
¡Aleluya| ¡Alabado sea el Señor del Entretenimiento! Por fin una serie documental de Netflix que no duerme a las ovejas y entretiene a la vez que enseña. Y es que la plataforma no estaba muy atinada últimamente en lo que respecta a los documentales (bueno, ni en ningún otro formato…), con una serie de producciones dignas del olvido, y que dejaban la sensación de poco interés y esmero por parte de sus responsables. Afortunadamente, no es el caso de Cómo se convirtieron en tiranos, siendo una apasionante propuesta que sigue a seis dictadores en sus respectivos episodios, explicando su ascenso al poder y cómo lo mantuvieron, siendo una serie documental con el claro objetivo de educar, pero sin renunciar a entretener, y ahí está la clave de su éxito.
Los responsables de la serie son conscientes de que deben atrapar al espectador, y es por ello que aciertan al proponer episodios únicos de media hora de duración, en vez de apostar por interminables capítulos con relleno que ralenticen el ritmo. Saben lo que quieren contar y van al meollo de la cuestión sin paradas innecesarias, ofreciendo un ritmo vertiginoso y logrando que los episodios se pasen como un suspiro. Por otro lado, no se puede negar la valentía de los artífices de la producción a la hora de no escatimar en sucesos horribles, siendo respetuosos con la verdad y sin la necesidad de buscar desesperadamente el morbo. Así da gusto.
La serie se compone de vídeos e imágenes de la época, acompañados de interesantes (aunque breves) entrevistas a profesionales del tema, además de unas geniales (y a ratos hilarantes) animaciones que dan todavía más empaque a una producción en la que se nota que se han cuidado todos los detalles. Por cierto, si tenéis interés en verla en su versión original, que sepáis que el siempre estupendo Peter Dinklage (Juego de Tronos) narra los episodios, otorgando todavía más elegancia y buen hacer al conjunto.

A pesar de que todos los episodios funcionan y dejan buenas sensaciones (teniendo en cuenta lo espeluznante de los hechos), no se puede negar que el episodio de Corea del Norte podría haber dado mucho más de sí, quizás guardándose un as en la manga para dedicarle su propio capítulo a Kim Jong-un, pero algo le falta a ese fragmento. Tampoco se puede obviar la curiosa ausencia de populares dictadores, como Francisco Franco o Fidel Castro (apenas se les menciona de pasada), a los que espero que se analice en una hipotética segunda temporada, que espero que llegue a suceder, porque luego le dan luz verde a cada cosa…
Queremos más, ya que todavía hay mucha tela que cortar y se han quedado en la superficie. Cabrones… perdón (o no), dictadores los hay a patadas, por lo que hay muchas más historias que contar, aunque no negaré que dé algo de asunto que la serie se presente como un manual para tiranos. Sobre el papel queda curioso, e incluso gracioso, pero espero que ningún mini-dictador tome apuntes…
En conclusión, estamos ante un total cierto de la plataforma, cumpliendo su cometido a la perfección, al ofrecer una sabia combinación de historia y entretenimiento que no deja indiferente, y mucho menos si te atrae el tema. Se podría haber caído en el error de hacer otra serie aburrida que echase por tierra su atractiva premisa, pero los responsables detrás de la producción han sido inteligentes, poniendo toda la carne en el asador, y aportando frescura a un asunto bastante peliagudo. Una delicia y una propuesta que espero que haga ruido y se tenga en cuenta, porque para una vez que ofrecen una serie documental en condiciones… Dicho queda.
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