
‘El último duelo (The Last Duel)’ es la nueva (no diré última porque acaba de estrenar ‘La casa Gucci’) película de Ridley Scott, con un reparto cinco estrellas, un guion que supone la reunión de Matt Damon y Ben Affleck (también delante de las cámaras), y unas críticas fabulosas. ¿Cómo resistirse? Pues parece que el público lo ha hecho, ya que estamos ante uno de los mayores fracasos taquilleros del año, no acercándose (casi) nadie al cine a darle una oportunidad. Con vuestro permiso, me detengo un momento en este punto para dejar bien clara mi opinión al respecto: si la gente no ha ido al cine es porque los espectadores adultos ya no van a las salas, y los jóvenes (me niego a decir millennials, porque por edad me toca) no están interesados en este tipo de producciones (adultas, se entiende), de ahí el sonoro fracaso. Es el futuro del cine, nos guste o no (por mi parte lo segundo), y este tipo de films sólo pueden tener éxito en las plataformas, con el público adulto disfrutándolo en la comodidad del sofá.
Hecha la reflexión (que seguramente nadie haya pedido), doy mi opinión sincera del film. Me ha gustado y entretenido a partes iguales, siendo un drama tan sólido como espectacular, recuperando un tipo de cine que ya no se hace y que se echaba de menos. No obstante, no todo es perfecto, con algunos contras que me hacen creer que no estamos ante la obra maestra (algunos la han catalogado como tal) que muchos están afirmando que es. Sí, es la mejor película del bueno de Ridley en años, pero todavía no tengo claro que merezca estar entre lo mejor del año. Pero mejor vayamos por partes.

Ridley Scott es uno de los directores más irregulares de la historia del cine. Lo mismo te trae clásicos de culto, como es el caso de ‘Blade Runner’, ‘Alien’ o ‘Gladitator’, que te hace auténticos despropósitos, como son ‘Prometheus’ (sé que tiene defensores, pero para mí sigue siendo una de las películas más fallidas de los últimos años) o la espantosa ‘Alien: Covenant’ (ésta todavía me provoca sudores fríos al recordar la experiencia en el cine…). Nadie le quita la etiqueta de director de culto, porque se la ha ganado con creces, pero no te puedes fiar. Afortunadamente, con ‘El último duelo’ se recupera al mejor Scott, ofreciendo una labor tras las cámaras tan fascinante como espectacular, y demostrando que el cineasta de 84 años (que se dice pronto), todavía tiene mucho que decir.
Las escenas bélicas no abundan en el film (tampoco es su género, por si hay algún despistado), pero cuando hacen acto de presencia están cargadas de violencia, visceralidad y buen hacer, no escatimando en sangre y reflejando la crueldad de la época. Mención especial al cacareado duelo final, siendo una de las mejores escenas del año. Pero no estamos ante un film de espadas y conflictos bélicos, sino más bien un drama con tintes judiciales, y con una historia real con un claro mensaje feminista. Seguramente muchos se lleven a engaño, pero la trama no puede ser más interesante, invitando a la reflexión y con un tema que, lamentablemente, todavía está de actualidad.

El guion de Affleck y Damon presenta unas situaciones, diálogos y personajes maravillosos, pero se enreda a la hora de presentar varias versiones al más puro estilo ‘Rashomon’ (una clara referencia, ya que aborda un tema similar). Y es que no le veo el sentido a endulzar a uno de los personajes para luego confirmarnos que es otro canalla. Para mí es perder minutos y engañar al espectador. ¿De qué sirve presentar tres versiones si luego se confirma que sólo una es cierta? Al final lo único que se consigue es que se repitan situaciones, y que la duración se extienda hasta las dos horas y media, cuando podría haber sido mucho menos.
Cierto es que la película no aburre en ni un solo instante, siendo rabiosamente entretenida, pero creo que se podrían haber hecho las cosas de otra forma. Aquí lo que importa es el personaje de Marguerite, y me parece innecesario dar vueltas sobre lo mismo cuando es obvio quién es el personaje puro de la historia (y, por lo tanto, con el único que se puede empatizar). Con una versión bastaba, porque la intriga brilla por su ausencia. Es una lástima que se haya presentado el film de esta forma, aunque estoy seguro de que muchos la habrán disfrutado igual, siendo un contra a gusto del consumidor.
Y llegamos al otro gran punto de la cinta junto a la dirección, que no es otro que el espléndido reparto, con uno de los mejores elencos del año. Matt Damon sorprende con un personaje nada sencillo y alejado de su registro habitual, con una actuación sentida y totalmente entregada. Bueno, él es uno de los guionistas, por lo que no se podía esperar menos. Adam Driver vuelve a demostrar porqué es uno de los intérpretes del momento. Si el personaje de Damon es complejo, éste ni te cuento, saliendo airoso el siempre fascinante actor. Y qué decir de Ben Affleck a estas alturas del cuento. Creo que ha dejado ya bien claro que es un magnífico actor, y ésta es una prueba más, con un personaje maquiavélico y que el bueno de Affleck defiende con soltura. Ya es hora de que los (pocos) detractores que le queden, se escondan en sus cuevas, porque el tiempo le ha dado la razón, y siempre es un placer verle en pantalla (y más junto a su buen amigo Damon).

Los tres están geniales, pero quien quizás se lleve la palma es una excelente Jodie Comer, actriz que ya me encantó en la divertida y emotiva ‘Free Guy’, y que aquí se confirma como una de las intérpretes del momento. Su personaje tiene una evolución brutal, y cada intervención de Comer es oro puro, hablándole de tú a tú a semejante reparto. Me extrañaría (y cabrearía) que no se la nominase este año, porque se lo merece con creces (su interpretación es mil veces mejor que la de anteriores ganadoras). Los cuatro forman un elenco sin fisuras y que, seamos sinceros, eleva el nivel del film. Estoy seguro de que con un reparto menos inspirado, la película no estaría tan lograda. Y es que estamos ante una cinta de diálogos y personajes, donde los actores lo son (casi) todo.
Por último, la banda sonora de Harry Gregson-Williams es fascinante y está a la altura del resto de apartados técnicos, en un conjunto (obviando el irregular guion) al que nada se le puede reprochar. Gregson-Williams nunca falla, eso seguro, y sólo espero que sea recompensado con alguna nominación, al igual que el resto del elenco. La verdad es que, a pesar de mis objeciones, no me chirriarían nominaciones a mejor película, director, reparto, apartados técnicos y banda sonora, porque siendo sinceros, se las merece. Otra cosa es que las gane.
La película está dirigida de forma impecable, el reparto es de ensueño y todos están de diez, es entretenida y tiene un gran mensaje. Es por ello que dudo que nadie se atreva a cuestionar la calidad del film, siendo uno de los mejores de Scott de los últimos años (tampoco era muy complicado), aunque me cuesta dilucidar si merece estar entre lo mejor del año, ya que no me he encontrado con la maravilla que muchos han vociferado. A pesar de ello, un drama más que correcto, técnicamente sobresaliente y que recomiendo si te gusta el cine de Scott o el género de espadas, aunque ya aviso que esto es algo más. Merecía más reconocimiento y atención, desde luego. Malos tiempos para el cine para adultos (no confundir…).
Crítica en vídeo:
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