
Mucho se ha hablado de I Care a Lot, thriller protagonizado por Rosamund Pike y Peter Dinklage, el cual ha tenido un recorrido tanto por salas de cine, como por distintas plataformas (dependiendo del país, algo curioso). Las críticas y opiniones que he leído hasta el momento han sido bastante unánimes, destacando los logros de la propuesta en sus primeros compases, pero aquejando un pequeño traspiés en su última hora, con giros bruscos en la trama, impidiendo que el producto sea redondo. A pesar de dichas impresiones, me he acercado a esta curiosa producción, de la que ya adelanto que es mejor no saber nada, dejándose llevar por su peculiar historia. Y es que estamos ante un eficiente thriller que destaca por su fabuloso reparto.
Nada se le puede reprochar a la labor tras las cámaras del director, con un trabajo solvente y que está a la altura de un producto de estas características. Dudo que nadie espere ningún tipo de floritura en un thriller de esta índole, siendo el núcleo de la película su guion. Casualmente, el director también se encarga de esta parte, con una premisa bastante original y cargada de mala baba, que mantiene el pulso en sus dos horas de duración, las cuales no se hacen pesadas en ningún momento, atrapando la atención del espectador desde el minuto uno.
No obstante, y a pesar de lo interesante de la propuesta, no se pueden negar ciertos caprichos del guion, con una serie de giros y resoluciones que cuesta asimilar (aunque no estoy de acuerdo en que la cinta pierda el rumbo en su ecuador), aparte del hecho de que es imposible empatizar con ninguno de los personajes de la historia, entre otras cosas porque todos son odiosos hasta decir basta. Esa es la intención del guionista, pero son perceptibles sus esfuerzos porque nos preocupemos por algunos personajes, siendo una labor harto complicada cuando todos dejan mucho que desear, aunque no dejen de tener un punto maquiavélico la mar de atractivo, las cosas como son.

Pero si por algo destaca el film, es por la labor de sus intérpretes, empezando por una espectacular Rosamund Pike como gran protagonista. La actriz ya deslumbró con su inquietante labor en Perdida, de David Fincher, repitiendo aquí con otro personaje enigmático y al que conviene no hacer enfadar. Se nota que Pike saborea y disfruta este tipo de personajes, siendo una actriz a la que no se la está teniendo muy en cuenta, cuando tiene un talento que hace palidecer a otros compañeros más reconocidos y aplaudidos. Sin su labor, la cinta no sería lo mismo.
Se agradece la presencia de Peter Dinklage, tan estupendo y convincente como siempre, en un papel diferente al que nos tiene acostumbrados. Menudo actor, siempre engrandeciendo las producciones en las que participa. Destacar también la maravillosa labor de Dianne Wiest (la cual no se deja eclipsar por Pike, en unos careos geniales), a pesar de los pocos minutos con los que cuenta para su lucimiento.
En conclusión, estamos ante un interesante y fresco thriller, que cumple su cometido, y al que ciertas licencias del guion (algunas decisiones o un exceso de moralina totalmente innecesario) le impiden ser mucho mejor, pero no deja de ser un visionado bastante satisfactorio, en especial gracias a la estimable labor de su impagable elenco actoral. Si te gustan las historias diferentes, o te sientes atraído/a por su reparto, esta es tu película.
Sin oferder pero a mí me dejó bien frío especialmente por ciertas dudas más lógicas, y por qué siendo honesto, creo que estos fueron los mafiosos rusos más incompetentes que he visto en una película
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Tú nunca ofendes 😉
Sí, hay incongruencias en el guión, pero me pareció una propuesta interesante.
¡Gracias por comentar!
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