
Antes de comenzar la crítica, debo confesar que no he leído las novelas de Dune ni he visto la película de David Lynch (podría haberlo hecho, pero quería ir virgen al visionado de esta nueva versión), por lo que no sé si eso le va a dar más o menos valor a mi reseña (algo me dice que, para la mayoría, mucho menos), pero conviene dejar las cartas sobre la mesa antes de adentrarnos en este arenoso mundo (nunca mejor dicho). Una vez aclarado ese punto, es obvio que no esperaba demasiado de esta cacareada nueva adaptación, con las expectativas controladas y con unos adelantos que jamás me apasionaron. Quizás también haya tenido algo que ver la filmografía de Denis Villeneuve, director y guionista de la película que nos ocupa, y que tiene trabajos muy destacables, como la estupenda Prisioneros (para mí, la mejor), y otros directamente soporíferos, como La llegada, en cuyo visionado no me dormí por respeto al mundo del cine. No es un director sencillo, y es mejor informarse sobre su trayectoria antes de afrontar un nuevo proyecto suyo, y Dune no es la excepción.
La crítica ha quedado convencida (aunque no tanto como se podía prever, ya que hay variedad de opiniones), siendo una cinta de ciencia ficción que los fans de las novelas (y algunos del film de Lynch) esperaban como el gran estreno del año, que por otra parte es casi como se ha vendido por parte de Warner Bros. Yo me he acercado a la sala de cine sin ningún tipo de prejuicio (a pesar de que muchos hablaban de aburrimiento después de su visionado), y aunque no me ha parecido ningún desastre, tampoco he visto el clásico memorable que muchos se han aventurado a afirmar, siendo un blockbuster carente de garra y que estoy seguro de que no va a funcionar, ni en taquilla ni entre el público. Pero mejor vayamos por partes.
No se puede negar que Villeneuve es un director maravilloso, el cual nos suele regalar planos realmente fascinantes, aunque en esta ocasión se nota que busca la obra maestra de forma desesperada en cada escena, en especial con los interminables aterrizajes de naves (qué obsesión…). Es su sello personal, y no seré yo el que se lo reproche, pero lo que es seguro es que no sabe manejar presupuestos, porque no es posible que una película como Dune haya costado la friolera de 165 millones de dólares (más que casi cualquier blockbuster de Marvel), los cuales no lucen en ningún momento del film. ¿A dónde ha ido a parar ese dinero? Ni idea, ya que prácticamente no hay acción en la cinta, y si hace acto de presencia, no es nada deslumbrante (ojo al efecto de las explosiones…), dejándonos igual que estábamos. Creo que los grandes estudios deberían comenzar a plantearse si tiene sentido invertir esa ingente cantidad de dinero en productos tan complejos y carentes de entretenimiento como el que nos ocupa, porque son jugadas torpes y que seguramente les hagan perder mucho dinero. Y sí, me estoy adelantando, pero creo que la nueva Dune va a ser uno de los grandes fracasos del año.

¿Por qué hago una afirmación tan descarada? Sencillo, porque ya han habido otros ejemplos de películas demasiado complicadas para el espectador medio que no han funcionado. Ya os adelanto que no veréis a demasiados espectadores aplaudiendo una vez aparezcan los títulos de crédito o que la recomienden de forma entusiasta, porque parece más un producto diseñado para la crítica especializada (amante de lo ritmos lentos) que no para un público que espera un gran espectáculo sci fi y que se sentirá engañado por la campaña de promoción. Si se la puede llamar blockbuster es por su desorbitado presupuesto, pero por nada más, porque los momentos entretenidos o de acción se pueden contar con tres o cuatro dedos. Sé que resulta mundano reconocer algo así, pero la transcendencia y profundidad de la historia y el mensaje jamás debe estar reñida con el espectáculo, y aquí directamente no se hablan. Alguien ha presentado los papeles del divorcio, y Warner tiene todas las papeletas, provocando el hastío entre los espectadores que acaben en una sala viendo Dune por puro despiste. Contentos no van a salir, eso seguro…
No me atrevería a decir que es una cinta aburrida, porque no lo creo, pero sí lenta y excesivamente larga, con dos horas y media que se hacen cuesta arriba, hasta el punto de que estaba deseando que saliesen los títulos de crédito, y cuando éstos aparecen, las sensaciones no pueden ser más agridulces, asistiendo a un escaparate demasiado caro y pretencioso, que no da lo que promete. Siempre suelo destacar el inicio y el final de las películas que he visto recientemente, quejándome del nudo. Pues bien, en esta ocasión sucede exactamente lo contrario, con un inicio que tarda mucho en arrancar y un desenlace anticlimático, siendo una osadía llamarlo final, porque no lo es. Sí, lo sé, es una primera parte, y vaya si se nota. Lo más interesante está en el ecuador de la cinta, y es una pena que nos arrebaten esos logros en pro de una densidad que quizás esta propuesta no necesitaba.
Por otro lado, es obvio que Villeneuve nos quiere intentar convencer de que aquí hay una gran historia, mostrándonos incesantes escenas del futuro, como si lo que está por llegar fuese lo más atractivo del mundo, cuando no lo es. A lo mejor es impresión mía, pero ninguna de esas escenas me convenció del hecho de que hacer una secuela, sea buena idea. No hay épica, no hay tensión, no hay nada en las dos horas y media que dura el film, y nos lo pintan como si se tratase de una memorable y un clásico instantáneo que deja con ganas de más. Una cosa es que lo pretendas, y la otra es lograrlo.
Sabes que algo no va bien cuando, de las dos horas y media que dura la película, una la dedican a explicarte las normas y características del mundo ideado por Frank Herbert. No le restaré valor a su obra, entre otras cosas porque no la he leído (lo recuerdo por los despistados…), pero quizás han querido ser demasiado fieles, presentando a infinidad de personajes, y cuando te descuidas, aparece otro (la mayoría relleno), ocupando demasiados minutos y logrando que todo se ralentice todavía más. ¿De verdad había que explicarlo todo? No lo sé, pero a cada minuto te informan de algo, para que te adentres en su mundo, como si esto fuese ‘La guía de Dune‘ en vez de una película en sí. Llega un momento que ya te han perdido, por mucho que intenten recuperarte con escenas de batalla y combate cuerpo a cuerpo que provocan la misma intensidad que una carrera de caracoles.

Creo que el principal problema de la película es que quiere ser profunda y trascendente, pero acaba siendo pretenciosa, vacía y fría (uno de los grandes males del cine de su director), en un conjunto sin alma y que estoy seguro de que dejará indiferente a más de uno. No hay nada en ella que la haga destacar, que nos convenza de que es la gran película que nos han prometido o que la crítica especializada tiene razón. No, amigos míos. Estamos ante otro caso de crítica vs público que se saldará (una vez más) con la victoria de los segundos. Villeneuve es un experto moviendo la cámara, pero es incapaz de conectar con el público, y Dune es un ejemplo más (y algo me dice que no será el último).
Por cierto, he visto la película en 3D, sorprendiéndome que dicho formato no haya muerto todavía, pero ya os confirmo que no aporta absolutamente nada al film. Bueno sí, más oscuridad, siendo el gran problema de dicho formato. ¿Qué sentido tiene aplicar esta técnica en una cinta sin casi acción? Otra pregunta de esas que no tienen respuesta, y si la hay, no seré yo el que la conteste, porque los caminos de Hollywood son inescrutables…
Jamás pensé que diría algo así de mi querido Hans Zimmer, pero su banda sonora tiene demasiados momentos ruidosos, entiendo que por exigencias del director, pero sin duda es una composición demasiado extraña y por debajo del nivel presentado hasta el momento por el mejor compositor de la historia, junto a John Williams, por supuesto. Se aprecia el intento de ofrecer algo novedoso y que case con el mundo de Dune, pero a mí me han dejado sordo en la sala de cine, con unas partituras que no me han acabado de convencer, y mira que de Zimmer me gusta todo. Ni eso nos queda…

Timothée Chalamet es el gran protagonista, siendo otra convincente actuación de esta joven promesa. No obstante, no se puede obviar el hecho de que se está relajando en el mismo papel de siempre, esto es muchacho despreocupado que va desarrollando su nivel de intensidad. Al final será otro caso de «está haciendo de sí mismo» o «siempre hace el mismo papel». Fuera de eso, cumple como actor principal. El resto del reparto es espectacular, siendo lo más llamativo del film, con nombres como los de Rebecca Fergurson, Jason Momoa, Oscar Isaac, Josh Brolin, Javier Bardem o Zendaya (éstos dos últimos prácticamente anecdóticos). Es una pena que haya tantos personajes, siendo la mayoría de ellos intérpretes desaprovechados y cuyo único rol es dar más caché y elegancia al conjunto. Me quedo con una emotiva Fergurson y un carismático Jason Momoa, el cual tiene el personaje más agradecido de la cinta.
Y bien, esto es todo lo que tengo que decir de una de las producciones más cacareadas de los últimos años, la cual me ha dejado totalmente indiferente, aunque sin parecerme una mediocridad o una absoluta pérdida de tiempo. Dejémoslo en que mañana la habré olvidado, porque a pesar de sus ínfulas, es una más. Sé que los fans de las novelas la van a amar con locura y que mi opinión les va a saber a vinagre, pero oye, yo me alegro por vuestro entusiasmo, por lo que dejadme tener mi propia impresión de un film que pone de relieve la famosa expresión ‘Mucho ruido y pocas nueces‘. Veremos a quién da el tiempo la razón, pero estoy seguro de que no habrá segunda parte, y si la hay, me costará mucho acercarme a ella, porque este no es mi mundo. Ni más ni menos. A pesar de no esperar mucho de ella, una de las grandes decepciones del año.
P.D: Sólo espero que Villeneuve no se acerqué jamás al universo Star Wars, porque ni los sables de luz nos sacarán del letargo…
Crítica en vídeo:
Deja una respuesta