
‘Gora Automatikoa‘ es una cinta de animación española, dirigida por el director de la interesante ‘Orígenes Secretos‘, junto a dos compañeros, y concebida como una gran broma para dinamitar las bases de los premios Goya y su categoría de mejor película de animación. Sinceramente, he ido sin prejuicios y con la única intención de pasármelo bien. No le pedía más. ¿Cuál es el problema? Por un lado, que es una broma sin gracia, estirando un chicle que pierde su sabor a los pocos minutos, y desaprovechando su maravilloso punto de partida (el Goya 2021 a ‘La gallina Turuleca‘, al ser la única película de animación nominada). Por otro, y no menos importante, me resulta imposible llamar película a esto, porque no lo es. Pero mejor vayamos por partes…
Sus tres responsables inician el film de forma prometedora, con una buena idea mal ejecutada (se nota que no saben qué hacer), como si esto fuese a ser una gran fiesta en la que el espectador fuese partícipe y cómplice de sus chistes. Pues no. Hablamos de bromas que quizás hagan gracia a los tres artífices de la cinta, pero que caen en saco roto en la mayoría de ocasiones. Se nota que no saben cómo llegar a esa ansiada hora de duración para justificar que esto es una película y poder ser nominados al Goya a mejor película de animación (es una de las normas). Ellos mismos bromean sobre el asunto, con silencios interminables y momentos muertos, malgastando tiempo para cumplir el trámite y tomar el pelo a los académicos. El problema es que al final se lo toman al espectador. ¿Qué culpa teníamos nosotros?

Si se hubiese estrenado algo así en Youtube, no tendría ningún problema, pero ha pasado por salas de cine y ahora está en plataformas. De locos. Lo único que me queda claro es que todo es posible, como estrenar una producción perezosa y vacía (se nota que han ido con prisas, y de ahí el pobre resultado), y que te hagan más caso del que mereces. Luego hay quejas y dardos de los protagonistas a cómo funciona la industria del cine en España (por amiguismos, para que nos entendamos), pero leñe, tu onanista broma ha hecho más ruido del que merecía, cuando otras producciones más inspiradas, hechas con esfuerzo e ilusión, no llegan a ningún lado.
La película me recuerda a esos compañeros de clase que se juntan para hacer un trabajo del colegio, y no tienen ni idea de por dónde empezar. Pasan los días, y al final entregan un desastre, repleto de relleno (diría que el 70% del film, y creo que me quedo corto) y sin sentido alguno. La diferencia es que en el colegio te suspenden, y aquí te nominan a un Goya, confirmando el miserable estado de la animación española. Sí, es lo que quieren transmitir sus responsables, por lo que misión cumplida, pero, ¿no se podría haber contado lo mismo en un corto de diez minutos? La respuesta está clara, y la ambición de los partícipes, también.
Que ojo, estoy seguro de que las intenciones eran las mejores del mundo, y a mí también me gustaría juntarme con mis amigos y rodar una broma que me haga gracia, pero no la compartiría con el mundo, porque sería eso, un chiste entre colegas sin la calidad suficiente para enseñárselo a nadie más. Yo también he hecho auténticas bobadas, pero en los sitios correspondientes y de forma gratuita, no he atormentado a nadie más. Y quizás esto es lo que tendría que haber pasado con esta película. Su destino era un medio gratuito, porque intentar beneficiarte económicamente con un producto tan insulso y pobre, me deja sin palabras y clama al cielo.

De verdad, que me parece increíble que esperasen un Goya a mejor película de animación por esto (hacedme caso, lo esperaban), como si todo fuese una gran broma y quisiesen boicotear los premios. Sin haber visto la película, me supo mal cuando lo perdieron, porque jamás me hubiese imaginado el bajo nivel de la propuesta, pero una vez vista, lo entiendo. Le llegan a dar un premio a mejor película de animación a algo así, y ya es para hacer las maletas. Si un año no hay una película de animación con unos mínimos de calidad, no se nomina a ninguna, y ese año no se da premio en esa categoría. Es así de sencillo. ¿Hacía falta una película para mofarse de unos premios que cada año tienen menos credibilidad (como todos, también te digo) y de la escasez de producciones animadas en este país? Tú lo sabes, y yo también, pero parece que los únicos que no se han enterado son los responsables de este chiste alargado en exceso.
Pero en fin, no quiero ser cruel (me he contenido, os lo aseguro…), agradeciendo a sus responsables que la agonía solamente dure una hora y diez minutos (se pasa como un suspiro, eso es cierto), y destacando algunos elementos (hay algún gag logrado, como el del extraño ser superdotado, el dardo al porno emocional, o el momento de las normas), pero nada más. Lo siento, pero esto es una tomadura de pelo, llegando más lejos (cines, plataformas…) de lo que merecía. Que esto haya hecho tanto ruido, confirma que en este país todo es posible, si se tienen los recursos necesarios. Esa es la conclusión final, y no que la animación española está herida de muerte. Oiga, si esa era la intención… No, ni por esas. Una decepción y una tomadura de pelo, pero eh, si ellos pueden… No, no os hagáis ilusiones.
Crítica en vídeo:
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