
No voy a volver a excusarme de nuevo… Sí, me gusta ‘Jugando con fuego (Too Hot to Handle), con una primera temporada bastante entretenida y refrescante, una segunda más forzada y fallida, y unas versiones latina y brasileña más picantes (como no podía ser de otra forma). Una vez he aclarado este punto (que ya ves tú), toca hablar de la tercera temporada, la cual ha llegado apenas seis meses de la segunda, aunque los rumores apuntan a que se rodó a principios de 2021. Anda que no ha llovido… En fin, ¿qué podemos esperar de esta nueva temporada? ¿Será tan forzada y decepcionante como la segunda? ¿Habrá tanto picante como en las versiones latinas (ya os adelanto que no…)? ¿Estará a la altura de las circunstancias? Comenzamos.
Técnicamente no se le puede reprochar nada a la producción, volviendo a ofrecer unos estandartes de calidad muy altos, teniendo en cuenta el producto que nos ocupa (un reality de folleteo, seamos francos). Especial mención a los que se encargan de la edición, con unos montajes hilarantes, hasta el punto de que uno casi me mata de la risa. Y es que el humor y la mala leche es lo que diferencian a esta producción de tantas otras, agradeciéndose que se suprima la toxicidad (que sí hizo acto de presencia en las versiones latinas) en pro del buen rollo. Este es el camino, y esta nueva entrega lo respeta.

En cuanto al casting, no está nada mal, con alivios cómicos involuntarios, machitos que van evolucionando, personajes entrañables y parejas a las que se les coge cariño, aunque como siempre, hay algunos muebles que no aportan absolutamente nada al concurso. Como hay exceso de ellos, el programa no se los carga, como sí hizo en la anterior temporada (ya sabéis, si no te magreas, no juegas). No molestan, pero jamás entenderé que se le dé protagonismo a participantes que no lo merecen. Quizás el programa les vea algo que yo me pierdo (me temo que es un tema de físico), pero si llego a hacer yo la purga, al final llegan unos pocos, porque este año ha habido demasiado relleno, aunque algunos destaquen lo suficiente para confirmarnos que ha sido una buena temporada.
Lo que es seguro es que este año no están para bromas, no temblándoles el pulso a la hora de tomar decisiones, algunas sorprendentes, otras tramposas. Esta vez han acogido la máxima de ‘renovarse o morir’, aplicando una serie de nuevas reglas para intentar aportar frescura al conjunto, y que esto no suene a ya visto. Ya os lo confirmo: es lo mismo, aunque eso no tiene porque ser malo, mientras entretengan.
La verdad es que es gracioso ver cómo se las arreglan para meter novedades con calzador, como aumentar el importe del premio de 100 mil a 200 mil, sin que eso cambie absolutamente nada, ya que restan el doble por infracción, por lo que es lo mismo, o artimañas con la intención de que haya un poco de movimiento en la isla, porque estamos ante el casting más mojigato de todas las ediciones. Vamos, les hacen la jugarreta (no haré spoilers) de los últimos episodios a los latinos y brasileños, y en nueve meses te llenan un estadio de fútbol de críos. No deja de ser sorprendente lo que cambia de una cultura a otra, con unas versiones latinas en las que no escatiman en fluidos, y unas americanas donde con suerte se dan dos besos tontos. Yo creo que aquí tenemos un estudio científico. Ahí lo dejo.

En cuanto a los talleres, creo que se repiten, siendo lógicos y necesarios en anteriores entregas, pero algo insulsos en la que nos ocupa, aunque me parece fascinante el momento ‘Star Wars: El último Jedi’, arrancándome carcajadas por surrealista. Lo reconozco, no lo vi venir. No sé si los responsables son conscientes de lo ridículo del asunto, haciendo una parodia de la citada película (o del concepto de Jedi), o de verdad han pretendido hacer algo que se tome en serio, pero la jugada les ha salido redonda, porque lo que me he reído no está escrito. Y hasta aquí puedo leer.
En cuanto al desenlace, vuelven a haber algunas injusticias, volviendo a renunciar a repartir el premio entre todos, cuando es algo lógico y que funcionaba en las primeras temporadas. ¿Por qué controlarte y no tener relaciones sexuales si es posible que al final te vayas de vacío a tu casa? Yo lo tendría claro, aunque se vuelve a notar que esto está más guionizado que un programa de salseo. Nada que objetar, mientras entretengan, que es el caso, aunque se hubiese agradecido más naturalidad en algunos momentos. Al menos te crees a la mayoría de concursantes, que es más de lo que puede decir cualquier otro reality.
En conclusión, una nueva temporada en la que funciona el cast (cae bien y no genera rechazo), el humor (esos montajes y momentos tronchantes) y la evolución de concursantes (aquí sí te la crees, no como en anteriores ediciones), siendo otro reality para disfrutar si te convencieron las anteriores entregas. En caso contrario, no sé qué haces aquí, pero te has equivocado de fiesta. O no… pícaro.
Crítica en vídeo:
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