Es innegable que los responsables de The Mandalorian están poniendo toda la carne en el asador con esta temporada, ya sea por apariciones especiales, como las de Ahsoka Tano o Boba Fett, o porque todo se está encaminando hacia un desenlace (de temporada, se entiende) que promete tenernos pegados al sofá. El caso es que este episodio no tiene ninguna concesión a los fans, pero sí que ofrece a cambio una gran secuencia de acción, aparte de emoción, intensidad y una serie de elementos que lo convierten en uno de los mejores capítulos de la serie, sin más.
El director y guionista es Rick Famuyiwa, responsable del episodio 1×06: El prisionero, uno de los peores capítulos de la serie, más bien por lo insustancial de la propuesta que no por su labor tras las cámaras, que tampoco era nada del otro aquel. Sin embargo, aquí nos regala un trabajo infinitamente superior, rescatando al personaje de Migs Mayfeld (interpretado por el actor y cómico Bill Burr), que sinceramente no me dijo nada en su anterior aportación, pero al que se le dota de más profundidad en esta ocasión, con un momento impagable y que justifica su vuelta a la serie.
Por supuesto, también tenemos ayudando a Mando a (unos desaprovechados) Fennec (secundaria que también fue rescatada de otro de los episodios más insulsos de la serie), Cara (que cada vez sorprende menos) o Boba Fett, gran estrella del episodio anterior, y que ya no es novedad, dejando la sensación de ser la estrella invitada, a la espera de que Disney le dé su propia serie. El caso es que asistimos a un episodio en el que todo funciona, desde la acción (con unos efectos especiales a la altura de las circunstancias) hasta los diálogos, con un instante concreto que parece un homenaje a cierta famosa escena de la magistral Malditos Bastardos, cortesía del maestro Tarantino.
Sinceramente, creo que está muy cerca de ser el mejor capítulo de la temporada, muy superior a los anteriores, y que deja con ganas de más, en una aventura que no se siente como mera transición, cosa que se agradece. Todo se desencadenó en el final del episodio anterior, y los responsables ya no tienen tiempo de más misiones secundarias, aunque quizás la que nos ocupa realmente lo sea, pero con una finalidad que afecta a la misión principal. Ya sabéis, rescatar a cierto entrañable personaje.
En conclusión, un capítulo memorable, que rivaliza con el 2×01 por ser el mejor de la temporada, y que ofrece las dosis justas de acción e intensidad para dejar un sentimiento satisfactorio. Veremos cómo acaba la cosa, pero de momento las vibraciones son más que positivas.
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