Jugando con Fuego 2 – Too Hot to Handle – Netflix – Segunda temporada – El mismo entretenimiento pero menos frescura en una temporada más forzada

Tercera temporada

Primera temporada

No voy a engañar a nadie: disfruté y mucho con la primera temporada de Jugando con Fuego (Too Hot to Handle), sorprendiéndome su frescura y buenas intenciones, en un programa que sólo buscaba entretener, consiguiéndolo sin mayores quebraderos de cabeza. Lo que viene siendo entretenimiento ligero e inofensivo, de esos que nos hacen falta de vez en cuando. Es por ello que me embarqué en la segunda temporada (fue un éxito rotundo) del concurso sin dudarlo, esperando volver a pasar un rato ameno y divertido, junto a unos protagonistas que prometían.

En los primeros episodios parece que todo está en orden, con un casting interesante, la promesa de bastantes risas (ese momento…) y las mismas buenas intenciones. Lamentablemente, pronto se le ven las fisuras a esta nueva entrega, entre otras cosas porque poco o nada tiene que ver con la anterior, ofreciendo un espectáculo más próximo a los reality que se pueden ver en cadenas de dudosa moralidad, que no a lo presentado en la primera temporada.

Y es que los responsables han querido captar más adeptos, bastardeando su propio programa y engañando a los espectadores con tretas que se ven a mil kilómetros, como el hecho de querer hacernos creer que los nuevos concursantes no sabían en qué programa estaban (como si no hubiesen firmado contratos…), dar protagonismo a los participantes con menos ética, o simplemente deshaciéndose de los que no les interesan (si no te enrollas con alguien, fuera). Porque sí, en su afán por aportar novedades, presentan las expulsiones como algo fresco, cuando es un recurso conocido por todos y que no aporta nada a esta segunda temporada. Sí, el año pasado echaron a una concursante, pero por su comportamiento distante, no por mero capricho. En esta nueva entrega, si no te relacionas con el resto o no muestras interés en tener sexo, a la calle (el mejor concursante del año pasado, El Contable, habría durado poco…), siendo una decisión que huele a rancio.

Esto le viene genial al concurso, ya que se van quitando de en medio a los concursantes que ya no les aportan contenido, como la chica que confiesa que no le interesa nadie, el chico que es obvio que no interesa a ninguna, o las nuevas incorporaciones que llegan para remover el avispero (es decir, romper las parejas ya formadas), pero que acaban liándose entre ellos. Obviamente esto último no es lo esperado por los productores, por lo que no dudan en expulsarlos con la excusa de que sólo piensan en sexo y no evolucionan, cuando en realidad acaban siendo una de las parejas más sólidas. No hay justificación posible para una serie de decisiones más que cuestionables.

Son estos caprichos argumentales los que sacan totalmente de esta nueva temporada, hasta el punto de que se nota que los responsables ya no están interesados en la evolución de sus participantes (por mucho que se mofen de su adicción al sexo y las relaciones cortas), presentando tres o cuatro talleres que aportan poco o nada, cuando el año pasado fueron más y mucho más provechosos. Pero este año manda el salseo, dando un protagonismo exagerado a unos personajes que no lo merecen, inventándose nuevas tramas para ellos (el momento de la ducha) cuando perciben que están perdiendo interés. Si generas contenido serás recompensado, por mucho que tu actitud diste de lo esperado (crear vínculos y comprometerte), el resto no les importa.

Y el colmo de las manipulaciones llega en el veredicto final, ya que al contrario que el año pasado, en el que se repartía el dinero entre todos (lo más justo y lógico), en esta segunda temporada han decidido que el dinero se lo lleve sólo un concursante, aunque eso sí, al no haber voto del público, los finalistas los elige el propio concurso. No había visto tanta democracia en mi vida. Y sí, los finalistas son los que más contenido han generado y supuestamente más han aprendido, cuando es obvio que todo es puro teatro, siendo los participantes más tóxicos (hay uno que clama al cielo…) y que menos simpatía despiertan. Intentan adornarlo todo haciendo finalista a la chica más sufrida del concurso, pero a la hora de votar se vuelven a ver claras las intenciones. La palabra tongo te viene enseguida a la mente, eso seguro.

Y es que ese es el gran problema de esta nueva temporada, que suena a forzado, guionizando todo todavía más y perdiendo la frescura que se presentaba en la muy superior primera entrega. No se puede negar que la nueva temporada cumple de nuevo su cometido entretener y que el casting tiene algo de gancho, pero de poco sirve si modificas tanto la premisa inicial y haces todo como te da la gana, no respetando a tus espectadores y provocando situaciones que recuerdan a la caspa de realities que es mejor ni mencionar. En conclusión, una temporada inferior, debido a lo comentado. Algo me dice que la siguiente entrega (que la habrá, de eso que no os quepa duda) será todavía más afín a lo que demanda el público de hoy en día (por decirlo de alguna forma), por lo que seguramente un servidor se baje. Y es que lo que hacía recomendable a la primera temporada es que se alejaba del tono grotesco y ruin de sus hermanas. Parece que el rumbo a seguir es otro. Una pena.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Blog de WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: