Los vecinos de Montepinar se despiden de su mítico edificio en un estupendo final – Nuevos capítulos de la Temporada 12

La duodécima temporada de la longeva serie de La que se avecina ha llegado a su fin, pero sin ser un cierre definitivo, ya que han confirmado una más, en la que se avecinan (ejem, ejem) grandes cambios. Y es que estamos ante una temporada que ha devuelto la frescura y las risas a una serie que quizás ya mostraba signos de agotamiento desde hace un par de años, pero que ha sabido encauzarse gracias a unas tramas tan interesantes como hilarantes.

Antes de proseguir, debo advertir que voy a comentar algunos detalles de los últimos episodios de la última temporada, por lo que, si todavía no la has visto, quizás es mejor que no sigas leyendo. Dicho esto, vamos a entrar en faena. Como muchos sabréis (y si no ya estoy yo para explicároslo), Amazon adquirió la serie en primicia, al igual que ya hizo con la simpática El pueblo (de los mismos creadores y que ahora iremos con ella), estrenando la primera tanda de episodios (que ya reseñé en este artículo) con meses de antelación respecto a Telecinco, concretamente cinco, lo que ha hecho que los datos de audiencia en esa cadena sean bastante malos. Obvio, si la tienes meses antes en otra plataforma (el futuro, le pese a quien le pese) o al alcance por otros medios…

Sobre el cacareado cambio de edificio (a estas alturas hablar de spoiler es tontería, cuando han hablado de del asunto en todos los medios, quitándole algo de emoción al final), resulta que el decorado del mismo se encontraba en una nave industrial, que tenían alquilada a un propietario, y claro, los años pasan, la fama crece y el susodicho quería más. ¿La respuesta de los Caballero? Adiós muy buenas, con una excusa argumental que, seamos sinceros, le ha dado vida a la serie y le ha venido de perlas para ofrecer emoción y entretenimiento en unos últimos episodios que son una delicia.

Medio año después (demasiado, para un servidor), nos ha llegado de nuevo a Amazon la segunda tanda, con ocho episodios cargados de entretenimiento, risas y mala baba… mucha mala baba. Y es que si por algo se pueden destacar estos nuevos capítulos son por sus dardos a los políticos (se han cebado con un partido en concreto, y me extraña mucho que las temibles redes no estén ardiendo…) y a otros sectores, notándose que los guionistas no están casados con nadie y que tienen mierda para dar y regalar. Algo digno de aplauso, aunque los reaccionarios e intransigentes de siempre no lo verán igual, ofendidos cuando tocan lo suyo. Los tiempos que corren…

Aparte de esa bendita incorrección (oro puro en estos tiempos), me gustaría destacar el anunciado crossover de los personajes de esta serie con los de El Pueblo, que como ya digo, tiene sentido porque ambas series son de los hermanos Caballero. Si recordáis el desenlace de la serie de los simpáticos y entrañables personajes del pueblo (y si no es el caso, no sigáis leyendo), todos los visitantes se marchaban, con cierres abruptos y precipitados, quedándose solamente los originales (para un servidor, los mejores personajes, pero de lejos).

Pues bien, este regreso de los mismos junto a otros de La que se avecina, supone un acierto y una idea divertida, que cumple con creces las expectativas en los dos episodios en los que sucede (no es una gracia sin más, ya que tiene sentido en la trama). Aparte, ofrece una satisfactoria continuación a los que quedamos decepcionados con el final de la segunda temporada, aunque claro, no será el final, ya que se ha confirmado una tercera. Trabajo no les falta a los Caballero, desde luego. Esperando con ganas el regreso de Cándido, El ovejas y Arsacio.

En otro orden de cosas, sorprende que se mencione el tema de coronavirus, notándose que les pilló en medio del rodaje muy en el inicio de la pandemia, teniendo en cuenta las bromas que se hacen al respecto. Tampoco es la gran cosa, pero como detalle curioso no está de más mencionarlo, además de que, obviamente, la nueva temporada de la serie se va a retrasar, como han confirmado los creadores, no habiendo nuevos capítulos hasta 2022, por lo menos.

Y hay un regreso que ha tardado demasiado en cocinarse, y que no es otro que el de Germán Palomares (también conocido como El Moroso), cuyos lazos con uno de los vecinos ya se sospechaban, pero cuya identidad ha sido decepcionante, y más si tenemos en cuenta que hablamos de una trama que está en la serie desde el primer capítulo, hace ya doce años. Me hace gracia que en su momento se rumorease que Fernando Tejero iba a interpretarlo, antes de que se decantasen por el ya mítico Fermín Trujillo, el fascinante personaje interpretado de forma maravillosa por el inspirado actor.

El caso es que han escogido a un actor que ni es calvo (como sí se mostró en anteriores temporadas) ni es nadie conocido (con todos los respetos al actor, aunque aparece dos minutos…), desaprovechando una oportunidad única de hacer un cameo estelar de un actor más llamativo. Tantos años para esto… Ahí no han atinado los creadores de la serie, notándose que se querían quitar la trama de encima cuanto antes. Que ojo, el cierre es satisfactorio (en especial por el papel de la impredecible Fina), pero el casting y los minutos del personaje no.

Y hablando del tema, tampoco me ha funcionado la subtrama de la doble vida de Amador, a pesar de que el personaje sigue en su salsa (menudo actor es Chiapella… atención a su registro de muecas), aunque sí me han convencido otras como el romance entre Fermín Trujillo y Berta, el arreglo entre Alba y Raquel (por fin este personaje tiene sentido en la serie), la convivencia de Enrique y Bruno (personaje no muy querido pero que a mí sí me gusta, en especial gracias a la estimable labor de un entregado Luis Merlo), las personalidades de Agustín, algunas nuevas y todas impagables (aunque me quedo con Margaret Astor) o las aventuras de Antonio Recio (todas ellas), confirmándose este último como un personaje imprescindible. Lo digo por los rumores de que iba a abandonar la serie, al igual que otros intocables del reparto. La verdad es que sería una herida de muerte para la misma (al igual que la marcha de Pablo Chiapella), por lo que me alegro de que la cosa haya quedado en rumor, reconocido por el propio actor.

Y sobre el final, la verdad es que hubiese sido una despedida satisfactoria y emotiva para los vecinos de Montepinar, pero viendo que se mantiene el espíritu de la serie, que las tramas siguen siendo interesantes y que las risas están aseguradas, no me importa en absoluto que vayan a regresar estos inclasificables personajes, que han tenido que decir adiós al emblemático edificio (aunque más bien decorado) y a los que les esperan nuevas aventuras en un nuevo hogar. Una estupenda temporada que confirma que todavía hay mucho que contar, aunque la serie haya tenido un cierre de ciclo a la altura de las circunstancias. Esperando las novedades con muchas ganas. Larga vida a Montepinar… perdón, a sus vecinos.

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