
Reseña en base a los dos primeros episodios
En 2001 se estrenó una maravillosa película animada, siendo un clásico instantáneo e imperecedero, cargado de magia y con unos personajes inolvidables. Y no, no estoy hablando de Shrek (la cual le robó el Oscar, pero ésa es otra historia), sino más bien de una de las mejores producciones de Pixar, pero de lejos. En efecto, hablo de Monstruos S.A. (Monsters Inc.), una de las películas de mi infancia, querida por muchos, y cuya infravalorada precuela, Monstruos University, no tuvo tan buena recepción, cuando para un servidor casi estaba a la altura de su predecesora, siendo dos entregas fabulosas e impagables. Una vez soltados todos los elogios habidos y por haber, me centro en Monstruos a la obra, secuela directa del clásico original, y que nos cuenta qué sucede después de los hechos acontecidos en aquélla. La verdad es que es sorprendente, porque han pasado exactamente 20 años del estreno de la primera parte, y ahora Pixar ha decidido que es buena idea contarnos que sucedió después de aquel estupendo final (bastante cerrado, por otro lado).
A pesar de que soy fan de los personajes y sus dos aventuras, tenía bastante desconfianza ante esta nueva producción, por varias razones. Una, porque ya no me fío de Pixar, demostrando que está en claro declive desde hace bastantes años (aunque no negaré que disfruté con Luca, su última producción). Segundo, porque no me fío de Disney y su plataforma, con una estrategia que se basa en engrosar de forma desesperada su catálogo sin pararse a revisar la calidad. Algo así como Netflix, pero lo de la casa del ratón es más reciente y apresurado. Y tercero y último, pero no menos importante, porque no había necesidad de contar nada más de los personajes. O al menos eso es lo que creía, porque esta nueva propuesta del estudio me ha cerrado la boca pero bien (aunque más bien me la ha abierto, la mayoría de veces por las risas).

Y es que estamos ante un producto fresco y divertido, que recupera y capta la esencia de las películas, y que presenta una nueva historia tan interesante como original, siendo una secuela directa con sentido y que se nota que se ha hecho con cariño. Como ya he indicado, es sorprendente que hayan tardado veinte años para contarnos que sucedió después del épico final de la primera parte, enseñándonos las dificultades de la empresa para prosperar una vez han cambiado su modelo de negocio, y con unos Mike y Sulley al frente del mismo. Es un gran acierto que se haya apostado por poner a los míticos protagonistas como secundarios de lujo (aunque tienen más minutos de lo esperado, lo cual es de agradecer), presentando a un nuevo protagonista y una serie de secundarios a cada cual más hilarante.
Es digno de aplauso que el estudio del ratón (o del flexo, como prefiráis) no se haya conformado con realizar una propuesta únicamente destinada a los más pequeños, como hacen la mayoría de producciones de este estilo (secuelas directas en formato serie con la única finalidad de aprovechar el tirón del momento), ofreciendo un humor grueso y adulto que le viene genial al conjunto, con diálogos y momentos desternillantes que estoy seguro de que satisfarán a los fans de la marca. No obstante, quizás eso aleje a muchos niños, ya que no esperaba un humor tan alocado en una serie de estas características, siendo un conjunto de ideas que quizás se indigeste para según qué target del público. Espero que no sea el caso, porque estamos ante algo grande.

Respecto a los personajes, siempre es una gran noticia recuperar a Mike y Sulley, así como a los secundarios de los films, pero es que los nuevos han venido para quedarse, siendo entrañables y excéntricos a partes iguales, siendo imposible no quererlos desde el minuto uno. Hay dos que se llevan la palma (Fritz y Val), y ninguno de ellos es el protagonista (Tylor), aunque no se le puede restar valor al mismo, gracias a sus matices, siendo un conjunto de monstruos que amenizan la función hasta límites insospechados. Si esto acaba triunfando, os aseguro que Disney va a vender muchos peluches y Funko Pop.
Y ojo a la animación, que si bien no está al nivel de las producciones cinematográficas del estudio, no es un trabajo menor (como cabría esperar, ya que en Disney son muy tacaños), con un estilo acorde al clásico original, y unos diseños bastante interesantes. No se puede negar que es una animación sencilla, pero no chirría en ningún momento y respeta la técnica presentada en las películas, que no es poco. Una prueba más de la confianza y esmero que ha puesto la productora en su nueva serie.
En conclusión, quizás todavía sea pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero de momento la cosa no puede pintar mejor. Y es que es ese humor loco y unos personajes tan fabulosos (ambos elementos tan característicos de las obras originales), lo que hace que esta producción tenga sentido y razón de ser, siendo una sorpresa agradable y muy recomendable, que dudo que decepcione a los fans de las películas y que deja con ganas de más. No las tenía todas conmigo, y pensaba que era otra excusa de la compañía para explotar a sus personajes (todos sabemos lo que les pasa con las secuelas…), pero al final tenemos un producto sencillo, humilde y sincero, que sólo busca divertir y que, sin alcanzar el nivel de las películas (especialmente del insuperable clásico original), sí respeta las bases y supone una continuación más que digna. Este es el camino a seguir. Bienvenidos, Mike, Sulley y compañía.
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