El juego del calamar – Squid Game – Serie Netflix – Crítica (Sin Spoilers) – La popular serie coreana es una de las mejores propuestas del año y un clásico instantáneo

Desde que supe de su existencia, apunté en mi agenda esta nueva y peculiar serie de Netflix, por dos sencillos motivos. El primero porque es coreana, lo que ya es sinónimo de calidad (sus películas y series no suelen decepcionar), y el segundo por su premisa, recordando al estupendo clásico Battle Royale o la efectiva y reciente Alice in Borderland (Los juegos del hambre mejor la dejamos comiendo aparte).

Con esto quiero decir que no me he dejado llevar por la moda, siendo la serie una sorpresa que nadie esperaba (me temo que ni los propios responsables) que fuese a causar tanto furor. Y es que hablamos de uno de los fenómenos del momento, hasta el punto de que varias noticias aseguran que es la serie más exitosa de Netflix de su historia. Palabras mayores, y no las daré por válidas (fíate y no corras…), pero que casi todo el mundo está hablando de ella, es más que cierto.

¿Por qué una serie que no deja de ser un refrito de Battle Royale o Alice in Borderland está siendo un auténtico fenómeno? Sencillo, porque la serie es rabiosamente entretenida y adictiva (algo habitual en las producciones surcoreanas), aparte de tener su propio sello de identidad, planteando una historia fascinante y con unos personajes maravillosos. El público se ha sentido atraído, quizás por el morbo, o quizás a la caza de una historia que ofrezca algo más, pero el caso es que estamos ante una producción que ha llegado sin hacer apenas ruido, y que ha encandilado a los espectadores de forma irremediable. Una vez vista, no me extraña lo más mínimo.

Las similitudes con las obras mencionadas son más que claras (confesadas por el propio creador de la serie), pero el universo presentado no puede ser más interesante, dándole una vuelta a los macabros juegos, y notándose que sólo los coreanos podían parir una serie tan única. Y es que estamos ante una de las mejores propuestas del año (pero de lejos), siendo quizás la respuesta a Parásitos (con toques de Old Boy, que se dice pronto), pero en formato serie y con más sangre. Mucha más sangre.

Técnicamente la serie no tiene demasiados artificios, pero el trabajo tras las cámaras es eficiente, notándose la buena mano que hay detrás, destacando cuando llega el momento de los juegos. Dichas escenas están cargadas de tensión, poniéndonos un nudo en la garganta y logrando que lo pasemos realmente mal, especialmente en las últimas pruebas. Gran trabajo de producción, y una prueba más de que Corea del Sur no tiene nada que envidiarle a Hollywood. Saben lo que se hacen, desde luego. Como curiosidad, el propio director es el guionista, por lo que todo queda en casa.

En cuanto a la historia, en primera instancia suena a ya visto, con algunos lugares comunes, pero pronto comprobamos que estamos ante una propuesta diferente. Eso es gracias a unos personajes muy bien escritos (hay uno en concreto que apenas aparece unos minutos, pero que acaba siendo uno de los mejores del año), los cuales te crees, consiguiendo que padezcas por ellos (bueno, dependiendo del sujeto…).

Es curioso el caso del protagonista, un individuo insufrible en los primeros compases, pero al que se tarda bien poco en coger cariño, y lo mismo se puede decir del resto de secundarios. Sus reacciones y sentimientos son los esperados en tales circunstancias (el hombre es un lobo para el hombre), y a pesar de algunos excesos, ninguno chirría. Aprovecho para dejar claro que el reparto está sensacional, con todos los actores dando la talla y saboreando sus magníficos personajes. Todos funcionan, destacando los intérpretes con un papel más protagónico.

El creador de la serie presenta un claro mensaje sociopolítico y anticapitalista, que seguramente no todos entiendan o aprueben, pero que presenta puntos más que interesantes. Aquí no estamos solamente ante una violenta serie para el disfrute de los amantes de los glóbulos rojos (que también), sino ante algo más, ofreciendo espectáculo y reflexión en un mismo producto. No todos pueden decir eso.

La serie nos plantea lo que está dispuesto a hacer el ser humano por sobrevivir o por dinero. Es una despiadada reflexión que ya hemos visto en infinidad de producciones, pero no por ello deja de ser menos impactante. El juego del calamar sabe jugar muy bien sus cartas, no dejando indiferente y pegando puñetazos al estómago del espectador de forma constante. Estad preparados para todo, porque estamos ante un cruel thriller que no deja títere con cabeza. Si aceptas las reglas del juego, la vas a disfrutar como el que más, aunque seguramente acabes sintiéndote mal en el proceso.

Y dicho todo esto, ¿qué falla en la serie? Quizás la subtrama del médico (no aporta nada) o que haya giros algo predecibles (aunque se pretenda lo contrario), pero son nimiedades que no restan al conjunto. En conclusión, estamos ante una producción prácticamente redonda y que funciona en todos sus apartados, siendo una de las grandes sorpresas del año y una de las mejores propuestas de la plataforma, sin olvidar el título de clásico instantáneo. Dudo que la gente la olvide con los años, no siendo una moda pasajera, como tantas otras. ¿Serán las series coreanas la salvación de Netflix en lo que respecta a la calidad? No tengo ninguna duda al respecto. Más series como El juego del calamar, por favor.

Crítica en vídeo:

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