
Desde que vi el adelanto de esta serie documental en Netflix, supe que tenía que arriesgarme con esta promesa de hilaridad y desmadre Made in Japón. El artífice de todo es el humorista Ryuji Akiyama, el cual protagoniza los ocho episodios de la serie en diferentes personajes, ya que cada capítulo presenta una historia diferente. La verdad es que sobre el papel suena curioso e interesante, pero no ha podido ser. Y es que, lamentablemente, estamos ante una fallida propuesta que quiere divertir a toda costa pero que acaba quedándose en tierra de nadie.
La dirección de los episodios funciona, por lo que no se le puede reprochar nada del apartado técnico a la propuesta, siendo sus responsables totalmente conscientes cuando quieren resultar mediocres (como los trampantojos del capítulo del niño prodigio). Sin embargo, algunas historias se hacen exageradamente largas, durando media hora, siendo más acertadas las historias que duran poco más de veinte minutos. A la serie le hubiese sentado mejor un formato más ajustado en sus ocho tramas.
En cuanto al humor, de cada diez gags funcionan dos, y a veces ni eso, dependiendo de la historia (la del conserje es seguramente la mejor). Se aprecia el intento del cómico protagonista por hacer un programa absurdo y desternillante, pero es un tipo de humor de esos de «lo tomas o lo dejas», y mucho me temo que el público va a arquear la ceja en no pocas ocasiones (se cae en el ridículo casi todo el tiempo), siendo seguramente un producto diseñado para los fans más acérrimos del señor Akiyama (al cual se le nota pasándoselo en grande totalmente cómplice de sus propias bromas). Respecto al resto, seguramente no se os haya perdido nada en esta bizarrada sin sentido.
Y llegados a este punto, no se podrá decir que no arriesgo, aunque no siempre se gana. Y es que estamos una producción a la que quizás alguien le encuentre la gracia (hay gente para todo), pero que fracasa en su intento de ofrecer una propuesta hilarante y festiva. Tiene buenas ideas, pero no están bien ejecutadas, siendo un quiero y no puedo de manual. Para quien esto escribe, una oportunidad perdida.
Deja una respuesta