
Antes de comenzar, tengo que aclarar que no he jugado al videojuego de Cuphead (todavía…), por lo que mi reseña se limitará a valorar la serie independientemente de la obra original, por lo que nos podemos ahorrar comparaciones odiosas y debates absurdos. Una vez dicho esto, puedo afirmar que la serie de Netflix es tan desenfrenada como recomendable (aunque los críticos no han salido demasiado satisfechos… qué raro), siendo lo más destacable su exquisita animación. Pero mejor ir por partes.
Como ya he adelantado, la animación es una maravilla, con todas sus letras, siendo imposible encontrarle un solo reproche. No soy experto en la materia, pero tampoco hay que serlo para valorar el fabuloso e impecable trabajo de los animadores, combinando un estilo retro con un diseño de personajes 2D de los de toda la vida, y que recuerda a los cortos originales del ratón Mickey (la influencia está más que clara). Sólo por su apartado técnico, la serie ya merece la pena. Afortunadamente, la historia está a la altura de las circunstancias.
Y es que la serie apuesta por un humor hilarante, que si bien quizás no despierta la carcajada, si saca bastantes sonrisas, con un tono alocado que no da respiro al espectador. No obstante, no tengo claro a qué audiencia está dirigida la serie, ya que su humor es travieso, pero sin cruzar la línea, y quizás los más pequeños de la casa se pierdan con algunos gags. Es posible que eso suponga una barrera para ciertos espectadores, pero creo que es una propuesta apta para todo tipo de público si se aceptan las reglas del juego. Dejo claro que si no te convence el primer capítulo, lo mejor es que te bajes del barco a tiempo, porque son todos iguales.

Y hablando de los episodios, si hay algo digno de aplauso (aparte de la animación, que no me cansaré de elogiar), eso es la duración de los episodios, de apenas diez minutos, conformando un total de doce episodios. Un gran acierto que hace que la serie se pase como un suspiro y no se haga pesada, invitando al espectador a consumirla en un breve período de tiempo. Sacad cuentas, pero os confirmo que esto se ve en una tarde sin problemas. No sé quién ha sido el artífice de esta idea (es un genio), pero espero que otras producciones similares tomen buena nota, porque es la clave para que tu producto triunfe, y más en los tiempos que corren.
En cuanto a los personajes, Cuphead es todo un hallazgo, tan insensato como intrépido, pero su hermano Mugman no se queda atrás, siendo la otra cara de la moneda. Ambos forman un tándem perfecto, derrochando carisma a cada escena, y lo mismo se puede decir de los secundarios, a cada cual más estrafalario y excéntrico (mención especial para el gran villano de la función).
En conclusión, estamos ante una recomendable y entretenida propuesta animada, que destaca por su sobresaliente animación (para quien esto escribe, todo un hito) y su tono desenfadado, no tomándose en serio a sí misma en ningún momento, lo cual es de agradecer. El último episodio finaliza con un ‘Continuará…’, y creo que es de las pocas veces que esta estratagema de Netflix no me molesta. Con eso lo digo todo. Hayas jugado o no al videojuego, si te gusta la animación gamberra y sin complejos, ‘Cuphead’ es tu serie. Más, por favor.
Crítica en vídeo:
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