
Me encantan los perros, por lo que la nueva propuesta de Netflix, Terapia canina (Canine Intervention), me llamó especialmente la atención. Se trata de una serie de seis episodios en la que un especialista, Jas Leverette, intenta corregir los problemas de estos entrañables animales, desde su nerviosismo hasta la agresividad, en una serie de aventuras tan estimulantes como didácticas.
El problema es que no se ahonda demasiado en esto último, con una evolución de los perros demasiado abrupta, dando la sensación de que nos hemos perdido algo en el camino. Y es que se le dan muy pocos minutos a la parte del entrenamiento (la más interesante), seguramente porque Leverette quiera guardar sus trucos y no exponerlos, cosa que se entiende, pero no sé hasta qué punto este programa puede ayudar a los que tienen a tan leales compañeros. Quizás la solución sea llamar a este buen hombre, pero a algunos nos coge un poco lejos…
Los episodios funcionan y se hacen amenos (en parte debido a su corta duración), pero les falta algo para que la producción pueda destacar por encima de producciones similares, no aportando realmente nada novedoso o llamativo al panorama televisivo, siendo un pasatiempo recomendable para los amantes de los cánidos, pero que seguramente deje un sentimiento agridulce en los que pidan algo más.
En conclusión, estamos ante una propuesta simpática y que se deja ver, pero a la que le falta un último empujón para que la anunciada terapia cobre sentido, porque es obvio que algo no vemos como espectadores, en unos cambios y recuperaciones que casi parecen más propias de la magia que no de la labor del protagonista. No sé si habrá segunda temporada, pero espero que tomen nota para que, una serie que se queda en correcta, acabe siendo algo más, en especial por el tema que aborda. Curiosa, que no es poco.
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