
‘Cámara policial (Body Cam)’ es una cinta de terror que acaba de aterrizar en Netflix. No obstante, no estamos ante un estreno de la plataforma, ya que la película tiene fecha de 2020, año en el que no se le hizo ningún caso, a pesar de la particularidad de su trama. Y es que la cinta tiene algunas similitudes con el lamentable caso de George Floyd, siendo curioso porque este film se rodó antes de su muerte. Dicho todo esto, me he aventurado en esta propuesta por motivos ajenos a lo comentado, ya que he leído algunas opiniones positivas al respecto (las críticas profesionales han sido más tibias), y aquí estamos. Pues bien, no puedo negar la realidad, confirmando que nos encontramos ante otra floja película de terror y denuncia social (y van…), pero mejor ir por partes.
Estamos ante el segundo film del director, por lo que me limitaré a decir que hay una combinación de formato televisivo (es decir, que parece de estreno directo al mercado doméstico, que me temo que ese era su destino) e instantes logrados, que no son otros que los de terror, aunque tampoco sean para tirar cohetes. El problema es que esos momentos de horror son prácticamente anecdóticos, prefiriendo los dos guionistas priorizar la denuncia social y el thriller. Es una pena, porque apuntaba maneras, pero acaba siendo una más.

Los personajes no son interesantes, la historia tampoco, y el ente está muy desaprovechado (y tiene un diseño perezoso), en un conjunto en el que todo flojea. Ya os adelanto que hay más bostezos que sustos, en una propuesta que jamás llega a captar la atención, con momentos tediosos y diálogos endebles. Mucho me temo que esa desidia generalizada ha contagiado al pobre reparto, tomándose demasiado en serio sus papeles, con una protagonista que transmite lo mismo que un zapato (aunque me da que la culpa es del insustancial personaje), y un Nat Wolff que ya está sufriendo las secuelas de haber protagonizado el live action de ‘Death Note‘. Eso sí que es una venganza, y no la que se nos plantea en la película.
Y hablando del tema, la cinta es más predecible que las tres a las dos y media, con un giro final que se ve venir de lejos. Y es que no hay nada destacable en este cóctel de géneros, que va desde el thriller al terror, pasando por el drama social, no triunfando en ninguno de ellos. Como ya digo, sólo se pueden destacar tres escenas (y creo que el gore tiene bastante que ver), pero hablamos de diez minutos frente a los ochenta restantes. No hay que ser matemático para saber que no salen las cuentas.

En conclusión, una soporífera propuesta, más preocupada en su crítica a la policía (lo fácil en los tiempos que corren), que no en innovar u ofrecer un espectáculo de terror que esté a la altura de las circunstancias. Quizás como episodio de ‘Expediente X‘ o ‘Twilight Zone‘ habría tenido un pase, pero como cinta de hora y media no, ya que la trama no da para más. Normal que los críticos no saliesen satisfechos, por mucho que la premisa invitase al aplauso fácil.
Si queréis ver cintas policiales de denuncia social, hay otras mucho mejores, y si lo que buscáis es una estimulante y aterradora película de terror, tampoco la encontraréis aquí. Una fallida propuesta de terror y drama que todos habremos olvidado más pronto que tarde, aunque Netflix la haya querido rescatar del merecido olvido en el que se encontraba. Una vez más, gracias, Netflix… Eso sí, al menos no es tan pretenciosa y absurda como ‘Candyman (2021)‘. El que no se conforma…
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