esa mezcla de ternura y gamberrismo.

Pues aquí estamos, con una cuarta y última temporada, y la verdad es que es una lástima, ya que seguramente estemos ante la mejor entrega, con una serie de hallazgos que la han elevado por encima del resto del conjunto. Para empezar, por fin han sabido qué hacer con esos nuevos personajes de la tercera temporada, con unas tramas que sí tienen interés, y logrando que dichos personajes se mimeticen con los de toda la vida, logrando que por fin les cojamos cariño.

Para continuar, han introducido una serie de elementos que han dotado de tensión y atractivo a este desenlace, con el asunto del narcotráfico a la cabeza. Personajes antiguos han cobrado todavía más relevancia, como el genial Nacho, otros han disfrutado su nuevo hilo argumental, como el caso de Juanjo y Amaya, con esa hilarante idea de la película, y también hemos asistido a la evolución de personajes como Arsacio, o la encrucijada de Cándido, sin olvidar al siempre entrañable Ovejas. Lo de Moncho ya es harina de otro costal, ya que Santi Millán jamás ha estado tan brillante y achuchable como en esta entrega, y lo mismo se puede decir del resto del elenco, todos sobresalientes.

Y es que, si esta serie ha destacado por algo, es por sus personajes, unos a los que es imposible no querer, pero es que aquí los guionistas han estado más inspirados que nunca, con una temporada redonda en la que todo funciona. Nadie sobra, todos aportan, y la diversión está asegurada, ya que el humor se mantiene intacto, gracias a las ocurrencias de unos personajes que nos encandilan con su inocencia y torpeza.

Respecto al desenlace, es una pena que no se hayan cerrado todas las tramas, obviando a algunos personajes y no dándoles un final, con un cierre algo precipitado, aunque sin llegar a lo apresurado que fue el de la segunda entrega. Quitando eso, creo que ha sido una buena despedida, confirmando que hemos asistido a una serie cargada de buen rollo y que ha cumplido su cometido de entretener a la perfección. Sinceramente, no me hubiese importado otra temporada, pero a veces es mejor dejar las cosas cuando están en su mejor momento, y creo que El Pueblo es el ejemplo perfecto. Echaré de menos a los vecinos de Peñafría. Gracias por las risas.

Crítica en vídeo:

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