
En 2016 se estrenó ‘¡Canta! (Sing)’, una simpática cinta animada que sorprendió a gran parte del público (me incluyo), combinando emotividad y entretenimiento a partes iguales. No era ninguna obra maestra, pero sus personajes y canciones dejaban un buen recuerdo. No negaré que me alegré cuando se anunció su secuela (la primera parte fue un éxito de taquilla), teniendo ganas de saber un poco más de estos entrañables personajes, y con la única expectativa de pasar otro rato ameno y divertido.
Pues bien, no ha sido posible, ya que estamos ante otra de esas secuelas animadas que engrosan el grupo de segundas partes que desmerecen el trabajo de las propuestas originales. Citaría ejemplos, pero no acabaríamos nunca, por lo que mejor explicar porqué esta continuación me parece un error y una decepción. Aprovecho para indicar que los críticos tampoco han quedado demasiado satisfechos, siendo una de esas honrosas ocasiones en las que no me extraña.
La verdad es que cuesta creer que el director y guionista de la secuela sea el mismo de la primera parte, entre otras cosas porque la emotividad, simpatía y buen hacer de aquélla, brillan por su ausencia en esta nueva entrega. Me dicen que la segunda parte la ha realizado alguien completamente ajeno a la producción original, y me lo creo. Y es que no hay ni un atisbo de los logros de la original en una entrega que sólo destaca en el apartado animado, técnicamente impecable y al que no se le puede sacar ningún reproche.

Es asombroso que las cintas animadas hayan evolucionado tanto con el paso de los años (revisad las de hace veinte años y me decís), y que los estudios se hayan puesto a la orden del día, rompiendo el monopolio de Disney y Pixar, que siguen siendo las mejores, pero a las que no hay tanto que envidiar como antaño. Eso sí, dejando a un lado la estupenda animación, la película no destaca en casi nada. Y digo casi por ser generoso.
El guion es perezoso, insípido y carente de magia, algo que la anterior entrega derrochaba. Aquí no hay nada de eso, sólo una sucesión de canciones de actualidad, no vaya a ser que el público adolescente (que es bien sabido que es el que está acudiendo al cine en los últimos tiempos, ya que el adulto prefiere quedarse en el sofá…) desconecte y se pierda su atención. Es bastante chocante la selección musical de la primera parte respecto a la secuela, ya que en la original no se renegaba de clásicos de la música, apostando en esta ocasión por lo que está de moda.
No negaré que hay algún número musical conseguido (especialmente en el clímax) , pero nada que ver con los grandes momentos de la primera entrega. Aprovecho para confirmar que el soundtrack está a años luz de lo esperado, siendo seguramente una delicia para los jóvenes que disfrutan con los éxitos del momento, pero un traspiés para los que disfrutamos con la revisión de clásicos musicales en la primera entrega. Una clara pista de por dónde van los tiros en esta secuela…

Por otro lado, es muy sangrante lo que han hecho con los personajes, la mayoría secundarios de su propia película, cuando en la primera parte tenían momentos para su lucimiento y una historia que contar. Nada de eso hay en esta secuela (incluso un personaje desaparece y ni se le menciona…), con una serie de subtramas que jamás funcionan, ya sean las de los supuestos protagonistas (con unas historias que no interesan absolutamente nada), o las de los nuevos personajes (lo del león es increíble, pero de lo torpe), que apuntan maneras, pero que se quedan en tierra de nadie (atención a cómo resuelven el conflicto de uno de ellos, confirmando la pereza del guionista), estando todos totalmente desaprovechados.
Y es que se quieren contar tantas cosas que al final queda un producto tan caótico como fallido. Quizás se pueda rescatar el villano (bastante maquiavélico y cargado de mala leche), pero ni rastro de la ternura del resto de personajes que nos atraparon en la anterior entrega. Aquí no hay ilusión, no hay corazón, no hay nada. Bueno sí, éxitos musicales del momento, pero para eso me pongo ‘Los 40 Principales’.
He visto la película doblada al castellano (de España), y se respetan los dobladores de los intérpretes originales (es decir, son profesionales). Como cabría esperar, la distribuidora no ha perdido la oportunidad de meter a famosos ajenos a la profesión en roles secundarios. A pesar de ello, debo reconocer que no me han chirriado (como sí sucede en la mayoría de ocasiones), con unos Ana Millán y Luis Tosar que salen airosos de la papeleta, especialmente el segundo, pero hay algo que me ha parecido una injusticia. Me explico.

En los créditos finales aparecen los nombres de las voces, pero sólo las de los famosos, cuando doblan a personajes secundarios, pero de los dobladores profesionales ni rastro. Que utilices esta estrategia para intentar captar más espectadores me parece comprensible, y más teniendo en cuenta cómo están las cosas, pero que desprecies así el trabajo de los auténticos dobladores me parece un insulto, una falta de respeto y un bofetón a la profesión. Y no será la última vez, estoy seguro. Y si no lo digo, reviento.
En conclusión, la cinta luce muy bien, es vistosa y tiene algún momento destacable, pero no es suficiente para salvar otra insustancial secuela que jamás debería haber existido. No obstante, debo confesar que he asistido al preestreno, repleto de familias (y de niños, se entiende), y (casi) todos han aplaudido con entusiasmo en los créditos finales, por lo que quizás esta producción satisfaga a ese sector del público, pero yo tengo claro que es una decepción mayúscula, confirmando que no había nada más que contar (un gran mal del género animado).
No creo que esté entre lo peor del año, más que nada porque la competencia es dura, pero que no es una buena película lo tengo claro, siendo un insulto a la primera entrega. No esperaba ninguna maravilla, pero tal nivel de desdén y dejadez tampoco. Hacedme caso, quedaros con la primera y conservad el recuerdo, porque toda la magia, sencillez y ternura están en la película de 2016, no en esta segunda parte que sólo busca amasar millones, todo lo contrario de lo que se pretende vender. Curioso. En fin, que no me esperen en una (hipotética) tercera parte, que está todo dicho. Otra secuela animada para el olvido. Y van…
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