
Si naciste a finales de los 80 o principios de los 90, eras fan de Power Rangers. Ya está, es así, aquí no hay debate posible. Yo me declaro culpable, siendo un absoluto fan, en la década de los 90, claro está. El problema es que, si hay una serie que haya envejecido mal, esa es Power Rangers, habiendo pocos seguidores cuyo entusiasmo por estos personajes haya sobrevivido con el paso del tiempo.
Y hablando de años, la serie celebra su treinta aniversario, y en Netflix han creído que era buena idea traer un especial de cincuenta minutos, recuperando a algunos de los actores, y ofreciendo el mismo espectáculo que hace tres décadas. Sobre el papel no suena mal, y yo me he apuntado a la fiesta con cierta ilusión, porque la nostalgia está ahí, tan deliciosa como dolorosa. Pero no ha podido ser… Y es que este especial sólo es apto para los fans más acérrimos, siendo un producto poco recomendable para el resto de la humanidad.

Tampoco voy a sacar el palo a pasear, porque ensañarse con esta producción no tiene sentido, ya que es lo que es, una carta de amor a los fans, y poco más. Se agradece que hayan respetado ese espíritu de la serie, aunque huele a tacañería de Netflix, con unos efectos especiales del pleistoceno, que ojo, tampoco tienen mucho que envidiar a los de las series de Marvel.
Respecto al guion, es lo que es, un homenaje a lo que nos maravillaba de pequeños, pero que hoy en día acaba derivando en un producto hijo de su tiempo, por decirlo suavemente. Repito, no puedo ser malo con esta película, porque han jugado sobre seguro, trayendo lo mismo de siempre. Seamos sinceros, sabías a lo que venías, por lo que no creo que nadie salga decepcionado ni solicite una hoja de reclamaciones.

A mí me ha hecho ilusión ver a los Power Ranger Negro y azul, este último mi favorito de la serie, así como otros componentes que fueron apareciendo con el paso de los años, por ese componente nostálgico que comentaba antes, pero quizás no sea suficiente para valorar este especial de forma positiva. Han pasado demasiados años, y tampoco creo que nadie esperase una trama a los Christopher Nolan, pero quizás un poco más de esmero y menos pereza en este regreso no hubiesen estado de más, porque el resultado final es tan simpático como olvidable.
Mención especial al homenaje a los Rangers caídos, siendo la guinda final a una propuesta cargada de buenas intenciones y que no es otra cosa que un regalo. A pesar de mi pasado y mi cariño a los personajes, debo admitir que yo no he conectado, siendo imposible dejarme llevar y aceptar unas deficiencias y torpezas que antaño perdonaba sin hacerme demasiadas preguntas. Han pasado los años, y no soy el mismo. Los Power Rangers sí, y sólo espero que tengan un hueco entre las nuevas audiencias, porque a mí ya me pillan en otra onda. Pues sí, maldita nostalgia… Pero eh, una vez Ranger, siempre Ranger, y con eso me quedo.
Crítica en vídeo:
Deja una respuesta