
Desde que vi el genial tráiler de la nueva propuesta coreana de Netflix, estaba dentro. Y es que es más que evidente que estamos ante la respuesta (en formato serie) a la maravillosa ‘Train to Busan’, con unos zombis calcados a los de aquel clásico del género, aunque también bebe de la muy recomendable ‘Kingdom’. Aplaudo que los responsables no se escondan, ya que la popular película es mencionada en el primer episodio, por si alguien necesitaba alguna pista más. Aprovecho esta introducción para aclarar que ‘Estamos muertos’ no tiene absolutamente nada que ver con ‘El juego del calamar’, como se han afanado a afirmar algunas webs, con la única intención de rascar visitas. Una vez aclarado este punto, conviene ir por partes, como les gusta a los zombis.
La dirección es ejemplar, artesana y fascinante, no dando respiro al espectador cuando se entra en faena, es decir, cuando los zombis hambrientos van detrás de los protagonistas. Es fabuloso cómo se aprovecha el escenario del instituto, con sus espacios cerrados, como es el caso de los pasillos y las aulas, generando más tensión. Los zombis vuelven a impactarnos con su velocidad y movimientos, confirmando que son los perfectos si se quiere introducir más miedo en el espectador. Lejos quedan los tiempos del zombi putrefacto y lento, apostando por unas criaturas que no tienen descanso y que, a la mínima que te descuides, pueden suponer tu sentencia de muerte. En definitiva, un apartado técnico impresionante, volviendo a dejar claro que Corea del Sur no tiene nada que envidiar a ningún otro país (sí, me refiero sobre todo a Estados Unidos) en lo que a producciones cinematográficas o televisivas se refiere. Por cierto, esta serie luce como una película, con una factura técnica encomiable y prácticamente perfecta.

Una vez elogiado el mejor apartado de la serie, conviene meternos de lleno en el guion, reconociendo, mal que me pese, que no todo es perfecto. Por un lado, los guionistas trazan un espléndido dibujo de la personalidad de los personajes, logrando que nos importen y nos encariñemos con ellos, aunque algunas pérdidas sean más que predecibles. Mención especial a los protagonistas, carismáticos y sensacionales, y a los que es imposible no querer, al igual que a algunos de los secundarios, aunque la mayoría acaben estando bastante desaprovechados, debido al exceso de personajes. Aprovecho para confirmar que el reparto está sensacional, todos y cada uno de ellos, creyéndose sus papeles y dando lo mejor de sí mismos. Otro apartado en el que no suelen fallar los coreanos.
La serie es adictiva, hasta el punto de haber visto varios episodios del tirón (y no vi más por falta de tiempo), y justo cuando estaba alcanzando el ecuador de la serie, mi entusiasmo me confirmaba que estaba ante la mejor serie de zombis jamás realizada (con el permiso de ‘Kingdom’). Lamentablemente, la trama se ha ido desinflando en los siguientes episodios, llegando a un desenlace bastante insatisfactorio y que deja el sentimiento agridulce de que algo falla, por no hablar de decisiones argumentales más que cuestionables y que también restan, siendo algo habitual en el género zombi.
En primer lugar, cabe preguntarse la necesidad de doce episodios de una hora cada uno. ¿A quién se le ocurre? Alabo las producciones coreanas, por su acabado y entretenimiento, pero se pasan con los capítulos, cayendo siempre en el mismo error cuando estrenan algo en la plataforma. Creo que ocho o diez episodios le habrían venido genial a la serie, reduciendo ciertos elementos que no aportan demasiado, pero han preferido alargar la trama como un chicle, perdiendo el sabor cada vez que se estiraba.

Obviamente, esto perjudica al ritmo, que va decayendo a pasos agigantados a medida que avanza la serie (aunque jamás al nivel de la fallida ‘Sweet Home’), con unas subtramas que no aportan demasiado (aunque algunas sí funcionan, como la del policía), y unos personajes a los que se les da demasiado bombo para luego acabar siendo carnaza. Es una lástima, porque la serie podría haber sido perfecta, pero apuesta por un exceso de drama que no le viene nada bien, agradeciéndose los apuntes cómicos (estoy seguro de que van a chirriar a más de uno), por pocos que sean. La serie arranca de forma espectacular, con unos primeros episodios a los que no se les puede encontrar ningún reproche, pero en los últimos capítulos se nota que han alargado la historia de forma innecesaria, perdiendo la magia y garra de los primeros compases. Es lo que tiene ser ambicioso y no dejarlo cuando estás a tiempo, como ya he indicado.
No te digo ya lo del final abierto, con una más que confirmada segunda temporada a la vuelta de la esquina. Una vez han aparecido los títulos de créditos, he tomado la decisión de parar aquí, a tenor de las malas experiencias de buenas series, con grandes primeras temporadas, que no han sabido cuándo dejarlo. Prefiero quedarme con lo bueno, porque dudo que la historia dé para una nueva entrega, más allá de engrosar el catálogo de la plataforma y de sacar tajada del éxito de la serie, que está claro que lo está teniendo, aunque jamás al nivel de ‘El juego del calamar’ (dudo que lo pretendiesen…).

Soy consciente de que mi reseña ha pegado un giro brusco, de alabarla como una espectacular serie de zombis, a una que va perdiendo fuelle a medida que pasan los capítulos, siendo algo doloroso admitirlo, pero cuando te gusta mucho una producción, debes ser sincero y sacar los contras, y estos son. Ni más ni menos. Eso no quita que la serie siga siendo la mejor en su género (aunque tampoco la competencia es muy dura), gracias a sus aciertos, que no son pocos, e invitándonos a sufrir, emocionarnos y disfrutar con sus situaciones y personajes, en un cóctel tan entretenido como alocado. Yo me lo he pasado pipa, eso lo tengo claro, y a pesar de lo comentado, la recomiendo a cualquier amante del género zombi, a los que quieran pasar un buen rato o a los que disfrutasen con ‘Train to Busan’, siendo ‘Estamos muertos’ una digna heredera que no te puedes perder.
Llega a mantener el nivel de su arranque, y hablaríamos sin problemas de una de las mejores series de los últimos años, y quizás de la historia (esto a título personal, que nadie se me ofenda), confirmando que Corea del Sur tiene mucho qué decir en lo que a entretenimiento se refiere, con una serie de producciones que siempre dan lo que prometen y que no decepcionan. Este es el camino, y ‘Estamos muertos’ es otra buena prueba de ello. Más, producciones así, por favor.
Crítica en vídeo:
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