
Hace un par de años se estrenó en Netflix ‘Tall Girl’, comedia romántica destinada al público adolescente, y que versaba sobre una chica alta que recibía acoso por ello. La película era incapaz de ofrecer algo más, siendo un producto tan insustancial como olvidable. Por supuesto, fue un éxito, y aquí estamos, con una segunda parte que no tengo muy claro quién había pedido (entiendo que los que aplaudieron la primera). Hecha la introducción, cabe preguntarse, ¿era necesaria una segunda parte? La respuesta es un rotundo no, y más teniendo en cuenta el final cerrado de la anterior entrega. Pero no merece la pena perder el tiempo en una reflexión sobre cómo funciona el negocio del cine (y las plataformas), por lo que es mejor entrar en materia, ya que debo admitir que esta secuela no está tan mal como me esperaba, aunque vuelva a ser más de lo mismo.
No conviene pararse demasiado en los apartados técnicos y de reparto, ya que ambos cumplen, el primero con una dirección que es la esperada en un producto de estas características, por lo que ni tan mal, y el segundo porque parece que todos los actores del film se lo pasan en grande, creyéndose sus papeles. Incluso la protagonista está mucho mejor que en la anterior entrega, donde ofrecía una interpretación más plana.
Y vamos al punto importante: el guion. La verdad es que el guionista (el mismo de la primera parte) no se ha estrujado demasiado el seso, recorriendo lugares comunes (con todos los clichés que os podáis imaginar) y forzando conflictos (que ya me dirás, cuando todos sabemos cómo acabará la película desde el minuto uno…) para justificar una secuela en la que los personajes secundarios parecen evolucionar más que sus protagonistas, por no hablar de que son más interesantes. Suele ocurrir.

Y es que se agradece que a algunos de ellos se les dé más protagonismo (incluso me convence el rol de alivio cómico que adopta uno de ellos), ya que la protagonista no tiene mucho más que decir, más allá de sustituir el complejo de la altura por uno de los males que tanto afectan a la sociedad hoy en día (no lo revelaré por no destripar la trama a nadie…). Ahí la película está un poco más inspirada, lanzando un positivo mensaje que quizás sirva a la audiencia más joven, que es quien más lo padece. Eso sí, los personajes nuevos no aportan nada, hasta el punto de que los podrías quitar de la película que no pasaría absolutamente nada.
Y bueno, el film es simplón y bobalicón hasta decir basta, pero se agradecen las buenas intenciones, siendo una cinta que no molesta ni aburre, cumpliendo su cometido de entretener mientras intenta transmitir valores a la audiencia. Mucho mejor que las bobadas eróticas que tenemos que padecer cada año, siendo ésta una producción simpática que encantará a los fans de la primera entrega, y que quizás convenza a algunos espectadores que no estén en el target al que se ha enfocado el film (juvenil, para los despistados). No voy a engañar tampoco a nadie, ya que seguramente mañana la habré olvidado, al igual que la primera entrega, pero se deja ver y no ha supuesto un suplicio, por lo que conforme. Mejor cine sencillo y sin mayores complicaciones que algunas atrocidades que se ven últimamente… ¿Habrá ‘Tall Girl 3’? Ya sería el colmo, pero en fin, This is Netflix.
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