
A todo tren. Destino Asturias es la nueva comedia de Santiago Segura, aunque quizás lo de nueva le quede algo grande, ya que es otro remake (en este caso de una cinta francesa), al igual que lo fueron las dos partes de Padre no hay más que uno (la segunda un poco mejor que la terrible primera entrega). Obviamente, el film que nos ocupa ha sido otro éxito de taquilla y público (no así de crítica, como era de esperar, aunque tampoco se han cebado, cuando el material daba para ello…), confirmando que los espectadores están poco exigentes, ávidos de comedias sencillas que no les pidan demasiado. Segura ha tomado buena nota de ello, y de ahí la existencia de sus últimas comedias, porque como responsable de marketing no le gana nadie.
Y aquí estamos, comentando una comedia de la que no esperaba demasiado, y de la que, a pesar de los films indicados, he decidido comprobar en mis carnes si estaba mínimamente a la altura de aquéllas o si la cosa ha ido a peor, si es que eso es posible. Ya os adelanto que lo es, siendo una comedia de rápido consumo, que se olvida tan pronto se ve, y que nos deleita con un humor casposo que la hace deudora de las comedias de antaño. Vamos, que me dices que es de hace décadas y me lo creo. Pero mejor vayamos por partes.
Segura ofrece una dirección convincente, siendo lo esperado para un producto de estas características. Técnicamente no luce, pero tampoco es un trabajo mediocre. Cumple, sin más. El problema es el guion, cortesía del propio Segura y de una compañera, que no sé hasta qué punto se han basado en el film original (curiosamente también de 2021, así que me cuesta asimilar que les haya dado tiempo a fijarse en el mismo; ¿quizás echaron mano del guion?), pero es obvio que ese humor tan rancio sólo podría hacerse en España, aunque más bien en la década de los 70.

Tampoco habría problema en ello si la película al menos hiciese reír gracias a su incorrección política (nada que ver con lo presentado en sus dos anteriores comedias, como si Segura se hubiese desmelenado… vosotros ya me entendéis), pero es que el film no hace gracia, por mucho que los cómicos del reparto pongan todo el empeño en ello. ¿Una comedia que no hace reír o, como mínimo, sonreír? Lo peor que le puede pasar a una propuesta de dicho género, siendo lo que condena a una cinta que amasará millones (y de la que ya se ha anunciado secuela…), pero que dudo que deje un gran poso en el espectador.
Quizás los más pequeños se rían con las travesuras de los niños de la película (aunque se pretende emular la mítica Solo en casa, con resultados mediocres), pero es un humor infantil que no casa para nada con la parte de los adultos. Y es que en la película coexisten dos tramas, la de los niños, totalmente fallida (además de tener menos minutos que la de Segura, cuando ha vendido lo contrario), y la de los adultos, una road movie cargada de humor gamberro, aunque eso no quiere decir que desternillante, porque no ofrece nada nuevo o digno de mención (la subtrama del borracho y el Escape Room no se sabe explotar como cabría esperar, a pesar de su potencial).
¿Qué quiere ser la nueva película de Segura? ¿Una comedia familiar? ¿Una comedia con humor incorrecto? Creo que ni el propio Santiago lo sabe, pero es complicado discernir si su nueva película está dirigida al público infantil (la parte del tren) o a un público más adulto (el viaje en carretera), pero creo que podemos hablar de un híbrido fallido, que nos obliga a arquear la ceja y que tiene un tipo de humor que quizás funcionase hace años (tanto el infantil como el gamberro), pero que hoy en día suena a ya visto, por no decir que directamente rancio. En algunos momentos da la sensación de que Torrente (aunque sin el componente sexual, menos mal…) haya dirigido una película para niños, y A todo tren es el resultado.

En cuanto al reparto, tenemos a un Segura al que cuesta creerse (lo logra por momentos cuando se convierte en un canalla, que es lo que mejor se le da). En una de las escenas de la película, uno de los personajes le dice al de Segura (creyendo que es actor) que le falta verdad en su actuación. No sé si es una pulla del actor a sí mismo, pero no le falta razón, y no deja de ser curioso, ya que el actor es capaz de ofrecer grandes interpretaciones como las de El día de la bestia o Muertos de risa (ambas de Álex de la Iglesia, un director del que no ha aprendido absolutamente nada), confirmando que cuando le dejan libre no es capaz de resultar convincente. Vamos, que le sacas de José Luis Torrente, y se pierde. Es lo que hay.
Leo Harlem hace lo que puede, aunque vuelva a hacer el mismo personaje de siempre, y el resto de secundarios no están demasiado inspirados (atención a lo desaprovechados que están Eva Isanta, Paz Vega o Joaquín Reyes), aunque quizás la sorpresa sea El Cejas, a pesar de que me cueste reconocerlo. Respecto a los niños protagonistas, la mayoría actúan mejor que los adultos, aunque la competencia no sea gran cosa, con mención especial a la hija de Segura, totalmente entregada a su personaje y pasándoselo en grande. No olvidar a las «estrellas» invitadas (también llamados amiguetes), metidos con calzador para intentar sacar una sonrisa al espectador. Es un recurso que ya cansa, pero que es marca de la casa, aunque tampoco me voy a quejar, ya que la Pedroche (horrible como actriz, y llamarla como tal ya duele) sale menos minutos que en la horrorosa Sin Rodeos. Eso que nos llevamos.
Y llegados a este punto, ¿qué es lo mejor de la película? Su duración, de apenas ochenta minutos. Es cierto que tampoco había mucho más que contar, pero se agradece que el viaje sea tan breve. En conclusión, una comedia sin gracia y que ya hemos visto todos (pero mejor), y que confirma a Santiago Segura como uno de los cineastas más perezosos y exitosos (obviamente ambas cosas van de la mano) del panorama español. La verdad es que cabe preguntarse, ¿la culpa es suya o nuestra? Ahí lo dejo.
Crítica en vídeo:
Deja una respuesta