
No sé qué pasa con Nicolas Cage, pero sus últimas películas hacen más ruido antes de su estreno que cuando llegan a las salas de cine, siendo ignoradas por un público que meses antes ha aplaudido los tráilers e imágenes promocionales en las redes sociales. Es algo digno de estudio, pero mejor centrarse en la película.
Renfield, comedia de terror con Nicolas Cage haciendo de Drácula. ¿Hace falta algo más? Pues después de ver la película, os confirmo que sí, porque estamos ante otra producción que prometía demasiado, y que al final se ha quedado en tierra de nadie, siendo un pasatiempo de usar y tirar, y cuyos contras acaban ganando la batalla.
La película destaca por dos elementos, la acción y, obviamente, el señor Cage. Centrándonos en lo primero, la película luce bien, con una violencia explícita que salpica, aunque sea a costa de un CGI que resta puntos. ¿Por qué no hacerlo de forma artesanal, como en los viejos tiempos? Ellos sabrán, pero, aun así, estamos ante un gran festival gore, así que los amantes de los glóbulos rojos están de enhorabuena.

El problema es el resto de la película, con una comedia que no hace gracia, más allá de ver a un Cage desmelenado como Drácula, y con una trama policial y de mafiosos mil veces vista y que no interesa. Aquí lo que realmente importa es la relación entre Renfield y Drácula, habiendo muy pocos momentos de interacción entre ambos, cuando precisamente esos instantes son los mejores del film, en especial gracias a la maravillosa actuación del señor Cage.
No sé quién es el payaso sin criterio que sigue diciendo que nuestro Nick es un mal actor, pero no tiene ni idea de lo que es la vida, porque él solito es capaz de salvar la película del suspenso, con unas apariciones mordaces y con su histrionismo habitual, tan marca de la casa. ¿El problema? Que aparece poco y está muy desaprovechado, siendo el anzuelo para que el público acuda al cine, ya sea por la curiosidad de ver a Cage en un personaje tan mítico.

Seamos sinceros, si se hubiesen centrado en la figura de Cage y hubiesen apostado por el humor más cafre, esto habría salido mucho mejor, porque al final no es lo que nos han vendido. Sí, hay mala leche en no pocos momentos, y se nota que quieren ser gamberros, pero todo se derrumba por un mensaje sobre las relaciones tóxicas que acaba desembocando en un resultado final que se asemeja demasiado a una taza de Mr. Wonderful. Y es que no hay que confundir las buenas intenciones con la ñoñería, y aquí hay mucho de lo segundo.
Respecto a Nicholas Hoult como protagonista absoluto, a mí este actor siempre me convence, por lo que genial, y Awkwafina vuelve a hacer de sí misma, pero no cae mal, así que adelante, sin miedo.
En conclusión, una comedia de terror sin gracia ni terror, que desaprovecha a un inmenso Nicolas Cage, y que no tiene muy claro qué quiere ser, tomándose demasiado en serio a sí misma, y no ofreciendo al espectador lo que se le ha prometido. Un quiero y no puedo de manual que habremos olvidado más pronto que tarde, y que Cage salva de la quema por poco, ya sea por verle metido en un personaje como el del conde Drácula. Qué lástima que le desaprovechen de esta forma, y encima un gran estudio. Otra vez será…
Crítica en vídeo:
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