Maligno – Malignant – Crítica (Sin Spoilers) – Un arriesgado thriller de terror que decepciona al no estar a la altura de la maestría de James Wan

Si no sois aficionados al cine, quizás el nombre de James Wan no os diga nada, pero si os digo que es el director responsable de las dos estupendas primeras entregas de Expediente Warren (The Conjuring), las dos fascinantes primeras partes de Insidious, la primera de Saw, Fast and Furious 7 o la genial Aquaman, la cosa cambia, ¿no? El caso es que el nombre de Wan siempre ha estado relacionado al género del terror, siendo sus incursiones en la saga de Vin Diesel o la del superhéroe de DC, casos puntuales, aunque como curiosidad va a repetir en la secuela de este último, siendo uno de los directores más interesantes del panorama actual. El director declinó la oferta de Warner Bros. de dirigir una nueva entrega de Expediente Warren (hizo bien, ya que la tercera parte la hemos olvidado todos… y se estrenó hace pocos meses), apostando en su lugar por una cinta de terror original, también para el mismo estudio, confirmando a Wan como su niño bonito, y no me extraña en absoluto (por su talento y éxitos, para los despistados).

La película se titula Maligno (Malignant), y llega en un halo de misterio, ya que apenas hay críticas (el estreno internacional ha sido anterior al de USA). Eso me ha dado cierta ventaja a la hora de verla en su estreno en cines, no teniendo pista alguna de lo que me iba a encontrar. Y la verdad es que, una vez vista, todavía busco las palabras que definan este extraño y arriesgado thriller de terror, con una buena dirección y un reparto convincente, pero cuya historia exige demasiado a unos espectadores que seguramente se sientan algo engañados cuando se desvele toda la trama. Aunque quizás la palabra no sea engañados… Pero mejor vayamos por partes.

A estas alturas del cuento, decir que James Wan es un gran director de cine es una obviedad, y si nos centramos en el género del terror, creo que ya lo podemos llamar maestro, le pese a quien le pese (y si no que revisen las dos primeras de los Warren, por poner un ejemplo claro). Aquí repite su buena mano tras las cámaras, con planos fabulosos y escenas muy logradas, dejando patente su sello de identidad. Y es que se nota que la película ha sido dirigida por el cineasta, no decepcionando en ese aspecto, a pesar de que se le va la mano en los minutos finales, con unos efectos especiales poco vistosos y algo ridículos.

Por otro lado, el director coge el manual del cine de terror y sigue sus esquemas uno por uno, que van de jump scares (esos que tanto gustan a la crítica especializada…) hasta los típicos ruidos (puertas, aspirador…), pasando por las clásicas subidas de volumen en momentos clave. Nada que objetar por mi parte (al contrario que los citados críticos, deseosos de más cintas de terror de corte psicológico), siendo recursos que ya hemos asimilado y que no molestan (es más, se agradecen, porque estamos aquí para pasarlo bien, las cosas como son), aunque no me convencen los jugueteos constantes del villano con sus víctimas, ya que estoy seguro de que en visionados posteriores (si es que los hay) esos momentos perderán todo el valor. Lo único que se logra es aumentar la duración de forma innecesaria.

Wan se encarga también del guion, junto a otras dos manos, notándose que Warner Bros. le ha dado carta blanca y, por lo tanto, le ha dejado hacer lo que le dé la gana, y seguramente de ahí el resultado, irregular a la par que bizarro. Basta con revisar las influencias y referencias que Wan ha tenido en este film (y que él mismo ha confirmado en diversas entrevistas) para tener claras las intenciones del director, siendo un resultado algo fallido y un experimento que le ha salido rana. Pero eh, al menos ha intentado ofrecer algo nuevo, aunque sea tan rocambolesco y de difícil digestión, porque el guion tiene apuntes interesantes y otros… dejémoslo en estrafalarios.

Quizás el principal problema de la cinta sea que Wan haya querido volver a los orígenes grotescos de sus primeras producciones (como Saw o Silencio desde el mal, las menos inspiradas de su filmografía), renunciando a los logros de sus films más aplaudidos, como es el caso de las primeras entregas de Expediente Warren o Insidious. Y es que la gente va al cine a ver una cosa y se encuentra otra bien distinta, que es lo mismo que le sucede al amigo M. Night Shyamalan (con el que Wan busca asemejarse por aquello de dar la sorpresa final que deje boquiabierto al público, y vaya si lo deja…). Claro está, luego pasa lo que pasa, con los espectadores comenzando a tener desconfianza en tus proyectos y sin que nadie pueda reparar el agravio. Espero que Wan no acabe siendo el nuevo Shyamalan (por aquello de los detractores). Tampoco creo que el camino a seguir sea ofrecer lo mismo de siempre o lo esperado, pero es que Maligno supera todas las barreras de lo verosímil, buscando sorprender al espectador de forma desesperada.

El bueno de James ofrece uno de esos giros sorpresa que tanto le gusta presentar en su filmografía, y que quizás exija demasiado al espectador. Con ese giro final, Wan nos pide que aceptemos las reglas de su juego, o lo que es lo mismo, la también conocida como «Suspensión voluntaria de la incredulidad», siendo uno de esos finales de lo tomas o lo dejas, y algo me dice que el público no va a comprar (las quejas en el cine al que he asistido pueden ser una buena pista de ello). Oye, que la originalidad siempre es bienvenida, pero no se puede negar que ha sido un paso muy arriesgado por parte del cineasta, además de no tan sorprendente si se está lo suficientemente atento, como ha sido mi caso. Sí, la película sirve para pasar el rato, pero me cuesta dilucidar si se trata de un buen film, y no sólo por su premisa. Desde luego, no parece una película de Wan, más allá de la dirección.

En cuanto al reparto, todos cumplen, destacando a una sentida y entregada Annabelle Wallis (aunque su personaje le exige una densidad que le impide mostrar otros registros) o una convincente Maddie Hasson, la cual funciona a ratos como personaje con el que los espectadores se puedan identificar dentro de la locura del libreto, y en otros como alivio cómico. Por cierto, aprovecho para decir que no tiene sentido la subtrama romántica que parecen insinuar, ya que no va a ninguna parte, pero al menos no le dedican demasiados minutos, pero es que está metida con calzador. ¿Era necesario? Una pista más de que el guion es más que discutible.

Para finalizar, la música no podría estar más desacertada, con una banda sonora extraña y que suena cuando no debe, o un soundtrack con versiones de canciones que no pegan ni con cola, siendo otro fallo de una cinta que da la sensación de que se ha hecho con prisas, o en caso contrario, con una ausencia grave de sentido común.

En conclusión, estamos ante una interesante y entretenida cinta de terror, pero que supone un trabajo de James Wan menor y que no está a la altura de otras películas de su carrera, siendo un pequeño traspiés que espero que no le arrebate el título de maestro del terror (de la actualidad, id apagando las antorchas…). Llamadme visionario, pero algo me dice que la gente no va a salir demasiado satisfecha, y dudo que el paso de los años la revalorice hasta el punto de convertirla en un clásico de culto (lo sería de haberse estrenado en los 70, de eso no tengo duda), por lo que me es imposible recomendarla, que luego no quiero represalias. Y es que el último film de Wan es una producción tan arriesgada como rocambolesca, que dará de qué hablar durante algún tiempo, y no creo que sea para bien. Wan, céntrate, que eres un gran cineasta y este experimento no te favorece en nada.

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