
En 2020 falleció el actor Chadwick Boseman, popular por su papel de Black Panther en diversas producciones de Marvel. Para mí fue un duro golpe, porque me encanta como actor y como rey T’Challa. Una vez conocida la triste noticia, que sorprendió al mundo entero (el intérprete mantuvo su enfermedad en secreto), muchos nos preguntamos qué iba a pasar con la secuela de ‘Black Panther‘. Desde un primer momento, tuve claro que esto había terminado sin Boseman, pero en Marvel no pensaron igual, dando luz verde a una segunda parte sin él y con la excusa del homenaje. Por un lado, aplaudí que no se optase por el recast del personaje (una locura a todas luces), pero de nuevo, ¿una película sin Boseman como Black Panther? Seguía sin convencerme.
Pues bien, por fin ha aterrizado la esperada segunda parte (no hay que olvidar que la primera fue un éxito rotundo), y las opiniones no han podido ser más mixtas, excluyendo a los críticos, que la han aplaudido hasta con las orejas por los motivos que todos conocemos. Por un lado, los hay que la consideran una secuela más que digna y un precioso homenaje, y por otro, los hay que la consideran una secuela soporífera y fallida. Desgraciadamente (porque sí, duele) me encuentro con estos últimos, siendo una segunda parte decepcionante, caótica y con más contras que pros, aunque tampoco me parece una mediocridad, pero sí un producto de Marvel bastante olvidable, como casi todas las producciones de la fase 4 (incluyendo series), pudiendo ya confirmar que dicha fase ha sido un sonoro desastre. Pero esa es otra historia.
Antes de proseguir, conviene dejar claro que la primera de ‘Black Panther‘ me parece un espectáculo fabuloso, en el que (casi) todo cuadraba, con un reparto de lujo (repito, ese carismático Boseman) y siendo una de las mejores producciones del estudio. Eso no quita que su recepción fuese desmesurada (de ahí el casi), de nuevo, por los motivos que todos conocemos, no siendo la obra maestra que muchos se precipitaron a afirmar, y cargando con la losa de un término que no suele gustar por estos lares: sobrevalorada. Pero repito, es una gran película y las expectativas para, como mínimo, igualarla, estaban muy altas. Pues al final no le llega ni a la suela del zapato. Ahora sí, vayamos por partes.

Sorprende que Ryan Coogler sea el mismo director de la primera y la segunda, entre otras cosas porque la entrega de 2018 sí funcionaba como espectáculo de acción (a excepción de algún polémico enfrentamiento con CGI de rebajas…), y aquí la acción brilla por su ausencia, con unas escenas que no están a la altura de las circunstancias, y un clímax desganado y sin chispa. No negaré que las secuencias de Namor convencen, pero son lo único rescatable de un conjunto carente de garra. Tampoco creo que sea justo culpar a Coogler de que no se vea absolutamente nada en las escenas nocturnas, siendo responsabilidad del verdadero villano del film (no, no es Namor…): el director de fotografía. De verdad, que espanto y que fea la película, cuando el tráiler nos prometía un espectáculo visual apabullante, y al final estamos ante un intento de ‘Avatar‘ (parece que hayan copiado la secuela por estrenar…) que poco o nada tiene que ver con la primera parte. Lo de los terribles efectos visuales mejor lo dejamos estar (no hagamos más sangre…), pero es increíble que ‘Black Panther’ de 2018 luzca mejor que esta secuela, cuatro años después, y si nos ponemos tontos, ‘Iron Man‘ de 2008 también luce mejor. Lo dicho, increíble.
El problema es que sus responsables se han olvidado (como sucede recientemente, y me refiero a Marvel) que esto es un producto de superhéroes, siendo un error que renuncien a entretener al espectador, y apostándolo todo a la carta de la emotividad y el mensaje sobre la pérdida, una gran idea si sabes cómo ejecutarla. Una parte del film está bien, pero si me aburres durante las casi tres horas, repito, casi tres horas que dura esto (no sé en qué pensaban…), pues tenemos un problema. Y espera, que dicen que ha costado 250 millones de dólares. Para mear y no echar gota, cuando la muy superior ‘Black Adam‘ (que sí sabe lo que es y lo que tiene que ofrecer), costó 200, luciendo como el triple de lo que parece ésta, donde la acción ni está ni se la espera. Un tremendo error querer hacer una producción con un ritmo tan lento y que provoque el bostezo en el espectador (en la sala de mi cine hubo unos cuantos…). En fin, ellos verán, pero la primera parte fue rabiosamente entretenida y esta ha sido… rabiosamente aburrida.
Que sí, que muy bonito el homenaje, pero te olvidas bien pronto de Boseman en pro de una historia que jamás llega a arrancar, con personajes metidos con calzador (hola, Ironheart), un villano con menos gracia que un cactus (se veía venir…), y un resultado final que sólo se puede calificar de insípido. No es la secuela que nos merecíamos, y el hecho de que lleve ‘Wakanda Forever‘ en el título me parece tan desacertado como engañoso, porque el sentimiento que provocó el primer film con ese gran lema ni tan siquiera hace acto de presencia, en una cinta que jamás te atrapa o provoca un sentimiento más allá de la tristeza al recordar lo que esto podría haber sido con Boseman. Esto no es Wakanda. Esto no es Marvel. Esto no es ‘Black Panther‘.

Y ojo, que el resto de personajes funcionan (en parte gracias a las estupendas actuaciones de todo el elenco), hasta el punto de merecer sus propias series (me refiero a los originales, porque lo de la serie de Ironheart no lo acabo de ver…), pero se nota demasiado la ausencia de Boseman. Entiendo que Marvel tuviese ganas de secuela después del taquillazo que supuso la primera parte, pero, ¿a qué precio? Yo habría dejado las cosas como estaban, a la espera de otro ‘Black Panther’ dentro de unos años. Y repito, no hay problema en que otro personaje recoja el testigo, ¿pero tan pronto? El sentimiento no puede ser más agridulce.
Y bueno, no sé si hablar de Tenoch Huerta y su Namor porque los mexicanos me comen… Entiendo que lo vean como un gran personaje y que aplaudan que se hayan cambiado sus orígenes, con la única intención de captar al público latino, que es a lo que juega Marvel a la mínima que puede, pero para mí, ni es Namor ni es un buen villano, más bien un tipo descafeinado que nada tiene que ver con el de los cómics. Un tremendo error de casting, por mucho que Huerta ofrezca una interpretación correcta, pero nada más.
Y ya está, no merece la pena seguir con una secuela inferior a la original, siendo un producto fallido y de las peores de la casa. Podría destacar las escenas de Namor (el villano no convence, sus movimientos sí) y el fabuloso reparto (de verdad, todos geniales), pero fuera de eso poco más hay por rascar, en una película que confirma que no ha sido buena idea seguir con el personaje, y que la fase 4 ha sido un doloroso fracaso. Me quedo con el final de ‘Endgame‘, donde T’Challa seguía vivo y tenía un gran cierre. ¿Por qué hacer esto con su personaje y no inmortalizarlo, como sí hicieron con Paul Walker en la saga ‘Fast & Furious’? Marvel sabrá, pero la fiesta termina antes de empezar ante una segunda parte totalmente innecesaria. Te echamos de menos, Boseman. Mucho…
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