
Hace unos meses se estrenó Jurassic World: Campamento Cretácico, propuesta de animación que expandía el universo de la saga, sorprendiendo a propios y extraños con una serie que respetaba el espíritu de las originales y ofrecía episodios la mar de entretenidos. Pocos meses después aterrizó una segunda temporada bastante inferior, con unas subtramas que aportaban bien poco, mostrando claros signos de agotamiento. Pues bien, esta tercera entrega (que también ha llegado pocos meses después de la segunda) nos confirma lo evidente, y que no es otra cosa que Netflix (que a ambiciosa no le gana nadie…) ha dividido una única temporada en tres partes, con tal de generar más contenido, cuando lo podría haber estrenado todo al mismo tiempo.
A pesar de ello, voy a valorar esta tercera (y supuestamente última) temporada como un producto único, siendo una entrega que vuelve a cumplir su cometido de entretener, teniendo las cosas más claras que en la segunda parte, pero que vuelve a dejar la sensación de que se han desinflado las cosas demasiado pronto, ya que todo se vive de forma distinta, perdiendo el interés del comienzo y creando la necesidad de que todo acabe por fin. Y es que la serie tendría que haber tenido menos capítulos, eliminando tramas que no han ido a ningún lado (la de los cazadores de la anterior entrega, puro trámite) y centrándose más en lo realmente importante, que es la huida de los simpáticos protagonistas, a los que no se puede negar que se les coge cariño.

Cierto es que la historia que mueve esta nueva temporada comienza un poco endeble, remontando al presentar una nueva amenaza que genera algo de interés, pero zanjándose demasiado pronto, volviendo a escenarios comunes de sobra conocidos y que no despiertan ningún tipo de emoción. Tampoco ayuda que esta última entrega tenga más episodios que las anteriores y tarde más en arrancar, como si los responsables estuviesen pagados de sí mismos y evitasen llegar al desenlace demasiado rápido, estirando un chicle que ha perdido el sabor.
Llegados a este punto, se puede afirmar que estamos ante una producción que se deja ver y que quizás convenza a los fans más acérrimos de la saga o a los más pequeños de la casa (aunque nunca obviando que hay muertes… muchas muertes, lo que sólo se puede calificar como una decisión atrevida para un producto de estas características), pero que ha acabado perdiendo frescura y gas a medida que se estrenaban nuevos episodios. Podría haber sido una serie más que recomendable y original, pero al final ha acabado siendo una más. Un desenlace que cumple, pero que tampoco está a la altura de los personajes principales, siendo éstos lo mejor del conjunto. Eso sí, se insinúan más episodios en la última escena con un final abierto. ¿Era necesario? Ya os digo yo que no, por lo que si regresan me quedaré con la duda de si esto va a mejor, porque creo que tres temporadas son más que suficientes. Y es que este es el problema de estirar las cosas innecesariamente, que acaban perdiendo el impacto y buen hacer inicial. Una pena.
Deja una respuesta