
Michael Bay es uno de mis directores favoritos. Lo digo sin paños calientes, dejando las cosas claras desde un primer momento, y con la intención de que no haya malos entendidos. Dicho esto, presentar al explosivo cineasta a estas alturas del cuento es bastante absurdo, siendo un director de cine de sobra conocido por todos, por lo que me limitaré a afirmar (con todo el orgullo posible) que adoro su primera etapa, con clásicos como Bad Boys, La Roca o Armageddon, sus mejores películas y las culpables de que tenga predilección por su cine, además de disfrutar con propuestas tan estimulantes como la secuela de Bad Boys (un desenfreno al que es imposible no querer), la primera de Transformers (hay que ser objetivos y obviar las secuelas) o la arriesgada Dolor y Gloria. El resto navegan entre el entretenimiento de usar y tirar, los productos fallidos, o una saga robótica que casi se carga su carrera (todos sabemos que tendría que haber parado en la tercera).
Hecho el breve repaso (luego me llaman pesado con las introducciones…), toca centrarse en ‘Ambulance’, su última película, y que curiosamente es la mejor valorada por la crítica, a la par con ‘La Roca‘. Sí, los críticos profesionales no comparten mi predilección por el bueno de Bay, pero aquí han hecho una excepción. Por otro lado, la película ha sido un pequeño fracaso en USA, no interesando al público. Luego nos quejamos de que Bay sólo hace secuelas de ‘Transformers’… En fin, que no podía decirle que no a lo nuevo del señor Bay, por lo que me he subido a su ambulancia, con la única intención de pasar un buen rato. Y lo he pasado, pero no puedo engañarme a mí mismo, ya que esto no deja de ser una suerte de ‘Speed’ (salvando las distancias), con una premisa que conocemos todos de sobra, y que no se molesta en innovar ni un ápice, pecando de conformista.
Y es que una vez vista, y mal que me pese, debo confesar que nada nuevo luce bajo el sol, con un guion tan rudimentario como tópico, sin sorpresas bajo la manga, y dejando la sensación de que sin la dirección de Michael Bay y la sensacional actuación de Jake Gyllenhaal (que ahora iremos con él), esto sería mucho más olvidable de lo que ha acabado siendo, aunque mejor ir por partes.

Te podrá gustar más o menos el señor Bay (tiene detractores hasta debajo de las piedras, en especial en los grupitos de entendidos…), pero es indiscutible que tiene un estilo visual único e inimitable. La prueba es bien sencilla ya que, si me dices que esto lo ha dirigido cualquier otro, te llamo mentiroso/a a la cara, porque el sello Bay está presente en los 136 minutos que dura este thriller de acción con tintes dramáticos. Hablando de la duración, es indiscutiblemente exagerada, ya que se podría haber contado lo mismo en media hora menos, pero ya conocemos a Bay y sus excesos, para bien y para mal. Lo de mal ha quedado claro, pero lo de bien es tan simple como destacar el hecho de que estamos ante una historia pequeña y convencional, y que si llama la atención es gracias al buen hacer del director, logrando que sea rabiosamente espectacular, en especial gracias a unas persecuciones impecables.
No obstante, y para que veáis que no me caso con nadie, hay algunos movimientos de cámara totalmente innecesarios (por no hablar de los innumerables fallos de racord…), que no vienen a cuento y están metidos con calzador para dejar claro que Bay es el más chulo de la clase. Sí, nos hemos enterado, eres un genio en lo tuyo, pero al final lo único que vas a conseguir es confundir o marear el espectador que no esté acostumbrado a tus piruetas audiovisuales. Hay planos vibrantes, pero no sé hasta qué punto eran necesarios, más allá de presentar un drama de sobremesa como un blockbuster de acción, eso sí, de apenas 40 millones de presupuesto, luciendo como mucho más. Qué aprendan otros. Concluyendo este apartado, me limitaré a dejar claro que, sin la dirección de Bay, esta película no habría llamado la atención a nadie, siendo uno de esos casos en los que el trabajo tras las cámaras es una de las claves. El por qué el bueno de Michael ha aceptado un proyecto con un libreto tan convencional e insustancial, lo dejamos para otro día.
Y paso al otro apartado clave del film, que no es otro que el del reparto, destacando a un Jake Gyllenhaal pasándoselo en grande y saboreando el delicioso personaje (el mejor, de lejos) que le ha tocado interpretar. Gyllenhaal es uno de esos brillantes actores a los que da igual lo que les des, que te lo saca con nota, y lo lleva demostrando durante los últimos años. Imaginaos si su interpretación me ha parecido fascinante, que no me imagino a ningún otro actor en este rol. ¿Cuántos actores pueden decir eso? Nada más que añadir, señoría.

El contrapunto es el ascendente (últimamente está en todo) Yahya Abdul-Mateen II, al que se le nota entregado (hace lo que puede) a un personaje que no lo merece, siendo más plano que un folio, sin garra ni carisma alguno, y al que sólo se podría calificar de cliché con patas, pero de los sosos. Es una pena que desaprovechen el consabido talento de este intérprete en un personaje tan insípido y aburrido, aunque afortunadamente Gyllenhaal lleva casi todo el peso de la cinta, al contrario de lo que se intuía en los tráilers. Menos mal. Eiza González es la tercera en discordia, actriz a la que suelen castigar con papeles irrisorios o directamente lamentables, pero que aquí recibe un pequeño regalo con el que seguramente sea el personaje más interesante de su filmografía, circunstancia que la intérprete aprovecha con una actuación convincente. Respecto al resto de secundarios, todos cumplen.
Ahora sí, toca hablar de lo peor, que no es otra cosa que su flojo guion, una ensalada de clichés con infinidad de concesiones argumentales, metidas sin pudor alguno para hacer avanzar la trama a cualquier precio (si algo puede salir mal, saldrá mal), y que acaba dejando la sensación de que esto ya lo hemos visto todos en innumerables ocasiones, aunque mucho mejor. Creo que la historia se le ha quedado corta al amigo Bay, ofreciendo un espectáculo que jamás pisa el freno, pero con una historia tan tópica que ruboriza, y una serie de decisiones que empañan el conjunto final. A pesar de su violencia explícita (coqueteando con el gore) y algún apunte, la película es menos transgresora y más ñoña de lo que quiere aparentar. Creo que su guionista debería haber estado a la altura de su director y actor principal, los cuales están a años luz de una trama que arranca rápido, pero que se pasa de frenada, dejando una sensación de déjà vu. Más de lo mismo, aunque envuelto de la mejor forma posible.
En conclusión, me quedo con la estupenda dirección de Bay (es de los mejores en lo que hace, le pese a quien le pese) y la fabulosa y carismática actuación de Jake Gyllenhaal (¿uno de los intérpretes del momento? Yo digo sí), pero lastrados por un guion que no da más de sí, y que flirtea con el drama de sobremesa. Si esto lo dirige otro, me habría dormido a la mitad, pero gracias al señor Bay, me he entretenido en sus más de dos horas de duración (que se hacen largas, tampoco nos vayamos a engañar), y sólo por eso merece todo mi reconocimiento. Y es que el talón de Aquiles del cineasta son los guiones, cosa de la que no tiene culpa. ¿Por qué no le dan mejores historias? Hollywood es así de travieso, pero tal vez debería escoger mejor sus proyectos. Mientras tanto, toca conformarse con ‘Ambulance‘, un frenético thriller de acción que cumple su cometido, pero que habré olvidado mañana. Esperaba más, desde luego. En fin, nos vemos en la próxima, señor Bay.
Crítica en vídeo:
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