Gaten Matarazzo es un joven actor, popular por su gran papel de Dustin en Stranger Things. Netflix tomó buena nota de lo querido que era tanto el personaje como el actor, por lo que no dudaron en darle su propio show, un programa de cámara oculta enfocado al terror, aunque sin abandonar el humor, estando dirigido a un público mayoritariamente juvenil. Hace un par de años se estrenó la primera temporada, sin hacer demasiado ruido. No obstante, debió ser un relativo éxito, ya que ahora nos llega la segunda entrega.
No tenía demasiadas expectativas depositadas en la misma, ya que no quedé demasiado satisfecho con la primera entrega, entre otras cosas porque no ofrecía absolutamente nada al (sub)género de cámaras ocultas y se respaldaba demasiado en la figura de Matarazzo, el cual estaba algo desaprovechado. Pues bien, una vez vista esta segunda tanda de capítulos, se puede decir exactamente lo mismo, ya que no ha evolucionado en absolutamente nada, y mira que han tenido tiempo para ello. Pereza, tanto de sus responsables como de la plataforma, esto último ninguna novedad.
El sistema es el mismo, dos individuos que no saben lo que les espera (cuanta más diversidad mejor), una serie de actores en el ajo y Matarazzo interviniendo de vez en cuando, supuestamente orquestándolo todo, y haciendo una gran entrada al final. La verdad es que cabe preguntarse hasta qué punto es necesaria la presencia del joven actor, aunque no se puede negar que aporta simpatía y buen rollo al conjunto, pero se nota que sólo es la cara visible para vender mejor la propuesta.
En cuanto a las bromas, más de lo mismo, aunque quizás estén todavía menos inspiradas, perdiendo demasiado tiempo en presentar a los personajes y rellenando minutos (la duración suele ser de apenas veinte minutos, pero algún episodio se pasa de frenada), cuando lo único que realmente interesa es el final, donde se pone toda la carne en el asador y los sustos hacen acto de presencia. También cabe preguntarse porqué no van al meollo de la cuestión desde el minuto uno, y se entretienen sus responsables en unas historias que nos importan más bien poco.
En conclusión, estamos ante una propuesta que da más o menos lo que promete, pero que no deja de ser de usar y tirar, pudiendo haber dado más de sí y dando la sensación de que se desaprovecha al entrañable Matarazzo, utilizado como figura para atraer a los fans de la popular serie que protagoniza. Si eres fan del actor o te gustan este tipo de programas, quizás quedes satisfecho, pero para el resto… Dudo que nadie esté pidiendo otra temporada.
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