First Class – Netflix – Crítica – La realidad supera a la ficción en un reality mejor de lo esperado

First Class’ se ha presentado como el nuevo reality de Netflix, pero yo más bien diría serie documental, pero cada loco con su tema. El caso es que sigue las aventuras de un grupo de ricos, famosos y pijos de Barcelona, en su «duro» día a día, repleto de fiestas y comidas copiosas. Lo sé, da miedito… De hecho, me he unido a la fiesta con la intención de ver un único episodio, por si acaso, y abandonar el yate (barco queda muy mundano cuando hablamos de un producto de estas características) antes de tiempo. Como ya he indicado en otras ocasiones, los prejuicios son malos compañeros de viaje, porque lo que me he encontrado es una propuesta divertida, desenfadada y que cumple su objetivo de entretener, más allá de restregarnos en las narices lo bien que viven los ricos, que también (tampoco nos engañemos).

No se puede negar que el mejor episodio es el primero, con momentos hilarantes y que me han despertado la carcajada, desinflándose la diversión en los posteriores, que jamás están a la altura, pero que sirven para pasar un buen rato viendo las aventuras y desventuras de este catálogo de personajes. Porque sí, lo mejor que puede hacerse, y el motivo por el cual he disfrutado de esta producción, es tomárselo todo como una parodia, confirmándose que a veces, y sólo a veces, la realidad supera a la ficción. Y de qué manera.

A destacar al diseñador de moda, un sujeto que eclipsa a sus compañeros y que te tienes que pellizcar para confirmar si es de verdad, y lo mismo se puede decir de la impagable relación con su ayudante (me ha dado la sensación de estar viendo la estupenda ‘Zoolander‘ en no pocos momentos, y no es broma) o sus surrealistas visitas al médico. Que sí, que esto está más guionizado que un programa de Telecinco, y tiene de telerrealidad lo que yo de Brad Pitt, pero oiga, si al final el resultado es una comedia involuntaria que me haga pasar un rato ameno con previsión de sonrisa, pues póngame tres tazas.

Luego hay otro individuo, el bohemio con ínfulas de artista, que en los primeros episodios apunta maneras, pero que luego se disuelve como una pastilla efervescente. Respecto al resto de personajes, no son tan insufribles como cabría esperar, e incluso a algunos se les coge cariño. Un milagro, porque todos sabemos el tipo de personas que se mueven en estos ambientes, y los responsables logran que no nos generen rechazo. Sí, son egocéntricos, ambiciosos y petulantes, pero oye, tampoco son malas personas, o al menos eso es lo que se entiende de los seis episodios. Pijos, sí, pero no dan ganas de estrangularlos mientras duermen. Es un avance.

Por último, es impresionante la factura técnica del show, notándose que ha habido un presupuesto generoso, siendo una serie documental (sigo haciéndome preguntas con lo de reality) que cumple en sus aspectos técnicos. Bueno, es la serie sobre unos famosos, así que dudo que contratasen becarios en prácticas para mostrar sus vidas. Una cosa no quita la otra, pero se agradece que todo luzca tan bien (ya quisieran otras producciones…).

En conclusión, tampoco digo que sea una maravilla, ya que lo mejor está en el primer episodio, y los grandes momentos son cortesía del diseñador de moda (ojalá que no me lea porque el ego se le va a disparar a las nubes… o al espacio), pero no es el desastre que podría haber sido, en lo que acaba siendo un reality (o serie documental) que cumple su cometido de entretener, y que encandilará a los adolescentes amantes de este mundo. ¿El resto? Pues si aceptas las reglas del juego, también te lo puedes pasar bien, pero en caso contrario, ya sabes lo que tienes qué hacer, que ya tienes una edad… Todo dicho.

Crítica en vídeo:

2 comentarios sobre “First Class – Netflix – Crítica – La realidad supera a la ficción en un reality mejor de lo esperado

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  1. Estaba dudando si ver la «»docuserie» o no dadas las críticas nefastas que tiene. Busqué más reseñas a ver si alguna daba una opinión más allá de lo tipico: nadie se identifica con los ricos y sus excentricidades. Solamente por ver al diseñador voy a ponerme el docu. Este artículo despertó mi curiosidad. Y obviamente, no hay que ir más que con la expectativa de que, dentro de lo surreal que pueda ser, te entretenga.

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