
Mucho se está hablando de Beef (Bronca), la nueva miniserie de Netflix, aunque bueno, se rumorean más temporadas, así que podéis obviar el mini. Protagonizada por los ascendentes Steven Yeun (Glenn de Walking Dead), y Ali Wong (protagonista de una de las mejores comedias de Netflix, que no es otra que Quizás para siempre), la crítica se ha rendido a sus pies, hasta el punto de ser calificada por muchos como la mejor serie de 2023, al menos hasta este momento.
Pues bien, obviamente las expectativas eran altas, y no he podido resistirme, con diez episodios que navegan entre los 30 y 40 minutos de duración. ¿Y qué puedo decir? ¿Realmente estamos ante la mejor serie del año? No, no lo creo… pero ni de lejos. Y es que la serie tiene un problema grave. Te atrapa en su primer episodio (el mejor junto al noveno), pero todo se diluye demasiado pronto en una propuesta que da vueltas sobre sí misma, con una serie de subtramas que sinceramente no aportan demasiado, ralentizando el devenir de los acontecimientos, y retrasando lo que realmente importa: el conflicto.
Porque sí, cuando la serie se centra en esa gran bronca del título entre sus dos protagonistas, tiene toda mi atención, con una deliciosa dosis de mala baba, pero cuando se dispersa en otros menesteres, la pierde, siendo una producción irregular, que quizás pierda espectadores por el camino, y en la que no hacían falta diez episodios para llegar a esa resolución.

La serie está cocinada a fuego lento, lo que no quiere decir que sea aburrida, porque no lo es, agradeciéndose que no inviten al bostezo, pero sí a la desidia, con una historia que se podría haber contado perfectamente en cinco o seis episodios, y si me apuras, en una película de dos horas.
La serie empieza y acaba muy bien, pero entre medias sólo hay un relleno que nos confirma que esta serie no es para tanto, brillando cuando hace honor al título, pero decepcionando cuando se aparta de esa bronca, habiéndose agradecido más interacciones entre los dos protagonistas.
Entiendo que la crítica esté aplaudiendo a rabiar, porque se abordan temas existenciales y profundos que tanto gustan a los profesionales del medio, pero no es justificación suficiente para unas valoraciones tan desorbitadas, porque es una serie buena, pero no tan buena.

Y bueno, lo de que haya en camino más temporadas, cuando el final es más que satisfactorio, ya mejor para otro día, pero no creo que me apunte a otra ronda de Bronca, porque ya me ha quedado un gusto agridulce, no quiero que se avinagre todavía más la cosa.
Respecto a sus dos actores protagonistas, ambos están estupendos en sus complejos roles, con dos personajes destinados a caer mal, pero con los que se puede llegar a empatizar gracias al talento de los dos intérpretes. Mención especial para los secundarios, todos a la altura, aunque haya personajes que no pinten nada.
Y bueno, eso es todo, en una serie que está bien y tiene elementos muy destacables, como su reparto, la elegante e interesante dirección, los inicios de episodio, la mala leche o algunos momentos, pero que no llega a dejar huella, en una serie que no creo que acabe pasando al olimpo de las producciones televisivas.
El tiempo dará la razón a unos o a otros, pero yo no me atrevo a recomendarla, siendo una experiencia algo fallida y que no creo que tenga nada que la diferencie del resto, por mucho que su primer episodio enganche y el noveno tire la casa por la ventana. Pero eso es todo… Y dejémonos de broncas.
Crítica en vídeo:
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