
Ganadora recientemente en los Globo de Oro 2021 a mejor película drama y directora, Nomadland es la película que parte como favorita de cara a los próximos Oscars, cosechando impecables críticas. Es por ello que, con el añadido de la presencia de la siempre fascinante McDormand, tenía bastante interés en el proyecto, aunque me suele pasar que desconfío cuando hay tantas alabanzas de por medio, y más en productos de estas características (es decir, de corte independiente). Pues bien, una vez vista, debo confirmar que mis sospechas no eran infundadas, ya que estamos ante un intimista drama que, si bien tiene algunos elementos interesantes, peca de frialdad, en un viaje que deja un sentimiento agridulce cuando aparecen sus créditos finales. Y es que estamos ante otro caso de producto sobrevalorado, que sólo los críticos profesionales y entendidos de turno sabrán apreciar, distanciando al resto de los mortales. Un clásico.
La verdad es que es sorprendente que la directora Chloé Zhao se haya llevado ya un galardón a casa (se espera que repita en los Oscars), cuando su trabajo es bastante convencional, por no hablar del montaje, con escenas de apenas un minuto, impidiendo que el espectador conecte con la historia salvo en momentos puntuales. Cierto es que hay momentos bellos (aunque el mérito es más de los paisajes), pero de ahí a valorarlo como el mejor trabajo del año… Sin lugar a dudas, estamos ante otro caso donde se valoran más elementos ajenos que el trabajo en sí, porque no veo nada realmente memorable en la puesta en escena. Cualquier director podría haber hecho lo mismo, o incluso mejor. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
El guion también es cortesía de Zhao, y si bien es cierto que hay diálogos y momentos muy interesantes y emotivos, también deja la sensación de distanciamiento con lo que se nos pretende transmitir, en una experiencia desangelada y que se acaba quedando en tierra de nadie. No cae en lo soporífero, pero cuando finaliza te preguntas si el viaje ha merecido la pena. Tampoco ayuda según qué subtrama (como la del amigo), que si quitas del metraje quizás el resultado sea el mismo. Que nadie se lleve a equívoco, porque el mensaje está bien claro y la película no tiene demasiadas lecturas, aunque sea un trabajo pretencioso a todas luces, pero quizás no hacían falta casi dos horas para contarnos una historia más convencional de lo que quiere ser. Porque sí, la película quiere ser cercana a toda costa y hacer de lo cotidiano su base argumental, pero le falta garra y emotividad al conjunto, por mucho que se fuerce dicho aspecto con los monólogos de algunos de los secundarios (por otro lado, de lo mejor de la cinta).

Y no quiero pensar qué habría sido del film sin la omnipresencia de Frances McDormand, o, dicho de otra forma, de una actriz menos inspirada. McDormand vuelve a regalar otra actuación memorable, repleta de matices y que te lo dice todo con tan sólo un gesto, siendo merecedora de todos los premios habidos y por haber. No se los darán porque ya lo ganó hace unos años con la sensacional y muy superior Tres anuncios a las afueras (mucho menos aplaudida que la que nos ocupa, pero esa es otra historia). Ella es el alma de la película, y sin su presencia la cosa hubiese sido mucho peor. Mención especial para los secundarios, todos a la altura de las circunstancias y con momentos para su lucimiento.
Llegados a este punto, me viene a la cabeza la también muy superior Hacia rutas salvajes, que es un drama que no llamó especialmente la atención a los críticos, pero que se quedó en el corazón de una gran parte de los espectadores. Eso fue debido a la forma de contar las cosas, sin barreras de ningún tipo y accesible para todos, algo en lo que Nomadland falla estrepitosamente, siendo una película sólo apta para los entendidos y a la que el público mayoritario dará la espalda seguramente. Mi pregunta es: ¿por qué no se puede contar esta historia pero con un poco más de gracia y vida? ¿Por qué pensar sólo en los críticos y, por lo tanto, en los premios? Y es que estamos ante otra producción que será olvidada por todos en unos pocos años, incluidos esos críticos que la están aplaudiendo ahora con fervor. Sí, le darán el premio gordo, después de marginar a los otros dos films comentados, pero todos sabemos que no lo merece. Y es que, por mucho que lo intente, a esta cinta independiente le falta algo: alma. Juzguen ustedes mismos.
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