El experimento fantasma – Ghost Lab – Película Netflix – Una fascinante premisa desaprovechada en una imposible y fallida combinación de géneros

Como suele ocurrir una vez cada cierto tiempo, me he lanzado a ciegas (no hay ni una sola crítica en el momento de hacer la reseña) a ver esta peculiar película de Netflix, made in Tailandia, y que presenta a dos médicos que comienzan un experimento para demostrar la existencia de fantasmas. Sobre el papel suena bien, y la verdad es que la película tiene un arranque muy prometedor, con una primera hora que funciona y hace tener esperanzas en el producto. Lamentablemente, todo se diluye demasiado pronto y se revela como un engañoso espejismo, ya que estamos ante una propuesta que es incapaz de mantener el interés y que fracasa al intentar combinar diferentes géneros. Pero mejor vayamos por partes.

Nada se le puede reprochar a la labor tras las cámaras del director, siendo un trabajo más que convincente, en especial por una serie de instantes bastante tétricos (el de la primera aparición es fascinante). Es una lástima que los guionistas (entre los que se encuentra el mismo director) opten por renunciar al terror a la media hora, logrando momentos muy eficaces (en lo que a dicho género se refiere) en sus primeros compases. Una oportunidad perdida de hacer una película aterradora (la premisa invitaba a ello). Y es que ése es el gran problema de la cinta, comenzando como un film de terror con unos acertados y agradecidos tintes cómicos (los cuales no desentonan y funcionan), dando a continuación un giro brusco hacia el thriller, para acabar apostando por el drama (y forzando las escenas emotivas, cosa que no se consigue). Lo que viene siendo una traición al espectador, ya que si se hubiese mantenido el tono inicial, estaríamos hablando de una película tan efectiva como recomendable, además de una pequeña sorpresa (seamos sinceros, nadie esperaba nada de ella).

Se nota que los responsables quieren mantener el interés en la historia, con un arranque fabuloso y que engancha (ojo al espléndido ritmo), diluyéndose todo en el ecuador de la cinta, justo cuando se toma una decisión que en un principio tiene algo de lógica y sorprende, pero que finalmente acaba siendo un error de los guionistas. Cuesta creer que los mismos que están detrás de la primera mitad del film, sean los que luego optan por un cambio tan abrupto y fallido. Thrillers intensos los tenemos a patadas, pero propuestas de terror gamberras no tantas, notándose que los artífices del proyecto no tenían muy claro qué querían contar, y este es el resultado, un pastiche de ideas que acaba quedándose en tierra de nadie.

Los dos actores protagonistas se entregan a la causa, con dos roles bien opuestos, uno más extrovertido y alocado, y el otro más comedido, formando una simpática pareja que deja demasiado pronto de tener gracia por innecesarios caprichos del guion. Lo que comúnmente se conoce como terminar la fiesta antes de tiempo. Dicho esto, ambos cumplen con personajes que quizás en otras manos no habrían salido tan bien parados.

En fin, me quedo con las actuaciones, los aspectos técnicos (de nuevo, la película luce estupendamente, con algunos momentos muy interesantes) y la primera hora, pero no se puede obviar el gran error de la película (mezclar géneros y cambiar el tono sin ton ni son), haciendo que el conjunto final sea tan fallido como olvidable. Lo que podría haber sido este film y lo que acaba siendo, quedándote con un sentimiento agridulce una vez aparecen los créditos finales. Ellos verán, pero dudo que muchos abracen los imposibles giros de un film que quiere ser demasiadas cosas a la vez, y que acaba siendo un esperpéntico monstruo de Frankenstein. Otra vez será.

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