
Llevamos demasiado esperando Freer Guy, producción de 20th Century Fox (me da igual lo que diga Disney, es Fox), protagonizada por el siempre entregado Ryan Reynolds (uno de los actores del momento) y con la premisa de un mundo virtual en el que su personaje protagonista comienza a darse cuenta de su propia existencia, con todo lo que ello conlleva. Afortunadamente, y después de múltiples retrasos, la cinta se ha estrenado por fin en las salas de cine (como debe ser) con críticas bastante entusiastas, alabando su humor y sus acertados guiños. Pues bien, me satisface poder confirmar que la película da exactamente lo que promete, o incluso más, siendo una fascinante y emotiva carta de amor al mundo de los videojuegos.
La verdad es que podría haberles salido mal la jugada, ya que los responsables de la cinta meten en una coctelera pinceladas de El Show de Truman o La Lego Película (muy evidente en ambos casos), con referencias constantes a videojuegos como Fortnite o GTA V, removiendo y dando como resultado Free Guy, una entretenida y efectiva propuesta que se ha estrenado en pleno verano para recordarnos que los blockbusters para evadirnos y pasar un buen rato en el cine todavía existen, simplemente estaban de vacaciones.

Shawn Levy (responsable de la simpática trilogía de Noche en el museo o de la infravalorada Los Becarios) ofrece un grandioso espectáculo en el que poco importa que los efectos especiales sean tan evidentes o no haya nada realmente novedoso, ya que las escenas de acción cumplen con creces (atención a la persecución inicial) y el clímax pone toda la carne en el asador (también en emotividad), presentando la que seguramente acabe siendo la mejor escena del año. Y hasta aquí puedo leer. Aquí hemos venido a pasarlo bien, y creo que Levy ofrece una gran labor tras las cámaras, demostrando que ha sido el tipo indicado para el trabajo.
Respecto al guion, no puede decirse que sea el colmo de la originalidad, en base a las referencias comentadas, pero la película toma su propio camino y presenta su propia identidad, en una historia que quizás nos suene a ya vista, pero con unos personajes que nos importan y una trama que funciona (tanto la virtual como la del mundo real), incluida la romántica (y no es la que os pensáis…). Tampoco sería justo obviar los contras de la producción, como el hecho de que el nudo del film no está al mismo nivel que el fabuloso arranque o el impresionante clímax, pero el conjunto final no se resiente, siendo una producción que no decepciona y que estoy seguro que dibujará una sonrisa en el público una vez aparezcan los créditos finales. Se nota que la película esta diseñada para gustar, y vaya si lo consigue.

En cuanto a como aborda los videojuegos, seguramente cualquier aficionado la disfrute sin contemplaciones, pero hay que recalcar que el homenaje está dedicado a los juegos de actualidad (es decir, online) más que a los clásicos de toda la vida (para eso tenéis la estupenda e injustamente olvidada Pixels), aparte de ofrecer un mensaje que es posible que no todos abracen y compartan (y más en los tiempos que corren). A pesar de ello, no se le pueden negar sus valores como carta de amor al mundo de los videojuegos, notándose que hay un respeto por parte de las personas detrás del proyecto (Reynolds entre ellas). Como aficionado al mismo, yo he quedado encantado con los guiños y lo que se expone, siendo una producción que va más allá del mero homenaje (atención a los personajes de los desarrolladores).
Y llegamos a uno de los puntos clave para lograr que la película sea un éxito, que no es otro que el reparto, y el mérito no es solamente del siempre sensacional Ryan Reynolds. ¿Podemos afirmar ya que es uno de los intérpretes más cachondos y carismáticos del panorama actual? El actor jamás decepciona, entregado a la causa en cualquier producción en la que se asome (aunque sea como secundario) y dejando la sensación de que disfruta haciendo lo que hace. ¿Cuántos actores o actrices pueden decir eso? Pocos. Me alegro de que esté saboreando el éxito y espero que le dure muchos años, porque se lo merece, y quizás sin su participación la película no sería tan redonda. Reynolds, eres un crack.

Pero la cosa no se queda ahí, ya que el resto del reparto ofrece interpretaciones impecables, ya sea una genial Jodie Comer (actriz que he descubierto en este film y que me ha dejado asombrado), un formidable Joe Keery (Steve en Stranger Things, al que le auguro un gran futuro), un entrañable Lil Rel Howery o Taika Waititi (cómico y director de Thor Ragnarok o Jojo Rabbit) como villano de la función, mucho más convincente cuando se pone serio que cuando intenta ser gracioso. Por cierto, atención a los cameos, lamentablemente destripados por el propio Ryan Reynolds en su cuenta de Twitter, apenas unos días después del estreno en USA. No todo iba a ser perfecto en este buen hombre, pero lo aviso por si acaso…
Mención especial a la estupenda banda sonora, con una sabia utilización del éxito de Mariah Carey, ‘Fantasy’, dándole una vuelta de tuerca con un remix que le da mucho más valor al desenlace. Por cierto, la elección del repertorio musical fue cortesía de Reynolds (también productor). Retiro lo de que no es perfecto.
En conclusión, estamos ante una propuesta que cumple su cometido y da lo que promete, con una dirección ingeniosa, un guion emotivo e inspirado y un reparto espectacular. Pocos reproches se le pueden encontrar a una película tan bien intencionada, simpática (deja muy buen rollo) y sin pretensiones, que quizás no acabe siendo un film de culto (tampoco creo que se busque), pero que muchos recordaremos con cariño, siendo desde ya, una de las mejores películas del año. Gracias por productos tan evasivos, entretenidos y conscientes de sí mismos. Hacen falta más.
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