
Regina King es una actriz que fue recompensada con un Oscar hace un par de años. Desde entonces ha hecho bastante ruido, ya sea protagonizando la serie Watchmen o con su debut en la dirección con el film que nos ocupa, que no es otro que Una noche en Miami… (One Night in Miami…). Las críticas han sido muy entusiastas (98% en Rotten Tomatoes), siendo una de las claras favoritas a los Oscar de este año.
Estrenada de forma exclusiva en Amazon, una vez vista debo confesar que me parecen exagerados tantos elogios, pero claro, nos ha tocado vivir unos tiempos en los que se valoran otros aspectos ajenos a la calidad del propio film, por lo que no es de extrañar el éxito de la propuesta. Que cada uno saque sus propias conclusiones… Y es que estamos ante un interesante drama, que se deja ver y cumple su función, pero que seguramente todos habremos olvidado en breves. Ni más ni menos.
La dirección de King convence, pero no destaca especialmente en nada, siendo más intimista cuando la acción sucede entre las paredes de la habitación del hotel (casi toda la cinta) y más convencional en otros tramos, aunque se agradece que intente plasmar un tono más jovial y desenfadado al conjunto, alejándose del drama por el que sí apuestan otros productos de las mismas características. La verdad es que sorprendería, y mucho, que nominasen a King por su labor, pero claro, teniendo en cuenta cómo se está valorando y premiando en la actualidad, dudo que dejen escapar una oportunidad semejante. ¿Apostamos?

Respecto al guion, es la adaptación de una obra de teatro, supuestamente inspirada en hechos reales, siendo el personaje de Malcom X (el más radical de los protagonistas, como cabría esperar) el motor central, ya que es el que genera el interesante debate que mueve el film, con unas conversaciones y disputas que alcanzan su punto álgido en la mitad del film. La verdad es que la primera hora me estaba dejando una sensación agridulce e insípida, pero, por fortuna, la cosa mejora en el ecuador de la película. Me gustan las ideas que se plantean y la personalidad tan marcada de los personajes principales.
No obstante, no se puede negar que estamos ante una película que perfectamente se podría haber estrenado directamente en televisión que a nadie le habría chirriado, siendo en realidad más insustancial y rudimentaria de lo que quiere aparentar. Sí, hay buenos diálogos, pero es muy inferior a otros films de la misma temática menos aplaudidos, pero claro, eran otros tiempos. Ahora son los tiempos de Spike Lee, Jordan Peele y cualquiera que tenga que decir algo al respecto sobre el peliagudo asunto del racismo. Y da igual lo que hagas o entregues, que te lo van a valorar positivamente, y este caso no es una excepción.

El reparto es, de lejos, lo mejor de la película, destacando sus cuatro grandes protagonistas, unos fabulosos Kingsley Ben-Adir, Eli Goore, Leslie Odom Jr (espléndido en el musical Hamilton) o Aldis Hodge. Cuesta dilucidar quién es el mejor de todos ellos (quizás Ben-Adir como Malcom X), pero la directora y el guionista son generosos, permitiendo a cada uno de los intérpretes lucirse en escenas concretas, ofreciendo los cuatro, interpretaciones que sí merecen nominación en la próxima temporada de premios. Vamos, nominaron al protagonista de la insufrible Déjame Salir (cuando no lo merecía), no van a nominar a estos inspirados actores.
Y eso es todo lo que se puede decir del film, siendo claramente exagerada su recepción crítica, pero suponiendo un entretenimiento correcto, que invita a la reflexión, y que al menos plantea un interesante debate, aparte de tener un elenco actoral en estado de gracia. La verdad es que, si se tiene que premiar a algún film por su temática racial, prefiero que sea a éste, que al menos se deja ver, y no a las olvidables (y en cierta forma espantosas) Da 5 Bloods o La madre del Blues (que se rumorea que serán también nominadas), porque eso sí que sería un crimen. Lo dicho, los tiempos que corren…
Deja una respuesta