
Sex Education es una serie inglesa de adolescentes (no confundir con «para», ya que el público objetivo es muy amplio) que nos cuenta las desventuras sexuales de un grupo de inadaptados. Lo sé, suena a cliché, pero esta propuesta es diferente, como ya nos demostraron sus dos estupendas primeras temporadas, las cuales combinaban de forma sensacional la comedia con el drama estudiantil, en una producción que busca hacer reír, pero también hacerte reflexionar. Pocas producciones hay tan inteligentes y cercanas en lo que respecta a un tema tan tabú, como no es otro que el del sexo.
Ya lo dije en su momento, y lo vuelvo a recalcar. Creo que estamos ante la mejor serie de adolescentes de la historia, y añado que una de las mejores de Netflix, siendo un soplo de aire fresco que nunca decepciona. Afortunadamente, la nueva entrega tampoco lo hace, siendo una tercera temporada igual de maravillosa y que se esfuerza por ofrecer grandes novedades, siendo el mismo sabor de siempre pero con algunos ingredientes nuevos que acaban resultando en un menú delicioso.
Técnicamente no se le puede encontrar ningún reproche a esta nueva temporada, estando al mismo nivel que las anteriores entregas. No creo que nadie espere grandes alardes tras las cámaras en este tipo de producciones, pero no se puede negar que está a la altura de las circunstancias, e incluso todavía más. Hay un cuidado en la producción, y eso se nota.

En lo que respecta a la historia, los guionistas aciertan de pleno al resolver subtramas en apenas minutos, no cayendo en el error de otras propuestas, las cuales aprovechan conflictos de temporadas anteriores para meter al espectador en bucles interminables. No es el caso, apostando por seguir avanzando y por una serie de evoluciones de personaje como pocas veces se han visto.
Un ejemplo perfecto sería el de Adam, el cual se ha revelado como uno de los mejores personajes de la serie, cuando comenzó como uno de los más insufribles. No se puede negar que parte del logro es del actor Connor Swindells, el cual ofrece una interpretación contenida y cargada de matices (atención a los dos últimos episodios), pero que tiene un fascinante personaje entre manos no es tampoco ningún secreto. Y lo mismo se puede decir de Ruby (aunque en este caso su trama se zanje demasiado pronto, cuando tenía potencial para más) o el padre de Adam. Estoy seguro de que tras esta temporada, muchos de los seguidores acabarán adorando a estos personajes, cuando al comienzo los odiaban, siendo un inesperado giro que no vimos venir. Maravilloso.
Pero ahí no queda la cosa, ya que los responsables de la serie están generosos y le dan su momento de gloria a todos y cada uno de los alocados personajes que pueblan la propuesta, incluidos los más secundarios. Todos importan y todos tienen algo qué decir. ¿Cuántas series pueden decir eso? Muy pocas, ya que el resto están obcecadas en atormentarnos con relleno innecesario. Así es como se construyen personajes, y en ese aspecto, pocas pueden toserle a Sex Education.

A pesar de que todo funciona en esta nueva entrega, quizás sea algo reprochable el olvido de lazos emocionales y relaciones entre personajes de anteriores temporadas. Me explico. Maeeve y Jackson (o Adam y Aimme) no tienen ni un solo minuto para intercambiar ni una línea de diálogo, dejando la sensación de que los guionistas están más interesados en otros menesteres. Es cierto que les dan nuevas tramas (como el caso de Jackson, lo cual se agradece), pero queda la sensación de que algunas relaciones han acabado quedando en nada, como si se hubiesen perdido minutos en ellas en los inicios de la serie.
Entiendo la necesaria evolución de los personajes, pero obviar las relaciones que han tenido éstos me parece confuso y un menosprecio a los inicios. Es como si jamás hubiesen intercambiado ni un hola, y chirría bastante. No obstante, son nimiedades que no restan al conjunto y que quizás tampoco es justo sacar a colación, aunque no está de más comentarlo. Los nuevos personajes funcionan, aunque una está claramente influenciada por los tiempos que corren, mientras que la otra se revela como la gran villana de la función, siendo una novedad jugosa, aunque de corto recorrido.
Como ya dije en la reseña de la temporada 2, no me voy a extender en lo que respecta al reparto, entre otras cosas porque es tan sencillo como decir que están todos igual de fabulosos y entregados que en las dos anteriores entregas, no habiendo ninguna nota discordante. No me cabe duda de que todos tienen un gran futuro por delante, y espero que el mundo del espectáculo no sea torpe, porque hay diamantes en bruto.

Llegados a este punto, no me atrevería a decir si estamos ante la mejor temporada de la serie, ya que la primera fue la sorpresa y la segunda estuvo a la altura de las circunstancias, pero sí ante la más arriesgada, aunque haya ciertas concesiones a los tiempos que corren que no me convencen, pero todo no se puede tener.
En conclusión, si te han gustado las dos primeras temporadas, esta nueva entrega es de visionado obligatorio, dejando claro que los geniales personajes todavía tienen mucho qué decir. Y sí, habrá cuarta temporada (hablamos de una de la series de más éxito de la plataforma). Sólo espero que sea la última, más que nada por no alargar las tramas en exceso y que, finalmente, podamos hablar de una serie redonda. Mientras tanto, una serie fabulosa y una de las mejores del momento. Espero que Netflix tome nota de lo que sí hace bien…
Crítica en vídeo:
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