El último baile de Magic Mike (Magic Mike’s Last Dance) – Crítica – Un cierre tierno y digno de la saga con Channing Tatum

Sin que nadie se haya enterado, se ha estrenado por sorpresa ‘El último baile de Magic Mike‘, tercera y última entrega de la saga de strippers masculinos. Pero mejor hacer un repaso rápido.

En 2012 se estrenaba ‘Magic Mike‘, drama independiente protagonizado por Channing Tatum, y que se basaba en su vida. En la dirección teníamos al inclasificable Steven Soderbergh, ese cineasta que hace unos años habló de retirarse, y que luego estrenó diez películas casi seguidas. Genio y figura. La película fue un enorme éxito de crítica y público, sorprendiendo a propios y extraños. Si me preguntáis, no estaba nada mal, pero lo mejor, de lejos, fue el señor Matthew McConaughey, siendo una lástima que no le invitasen a las secuelas.

Debido a ese inesperado éxito, se dio luz verde a ‘Magic Mike XXL‘, secuela de 2015, con la ausencia de McConaughey, y que apostaba por un tono claramente más comercial, dejando de un lado el drama, y abrazando la comedia. Personalmente, me convenció más esta entrega, en especial por esa ya mítica escena del supermercado con un sensacional Joe Manganiello. Aunque no fue el mismo éxito que la primera parte, los números volvieron a cuadrar.

Y aquí estamos, ocho años después, con una tercera parte que, seamos sinceros, nadie había pedido. Bueno, quizás Channing Tatum, pero es que hablamos del personaje de su vida, ya que él es Mike, por lo que quizás se entienda el regreso de ese personaje, aunque en esta ocasión sea una despedida ya que, como reza el titulo, estamos ante su último baile.

La película no ha tenido suerte en la taquilla americana, y fuera de sus fronteras se ha estrenado directamente por la puerta de atrás, es decir, directamente en plataformas, sin que nadie se haya dado cuenta. Por otro lado, las críticas han sido bastante negativas, recalcando que estamos ante una tercera parte innecesaria, y una despedida decepcionante. 

Pues bien, yo no he podido decirle que no al señor Mike, y aquí estoy para daros mi opinión más sincera: Ni es un cierre espectacular que os vaya a cambiar la vida, ni tampoco el desastre que dicen los críticos profesionales, auténticos vinagres que, cada vez más, se distancian del público. Porque sí, esta entrega está destinada a ellos, volviendo a renunciar al drama independiente, y apostando por un tono más accesible y simpático, hasta el punto de poder hablar de una comedia romántica. Y no, no es broma.

Steven Soderbergh regresa a la dirección después de su ausencia en la segunda parte, y la verdad es que no se nota en absoluto su mano tras las cámaras. Y es que seguramente estemos ante uno de los cineastas más impersonales de la historia del cine, capaz de hacerte auténticas rarezas y experimentos destinados a acaparar premios en los festivales de cine de turno, a productos comerciales destinados a contentar al público, como es el caso de la trilogía ‘Ocean’s Elevan‘, por citar un ejemplo claro.

En fin, que la película no luce mal, en especial por los números musicales, pero me dices que es de cualquier otro, y me lo creo. Suena a favor a su buen amigo Tatum, aunque yo soy él, y me animo a dirigir la película, como ha hecho Michael B. Jordan con ‘Creed 3‘, y como ya hizo el bueno de Channing con la olvidable ‘Dog‘. Pero esa ya es otra historia.

Respecto al guion, no viene a reiventar la rueda, con una historia que ya conocemos todos y que sabemos cómo va a terminar desde el minuto uno. Repito, estamos ante una comedia romántica, algo impensable si echamos la vista atrás y recordamos la primera parte, pudiendo concluir que estamos ante una de las trilogías más extrañas e inclasificables de la historia del cine, porque ninguna se parece a la otra. En la primera teníamos una reflexión sobre los sueños rotos y el mundo de los strippers.

En la segunda asistíamos a una road movie que se alejaba de los discursos y simplemente buscaba entretener. Aquí estamos ante un remake inconfeso de ‘Pretty Woman‘ con sus propias licencias, y alejándose de todo lo presentando hasta el momento, seguramente por las ya clásicas concesiones a los tiempos que corren. Pues oiga, mientras pase un buen rato, conforme.

Y es que esta tercera parte no engaña a nadie, siendo un pasatiempo tan simpático como inofensivo, y que cumple su cometido de dejar con una sonrisa dibujada en el rostro del espectador si sabes a lo que vienes. Por el contrario, si esperas un producto similar a la primera entrega o quieres que te inviten a la reflexión, mi consejo es que no le des al play, porque seguramente salgas escaldado, que mucho me temo que es lo que les ha ocurrido a los críticos, que no sé qué esperaban, sinceramente.

Y vamos con el reparto, con Channing Tatum volviendo con el que se nota que es su personaje más querido. Siempre se ha tildado a Tatum de mal actor, pero yo siempre estaré entre sus defensores, entre otras cosas por el maravilloso díptico de ‘Infiltrados en clase y en la universidad (Jump Street)’, en el que desplegaba su gran vis cómica. Aquí vuelve a estar convincente, no buscando un premio Oscar, pero dando lo que se espera de él. Y sí, el maldito se mueve como un ángel, por lo que ni tan mal. 

Por otro lado, tenemos a Salma Hayek como la otra gran protagonista, ofreciendo una interpretación más cercana de lo esperado. El guionista podría haber optado por el cliché de la rica consentida e insufrible, pero aquí nos ofrecen un personaje de carne y hueso, con una Hayek totalmente entrega a la causa. Como curiosidad, este papel estaba destinado a Thandie Newton, hasta el punto de comenzar el rodaje, pero la química con Channing Tatum era desastrosa, y ambos actores se llevaban como el perro y el gato, por lo que fue sustituida por Hayek. Lo dejo como dato curioso, que nunca está de más saber qué sucede entre bambalinas.

En conclusión, ‘El último baile de Magic Mike‘ es una despedida digna y tierna del personaje, un canto al buen rollo que quizás no esté a la altura de las dos anteriores entregas, la primera por profunda, la segunda por gamberra, pero que es tan amable e inocente que es imposible no quererla. No digo que sea maravillosa, porque no lo es, pero hacen falta más películas tan majas como esta tercera y última entrega. Y es que hay veces que no tiene sentido ponerse exigente con el cine. Hay veces que es mejor bajar la guardia y dejarse llevar. Y esa es la clave de este tipo de películas. Porque eso es ‘El último baile de Magic Mike‘. Ni más, ni menos. 

Crítica en vídeo:

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