Cielo rojo sangre (Blood Red Sky) – Película Netflix – Una eficiente propuesta que no aprovecha todo su potencial

Cielo rojo sangre (Blood Red Sky) es la nueva propuesta alemana de Netflix, siendo un curioso híbrido entre el thriller, la acción, el drama y el terror (este último género en menor medida). Su llamativa promesa de terroristas y vampiros en un avión ha despertado el interés de propios y extraños, esperando de ella un cóctel de sangre y vísceras que no dejase indiferente. Lamentablemente, y aunque estamos ante una propuesta tan eficiente como entretenida, no se aprovecha todo su potencial, siendo más convencional de lo esperado, renunciando a desmelenarse y ofrecer lo que el público espera de un producto de estas características. Pero mejor vayamos por partes.

Poco se le puede reprochar a la dirección, siendo un trabajo estimable, pero que tampoco sorprende ni atrapa. Por otro lado, la excesiva duración de casi dos horas le resta puntos al conjunto, ya que hubiese sido sensacional que la película durase hora y media, teniendo en cuenta su premisa y que no deja de ser entretenimiento para pasar el rato. No se puede negar que se hace larga, ya que al film le cuesta arrancar, presentando a demasiados personajes y despertando en el ecuador de la cinta, con una segunda mitad muy superior a la primera, por mucho que se quiera cocinar todo a fuego lento. Quizás el problema es que una película como la que nos ocupa necesitaba un poco más de desenfreno y locura (hay algo de eso en uno de los fantásticos villanos), pero se toma demasiado en serio a sí misma, renunciando a cualquier posibilidad de ser más destacable y llamativa.

El guion es más sencillo de lo que se pretende, con el típico asalto terrorista a un avión con pasajeros, aunque con el aliciente de que uno de ellos es un vampiro. Esto que digo no es ningún secreto, ya que la supuesta gran sorpresa se ha explotado en todo su material promocional, siendo un recurso que no se sabe aprovechar y que podría haber dado más de sí de haber optado sus responsables por el secretismo, matando cualquier posibilidad de suspense. En la historia se visitan muchos lugares comunes, siendo bastante predecible y presentando a unos personajes cliché, como los terroristas desalmados, el lunático de turno (aunque aquí nada que objetar, porque es una delicia), la madre protectora, el niño que no se está quieto ni aunque le paguen, el egoísta que empeora las cosas… y podría seguir. Tampoco es nada malo, simplemente recalco que esto ya lo hemos visto todos antes, por mucho que haya vampiros de por medio.

Sorprende que la película prefiera apostar por el thriller y la acción (con toques de drama), en vez de por el terror (aunque ojo a los flashbacks, bastante interesantes), coqueteando con éste en sus compases finales, cuando ya está todo el pescado vendido. Quizás tendrían que haber dado una vuelta más a la historia, porque se ha perdido la oportunidad de hacer una cinta de vampiros sedientos de sangre en un avión, estando sus responsables más centrados en presentarnos a una vampira contra unos terroristas, como si fuese una suerte de Jungla de Cristal (Die Hard), pero con ese elemento fantástico de por medio. Sobre el papel suena fascinante pero, una vez vista la película, deja la sensación de que se han quedado a medio gas.

Sobra decir que la cinta desaprovecha la mayoría de sus elementos, ya sea su peculiar premisa o a algunos de los personajes con más potencial (es sangrante en algunos casos), en un cóctel que no acaba de funcionar como se espera de él. Sí, se pone toda la carne en el asador en el enérgico clímax, pero se podría haber contado lo mismo en mucho menos tiempo, e incluso mejor. Seguramente convenza a los espectadores que solamente busquen pasar una entretenida noche, porque la película no aburre y cumple como producto de evasión, pero podría haber dado mucho más de sí. Lo que viene siendo un quiero y no puedo de manual, aunque el resultado se deje ver.

En el reparto tenemos a una entregada Peri Baumeister como gran protagonista, cumpliendo tanto en su faceta de madre preocupada como de heroína sedienta de sangre. Dominic Purcell (Prison Break) convence como villano, aunque es holgadamente superado por un Alexander Scheer pasándoselo en grande y siendo la gran sorpresa del film. Es una lástima que la hilaridad del actor y el personaje no contagie al resto de la película, porque le habría venido genial. Se echa en falta un poco más de humor, eso seguro.

En conclusión, estamos ante una curiosa combinación de géneros que cumple su cometido, pero cuya premisa daba para mucho más. La dirección funciona y el reparto también, siendo indudable que lo que no acaba de cuajar es un guion en el que no se han tomado las decisiones correctas, porque una historia como la que nos ocupa necesitaba más punch y rock and roll, apostando sus responsables por el conformismo, al ofrecer un drama aéreo que ya hemos visto demasiadas veces, por mucho que los vampiros enseñen los colmillos. Lo dicho, para pasar el rato sirve, pero dudo que muchos la recordemos pasado un tiempo. Otra vez será.

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