
Antonio Díaz (también conocido como El Mago Pop) es un conocido mago español. A pesar de su fama, mentiría si dijese que sabía demasiado sobre el mismo, más allá de algún truco que le he visto en Internet, pero nada más. Tampoco me fascina el mundo de la magia, pero no le suelo decir que no a espectáculos de esta índole, diseñados para sorprender al público. Pues bien, el popular mago nos trae a Netflix la versión española de Magic for Humans, que también mentiría si dijese que he visto siquiera un episodio de la versión original. No obstante, y después de todas estas confesiones, me he animado a ver esta peculiar propuesta, y la verdad es que ni tan mal.
Por un lado, se nos presentan episodios de apenas veinte minutos, lo que siempre es de agradecer, siendo experiencias que se pasan en un suspiro. También se agradece el buen hacer del protagonista del show (Antonio Díaz, para los despistados), no sólo ya por su buena mano con la magia (lo esperado), sino también porque tiene carisma y sabe conducir el programa con soltura, cosa que podría haber caído en saco roto en otras manos. Finalmente, destacar la genial realización (muy superior a producciones más grandilocuentes), notándose que hay un mimo detrás de producción, combinando los trucos con imágenes para introducirnos en el tema que se quiere abordar, como si de un documental se tratase.
La propuesta no engaña a nadie, ya que está bien claro el target al que está enfocada, que no es otro que los jóvenes, de ahí que casi todos los participantes del show sean adolescentes, además de los invitados (mayoritariamente influencers) o de los productos promocionados (no se esconden ni lo más mínimo), como marcas de refrescos o chicles. Esto último es curioso, ya que he llegado a pensar que el programa no es más que una excusa para publicitar los mismos, siendo un gran escaparate. Quizás este punto chirríe bastante, ya que a veces da la sensación de que están más preocupados en mencionar la marca que en el truco en sí.
Respecto a estos últimos, la mayoría son sorprendentes, pero algunos son tan llamativos e inexplicables, que queda la sensación de que ha habido algún «truco» digital en posproducción. Eso, o que Díaz es un maldito genio. Ver para creer. Y es que esta nueva serie de la plataforma ofrece lo que se espera de ella, aunque con el foco en los más jóvenes, siendo quizás una opción poco recomendable para los que prefieran la magia más tradicional. Una propuesta tan curiosa como simpática, que sirve para pasar el rato. Ni más ni menos.
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