
Tenía cierta curiosidad en ‘BigBug’, ya sea por su estilo visual, su premisa o simplemente por ser la nueva película de Jean-Pierre Jeunet, cineasta responsable de propuestas como ‘Delicatessen’, ‘La ciudad de los niños perdidos’, ‘Alien Resurrection’ (que debo ser de los pocos que la defiende…), o ‘Amélie‘. A nadie se le escapa que, con dicha trayectoria, estamos ante un director inclasificable, con su propio sello de identidad y que no suele dejar indiferente. Pues bien, después de muchos años en el retiro, ha regresado con esta nueva propuesta de Netflix. Los críticos la han masacrado, y una vez vista, no me extraña en absoluto, ya que estamos ante el nuevo desastre de la plataforma y ante la peor película de Jeunet.
El director ofrece un estilo visual tan llamativo como curioso, aprovechando el espacio cerrado y presentando una serie de detalles interesantes, pero todo es demasiado artificioso (los efectos especiales navegan entre lo efectivo y lo mediocre), impidiendo ver su sello de identidad en una propuesta que quiere ser demasiado escandalosa y atractiva a los ojos, pero que acaba saturando con su parafernalia. No obstante, lo que sentencia el conjunto es el guion, cortesía de Jeunet (y de un cómplice), y cuya historia y situaciones presentadas sólo pueden calificarse de despropósito, con todas sus letras.
Y es que estamos ante una broma sin gracia, una propuesta de ciencia ficción que hace bien en no tomarse en serio a sí misma, ya que eso siempre será bienvenido para un servidor, pero cuyo mayor problema radica en que quiere divertir desesperadamente, cayendo todos sus chistes y gags en saco roto, y generando la estupefacción en el espectador. Yo no daba crédito, eso seguro. Sin lugar a dudas, estamos ante un bodrio que se cree mejor de lo que realmente es, y que acaba resultando un suplicio, y más teniendo en cuenta sus dos exageradas horas de duración, cuando una película de estas características demandaba hora y media, como mucho. Insufrible es quedarse corto.

¿Qué pretendía Jeunet con esta obra? Creo que ni él mismo lo tiene claro, ya que por el film navegan un sinfín de ideas locas que no van a ninguna parte, con unos personajes estúpidos y con los que es imposible empatizar, y una historia que exige demasiado al espectador, por no hablar de que no es el colmo de la originalidad. Sin ir más lejos, esto ya lo vimos en un episodio de la segunda temporada de ‘Love, Death + Robots’, aunque aquél estaba mucho más inspirado y te lo contaba todo en apenas veinte minutos.
Por mucho que sus responsables hayan querido ofrecer una producción novedosa y única, les ha quedado un pastiche de ideas de imposible digestión, que ya hemos visto todos, pero mucho mejor. No tengo problema alguno en que seas un film del montón, pero al menos no me atormentes por el camino, porque estamos ante un alargado chiste que se ríe de sí mismo sin hacer partícipe al espectador. Buscaban risas, y sólo se han encontrado incredulidad. Respecto al reparto, cumplen con sus complejos personajes, aunque es muy sangrante ver a Dominique Pinon (un habitual del director) en un papel tan pequeño e irrelevante.
En conclusión, estamos ante una propuesta fallida, olvidable y ridícula, que supone otro traspiés de la plataforma (y van..) y que acaba siendo la peor de la filmografía de Jeunet, confirmando que quizás lo del retiro no era tan mala idea. Y es que ya se está convirtiendo en moda que los últimos trabajos de cineastas reputados acaben siendo sus peores films. Curioso, cuanto menos. Hacedme caso, no perdáis el tiempo.
Crítica en vídeo:
Deja una respuesta