
‘Archivo 81 (Archive 81)’ es una propuesta de terror (así es como se está vendiendo) y fantasía que ha aterrizado en Netflix sin apenas promoción, a pesar de estar producida por James Wan, responsable de las sagas ‘Expediente Warren‘ e ‘Insidious‘. Sin embargo, ha ido generando ruido con el paso de los días, siendo uno de los estrenos más destacables de los últimos meses. Yo no me hubiese acercado a ella (no sabía de su existencia) si no llega a ser por las entusiastas críticas y las opiniones tan favorables de quien ya la había podido ver, hablando de un cruce entre ‘Expediente X‘ y el terror de found footage. ¿Cómo resistirse?
Pues bien, la he visto y, mal que me pese, me he quedado casi igual. Creo que me encuentro ante un punto de inflexión, bastante cansado de hacer caso a los de siempre, esos que aplauden cualquier nuevo estreno como si fuese el segundo advenimiento de Cristo, cuando en realidad son producciones para ver, y punto. Relajaos… Y es que, aunque estamos ante una serie interesante y con algún momento inspirado, no deja de ser una más. Vamos, que no habría pasado absolutamente nada si me la pierdo, fallando a la hora de ser un pastiche de géneros que no sabe muy bien qué quiere ser. Su lentitud a la hora de plasmar los acontecimientos hace el resto, sentenciándola como una producción que no molesta, pero que tampoco fascina. Lo dicho, del montón, pero mejor ir por partes.
Son obvias las limitaciones presupuestarias, aunque sin que la dirección pueda tildarse de mediocre, más bien de correcta, sin más. Se agradece que no haya un abuso de los efectos especiales (uno de los grandes males de las producciones actuales), aunque cuando éstos hacen acto de presencia, confirman que no se ha sido demasiado generoso con el presupuesto. Sin lugar a dudas, estamos ante una producción pequeña, con pocos alardes técnicos (aunque ideas muy ambiciosas…), y quizás de ahí la poca confianza que ha tenido la plataforma en ella. Seguro que ahora están celebrando su éxito. Escépticos…

Por otro lado, no se aprovecha el recurso de los años 90, década en la que transcurre gran parte de la historia. Me dices que toda la serie es en la actualidad, y me lo creo, siendo un trabajo perezoso en ese aspecto, al no transportarnos a tan maravillosa época. Se notan las intenciones de los responsables, que no son otras que contentar a los nostálgicos, con el uso de las video cámaras y la restauración de cintas, así como la infinidad de referencias para el deleite de los fans del género. No obstante, y a pesar de los esfuerzos, estos elementos no mejoran la serie, ya que no se les saca todo el provecho. Sí, se han hecho los deberes, pero ofréceme algo nuevo, no un cóctel de géneros con sabor amargo.
Respecto a si se nota la mano de James Wan (uno de los cineastas más interesantes del panorama actual, a pesar del traspiés de ‘Maligno‘) en la producción, hay algunos elementos que pueden recordar a su cine (hay uno en concreto que es clavado a una de sus películas…), pero si algo tienen los films del director, es que son rabiosamente entretenidos, algo de lo que, lamentablemente, carece esta propuesta, apostando por un ritmo lento que es posible que acabe con la paciencia de algunos espectadores. Tampoco digo que sea ‘terror elevado’, aunque seguramente se pretenda, pero le falta chispa al conjunto final, siendo una serie más insípida y convencional de lo esperado. No me cabe duda de que los responsables de la serie pensaban que tenían algo grande entre manos, pero su ambición ha acabado por devorarles, ya que no hay nada en esta producción que la haga destacar sobre el resto. Esto ya lo hemos visto antes, de eso no me cabe duda.

Si desde el principio me confirmas que esto va de sectas, ¿dónde está el misterio? ¿dónde está la sorpresa? Para los responsables de la serie, en cada esquina, pretendiendo impresionar al espectador al final de cada episodio, con una serie de cliffhanger (giros de guion) que inviten a no abandonar la serie y proseguir esta aventura. En parte lo consiguen, pero cuando finalizas el último capítulo te queda la sensación de haber visto cinco series (por lo menos) en una sola, sin tener muy claro qué pretendía la creadora.
Primero quiere ser una propuesta found footage. Perfecto, ya que para mí es lo más interesante de la serie. Después apuesta por el tema de las sectas. Nada que objetar, señoría. Luego coquetea con la fantasía de H.P. Lovecraft. Vale, lo acepto. Luego apuesta por otros géneros y recursos que no voy a desvelar, porque sería entrar en el terreno de los temibles spoilers, pero me limitaré a decir que esto se parece más a una propuesta de misterio y fantasía que no a una de terror, que es como se ha vendido y comienza la serie. Ya os adelanto que de terror hay un par de instantes, y no están demasiado inspirados (ni dan miedo), siendo una lástima que renuncien a ese género, cuando le habría sentado genial apostar por el horror.
En el reparto tenemos de protagonistas a Dina Shihabi y Mamoudou Athie. Shihabi ofrece una interpretación sentida y entregada, con un personaje cargado de matices (tierna en los primeros compases, más ruda en los últimos), cumpliendo en su rol protagónico. Por el contrario, Athie se ve encadenado a un personaje plano y frío, impidiendo que el actor pueda ofrecer una interpretación al mismo nivel que el de su compañera, hasta el punto de que se limita a mantener la misma expresión durante casi toda la serie. No me cabe duda de que el actor es capaz de algo mejor, pero le han dado un protagonista sin garra ni gracia. Mucho mejor está Matt McGorry como su amigo, con un personaje que trae una necesaria jovialidad y cercanía, así como unos enigmáticos Martin Donovan y Evan Jonigkeit.

En conclusión, jamás me oiréis decir que estamos ante una mala serie o una mediocridad, porque las intenciones son las mejores y comienza muy bien, pero si llega a estrenarse en otra plataforma, habría hecho mucho menos ruido. Lo sé yo, lo sabes tú, y lo sabe Netflix, experta en vender productos que parecen mejor de lo que son y estrenar propuestas que hagan más ruido del que realmente merecen. Este es un caso más, y aunque no me ha disgustado el visionado, no hubiese pasado nada si me la llego a perder.
No me habría importado en caso de ser una película, pero a una serie hay que dedicarle mucho tiempo, y duele cuando las expectativas generadas (por otros…) no se cumplen, de ahí mi decepción. Y es que vivimos en una época de saturación de oferta de ocio (películas y series, entre otras), y hay que saber elegir. Estoy seguro de que hay propuestas mucho mejores a las que hincarles el diente, por lo que en tu mano está apostar por ella o dejarla pasar. En mi caso lo tengo claro, ya que su (innecesario) final abierto confirma una segunda temporada, en la que ya os confirmo que no me veréis. Creo que con eso dejo clara mi opinión de la serie. Una y no más, gracias. No aprendo…
Crítica en vídeo:
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