
Loco por ella es la nueva apuesta de Netflix por la ficción patria. La verdad es que no tenía expectativas (ni prejuicios) de ningún tipo hacia ella, encontrándome ante una grata sorpresa, siendo una comedia romántica emotiva y por encima de la media, y lo que es más importante, tratando con respeto y buena mano un tema tan peliagudo como el de las enfermedades mentales. Pero mejor vayamos por partes.
La dirección corre a cargo de Dani de la Orden, capaz de lo mejor (como la estupenda Litus, su mejor película), de lo inofensivo (la olvidable El mejor verano de mi vida) o de lo peor (como la perezosa Hasta que la boda nos separe, que era una copia barata de una producción francesa), siendo un director que suele cumplir en su faceta tras las cámaras, y este caso no es una excepción. Se nota el cuidado en la puesta en escena, y eso es algo de agradecer en un producto de estas características, aunque luego no acabe siendo una comedia romántica al uso, como pudiese parecer en un primer momento.
La cinta prefiere abrazar un tono cómico más comedido (no busca la risa desesperadamente), haciendo cómplices a los espectadores de las locuras de sus simpáticos y entrañables personajes, ya sean sus dos protagonistas o los geniales secundarios. Es complicado ahondar en la trama sin revelar detalles, pero sólo diré que es mejor acercarse al film sin saber demasiado sobre el mismo, aunque sus intenciones son claras, que no son otras que las de normalizar enfermedades como el trastorno bipolar o la depresión, tan en tela de juicio en estos días, aunque cueste creer. Y es que esta comedia sin pretensiones ha hecho más por el asunto que la sobrevalorada Joker, que sigue dando de qué hablar, y no siempre es por algo positivo. Diferencias…

Los guionistas se esfuerzan por dar un poderoso mensaje al respecto, dando en la diana al abordar un asunto tan tabú y polémico desde la naturalidad, la cercanía y, lo más importante, el corazón. Se agradecen productos de estas características, tan necesarios para que la gente comience a concienciarse con algo de lo que pocos quieren hablar. Cierto es que el guion no es perfecto, como esos personajes que vienen y van sin aportar nada a la historia (los amigos), pero la sensación que deja es que las intenciones no han podido ser mejores por parte de sus responsables, y eso es algo que se tiene que tener muy en cuenta. No es otra comedia romántica del montón, invitando a la reflexión, que no es poca cosa.
Álvaro Cervantes y Susana Abaitua están impecables como los dos protagonistas, demostrando que sí hay talento en los intérpretes más jóvenes, y lo digo por los que siempre se fijan en cierta serie española, más preocupada en exponer a modelos que en la dicción. Aquí está la muestra, y estoy seguro de que ambos nos seguirán maravillando en los próximos años. Convincentes y totalmente entregados a sus personajes, lo cual se entiende porque están muy bien perfilados.
En cuanto a los secundarios, todos están geniales, pero destacaría al siempre fascinante Luis Zahera, uno de los actores más carismáticos y camaleónicos de España, enfrentándose a un personaje nada sencillo, y saliendo totalmente airoso en el proceso. Da igual lo que le des, que siempre te ofrece algo sensacional. Por favor, papeles protagónicos para este buen hombre, que no va a ser siempre el eterno secundario (aunque tampoco nos quejaremos, que siempre suma). Es una pena que Alberto San Juan (magnífico en la reciente y desternillante Sentimental) tenga una aportación tan testimonial, pero también se agradece su presencia.
En conclusión, estamos ante una comedia tan simpática y emotiva, como necesaria. No es ninguna maravilla, pero tampoco creo que lo pretenda, siendo un respetuoso y cariñoso acercamiento al tema de las enfermedades mentales, sin abandonar el humor y el optimismo. Una pequeña sorpresa que espero que sea recompensada con el tiempo, porque es muy superior a productos recientes mucho más cacareados. Muy recomendable.
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